No es que pueda decir que me he empapado por completo de Gijón, teniendo en cuenta que solo he pasado cinco días (y cubriendo el FICXixón 2011 para Cineuá), pero desde luego es una ciudad para repetir. Y no solo por la gastronomia o el seductor aire añejo de ciertos paseos, sino porque, de una manera u otra, uno no se siente extraño allí. Por si fuera poco, la sorpresa hizo acto de presencia al descubrir la relación del festival con los habitantes de la ciudad, implicados totalmente con un programa alejado del mainstream pero que se integra en los rituales de sala comercial como si nunca hubieran existido diferentes cines. Así, las apuestas más radicales congregan en la sala a ancianos, jóvenes y parejas cargadas de palomitas, todos dispuestos a dejarse sorprender al cobijo de apuestas que nunca verían en cartelera.
Comentaba un compañero que la cola para ver Faust era kilométrica, hecho sorprendente teniendo en cuenta que Boyero (la supuesta voz del pueblo) la denostó pese a ganar en Venecia. Y no fue esa la única ocasión que ocurriera algo parecido, sino que más bien lo habitual era encontrar las salas con una ocupación digna de elogio, con espectadores que no temen leer subtítulos, desfilando ante propuestas como Hors Satan, Play, Michael y otras tantas que suponen un acertado muestrario de tendencias completamente alejadas de la industria.
No es necesario que repase los títulos más destacados de dicha edición, ya que tenéis la cobertura en Cineuá, así como el periódico del festival, en el que he tenido el honor de poder participar escribiendo sobre cinco destacados títulos de la programación. A cambio os dejo con los cinco títulos del certamen que creo que no os deberíais perder.
· Un amour de jeunesse (Mia Hansen-Løve): O de las intermitencias del amor, el recuerdo y la pasión
· Photographic Memory (Ross McElwee): O de la imposibilidad de habitar la memoria, pero de la oportunidad de comprender.
· Play (Ruben Östlund): O de las consecuencias de mirar a otro lado escudados en los contratos sociales.
· Faust (Alexander Sokurov): O de como abordar la obra de Göethe sin traicionarla ni transponerla, creando un potente puñetazo cinematográfico.
· Walk Away Renee (Jonathan Caouette): O de cómo el cine se ha convertido en una extensión de nosotros.