miércoles, 8 de septiembre de 2010

Grandes bandas sonoras: Matar a un ruiseñor


Elmer Bernstein para el film de Robert Mulligan.


martes, 7 de septiembre de 2010

La frase de la semana: Los Lunes al sol


"Buen gusto tenemos todos, éste lo que tiene es dinero."


lunes, 6 de septiembre de 2010

La imagen de la semana: Road to Sitges 2010 (I)


Falta apenas un mes para que arranque la 43ª edición del Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Catalunya y, asiduos como somos en LCM, dedicaremos cada lunes a hacer repaso de los films que este año nos esperan. Gran parte de la programación está por confirmar aún, pero hasta ahora ya se ha hecho oficial una buena lista de films que no hay que perderse.

Este año el festival conmemora el 30 aniversario de El Resplandor, por lo que el film de Kubrick hará acto de presencia en el festival, así como Psicosis (por su 50 aniversario) y Regreso al futuro (por su 25 aniversario) también pasearán sus bobinas por Sitges. Pero sin duda uno de los films que más gente estaba esperando es The Ward, el nuevo film de John Carpenter, un thriller de terror sobrenatural ambientado en un manicomio donde su protagonista (Amber Heard) se las verá con unos cuantos fantasmas.

Otro de los platos fuertes será la reciente ganadora del Festival de Cannes, Uncle Boonmee Who Can Recall His Past Lives, del director tailandés Apichatpong Weerasethakul. En ella veremos a su protagonista en sus últimos días revisitando sus vidas pasadas de manos de su difunta mujer y su desaparecido hijo. También tendremos A woman, a gun and a noodle shop, del famoso director chino Yimou Zhang, remake de Blood simple de los hermanos Coen en clave imaginaria.



Otro (innecesario) remake que veremos en Sitges será del de Déjame entrar, llamado Let me in y dirigido por Matt Reeves, de sobras conocido por dirigir Cloverfield. Otro dos títulos a tener muy en cuenta serán Vanishing on 7th Street y The Last Exorcism, dirigidas por Brad Anderson (Session 9, El maquinista) y Daniel Stamm respectivamente. Si bien de The Last Exorcism podemos imaginar su sinopsis, del film de Anderson toca echar un ojo al trailer, con el que cierro este primer repaso a lo que nos depara Sitges 2010.


domingo, 5 de septiembre de 2010

Grandes momentos del cine: Millennium Mambo


Film del que os hablaré en breve, pero del que os dejo ahora su conocido arranque.


Tonterías dominicales: "Yo soy sólo un humilde artesano del sopor."


Podría poneros mucha paja, info y fuentes, pero el caso es que no vale la pena con tal de acudir raudos al formspring de Jose Luís Garci. Parece ser que es real, y se muestra abierto a responder cualquier tipo de pregunta, pero resulta tan divertido leerlo que acaba dando igual lo real que haya en ello. Una muestra de ello sería las siguientes respuestas:


¿Te has dormido viendo alguna de tus películas?

Y hasta haciéndolas


¿Es usted más del synth punk, del post-rock o del indie folk?
Yo de frenadol o nolotil, si es lo que pregunta


Siento decirle que no he visto ninguna película suya; así que, ¿cual me recomienda? ¿Cuál es la película de
la que se siente más orgulloso?
De Alone in the Dark

Simplem
ente brutal.

sábado, 4 de septiembre de 2010

La recomendación del lector


Llegamos a la trigésimo novena edición de esta sección tras el prolongado parón vacacional. Tras la reseña de Ladrón (Michael Mann, 1981) toca abrir nueva ronda de recomendaciones vuestras para placer o sufrimiento de un servidor. ¡Round one, fight!

¡Comenta, y alégrame el día!

Ladrón: A man do what he's got to do


Los sueños no están hechos para los malditos, condenados a recorrer siempre el camino más complicado. Marcados a fuego los rostros con el estigma del pecado definen, con un primer mal paso, el resto de un devenir sin desvíos ni cambios de sentido. Carlito Bragante decía que nadie se reforma, sólo pierde fuerza con lo años, pero la inercia hace mella en la voluntad que nos hace evitar los mismos obstáculos una y otra vez. Así todo protagonista mostrado al otro lado de la ley al arranque de un film es un serio candidato a cambiar sueños por plomo.

Y es que el prolífico cine de robos ha dado grandes joyas, siempre auspiciadas en las esperanzas de unos personajes rotos con los que empatizamos a través de las ilusiones no realizadas, mientras otra vertiente ha sofisticado el robo como un fin en sí mismo dentro del propio espectáculo que es el cine. Y si bien Mann no es el primero en equilibrar ambas ópticas, si apuesta por un sucio realismo de bajo presupuesto alejado de la elegancia de La jungla del asfalto o el ritmo de Heist. Mann presenta en Ladrón una visión del proscrito desvestida del glamour de Heat y de la poética de Enemigos Públicos.

Arranca el film como no podía ser de otra manera, mostrándonos la perfeccionada técnica del protagonista en un robo que servirá de motor al film. Y si bien el primer acercamiento se limita a planos de los compinches en sus posiciones hasta entrar en la cocina, el desenlace se muestra prácticamente en tiempo real y con la minuciosidad de quien pretende que conozcas bien las dos facetas importantes de su personaje: lo que es y lo que hace. No en vano los nueve minutos introductorios se resuelven con un único e intrascendente diálogo entre el personaje de James Caan y un pescador.

A partir de ahí se trazan las líneas maestras que perfilan a un ladrón en busca de un paraíso anhelado durante años, un refugio emocional nacido del instinto de supervivencia del suicida, del que camina al final del túnel sin preocuparse por la mierda que pisa en su camino. Mientras el medio plazo mira de reojo el cobro de cada trabajo, el largo plazo piensa en la generosa jubilación con mujer, hijos y playa en un horizonte siempre distante. Es fácil, así, convencernos de que los impulsos violentos de Frank no son más que fruto de una rabia contenida que choca contra las trabas de la redención. Porque el pasado no son más que deudas que nunca llegamos a pagar.


Porque Mann no deja de poner un espejo a sus protagonistas a la hora de afrontar las vicisitudes
del amor, enfrentando el yo real con el yo deseado. Frank reconoce no haber dicho a la verdad a su ex-mujer ni al resto de sus parejas, y es su mejor y admirado amigo quien le abre los ojos sobre la necesidad de abandonar los disfraces. Las grandes empresas no se acometen de manera timorata, y si la mano es buena y el bote suficiente, no queda más que apostarlo todo.

Así es como Mann traza una trama de robos junto a una de redención, ambas pivotando sobre un epicentro femenino, motor del cambio. Y su hiperrealismo de bajo presupuesto muestra sin pudor la alternancia entre el intento de adopción de un crío junto a la sofisticación de un golpe a medio camino entre lo opuesto y lo complementario a la vida plena que Frank anhela. Pero en esas tesituras dudar o despistarse significa mostrar las fisuras de la armadura, y si la réplica se construye sobre un personaje tan entrañable como temible (interpretado por un excelente Robert Prosky) no queda más que quitarse el sombrero ante el cuarteto de personajes tan prototípicos como consistentes.

Ni tan sólo el título escapa a la simplicidad y honestidad que propone Mann, definiendo con un único adjetivo a un protagonista que busca huir de ese título. Thief es la historia de un ladrón que quiere pasar página y dejar de ser lo que es, de las trabas que pone la vida para que definamos quiénes somos, de elecciones que marcan nuestro destino y de como, una vez marcado, no hay clemencia que borre nuestras pisadas. 40 dólares nunca valieron menos la pena...

viernes, 3 de septiembre de 2010

La recomendación de la semana: Begotten


Más que un film, Begotten es una experiencia. Dirigida en 1991 por E. Elias Merhige (La sombra del vampiro) y considerada obra de culto, Begotten nos plantea una historia muy sencilla cuyo encanto reside en la forma. Merhige viste de pesadilla su escasa trama, haciendo de las imágenes la propia historia y atacando directamente a nuestros sentidos. Simplemente inprescindible.


jueves, 2 de septiembre de 2010

La mujer sin cabeza: El placebo social


Basta lo fortuito para forzar nuestra mirada hacia el retrovisor.

Basta el reflejo de una verdad para destapar nuestros engaños.

Basta callar entre la multitud para ver que estamos rodeados de humo.

Basta el rostro mudo de una mujer entre torsos parlantes para darnos cuenta que nuestra vida es ficticia.


Basta el silencio para ver que es el eco de nuestra alma.

Basta mirar hacia abajo para darnos cuenta que hacia arriba no hay Edén esperando.

Basta intentar contagiar nuestro entorno con verdades para darnos cuenta que preferimos una mentira de oro a una realidad de cobre.


Basta un alma somnolienta para que azar o destino siempre elijan el peor camino.

Basta una mentira para tapar el resto de mentiras, cerrar el paréntesis y seguir adelante con una sonrisa ensayada, con un contexto impostado, con una felicidad prefabricada.

Basta ...


miércoles, 1 de septiembre de 2010

Grandes bandas sonoras: Le Mépris


Compuesta en 1963 por Georges Delerue para el film de Jean-Luc Godard.