jueves, 14 de octubre de 2010

Sitges 2010: Días 5 y 6


Mi martes en Sitges arranca con la masterclass del mítico Joe Dante (Gremlins, Exploradores) en el Casino Prado. Mientras tanteo la opción de asaltar al presente en la sala Miguel Ángel Vivas (director de Secuestrados) para pedirle una entrevista, me planto delante de Joe Dante para pedirle un autógrafo, que amablemente me concede. A partir de aquí se nos hace un pase de Trailers from Hell, una colección de tráilers de películas comprendidas entre 1930 y 1980 y comentados por importantes personajes del mundo del celuloide. Comenta Dante que él acostumbraba a coleccionar tráilers, y que una vez se dio cuenta que en su garaje no hacían más que acumular polvo decidió colgarlos de internet. A partir de ahí muchos compañeros de profesión se unieron a la iniciativa, eligiendo sus films preferidos y comentando cada tráiler en piezas de no más de cinco minutos. 

Joe Dante se reconoce como hombre de la vieja escuela, experto en trabajar con bajos presupuestos y preocupado por un futuro que le da la espalda: “Empecé con films baratos para Roger Corman, y ahora vuelvo a hacer films baratos para Roger Corman”. Se mantuvo políticamente correcto durante la masterclass, aunque sutilmente atizó a la crítica y a las productoras más preocupadas por los beneficios que por la calidad. De paso resumió Avatar como “100 años de clichés metidos en una buena peli” y reconoció que tras Miedos 3D no hace ascos a ninguna clase de trabajo.

El día continúa con la vuelta a los orígenes de Takeshi Kitano tras su trilogía sobre arte y artista. Outrage nos plantea la lucha por el poder dentro de los clanes yakuza, donde el mínimo malentendido es capaz de desencadenar una espiral de violencia. Y es cierto que Beat Takeshi está presente en Outrage, donde un cutter le vale para causar estragos, pero el Kitano más inspirado se ausenta en un film tan plano como conformista. Veremos sangre, reiremos y disfrutaremos con su universo, a sabiendas que no estamos ante uno de sus mejores films.

Y el relajado martes se cierra para mí con Kanikosen, dirigida por Sabu y basada en la obra maestra de la literatura proletaria The Crab Cannery Ship, escrita por Takiji Kobayashi. Si bien ya existía una adaptación cinematográfica, el protagonista de Ichi The Killer intenta actualizar la puesta en escena sin modificar la ambientación de la obra, pero consiguiendo un film obvio. Pese a contar con escasos escenarios no consigue que ninguno resulte opresivo, e insiste en escenas que se repiten una y otra vez buscando que empatizemos con los trabajadores a base de acumular, no de convencer. El guión está claramente dirigido a representar la figura del mártir, pero no existe un trabajo formal correspondiente al mantener Sabu una distancia excesiva con sus personajes y una frialdad al retratarlos en sus encuadre.

El miércoles toca madrugar para ver el nuevo trabajo de Joel Schumacher, aunque el ritmo en Sitges hace que ni siquiera recordara algo más del film aparte de su título: Twelve. Basado en el best seller de Nick McDowell nos retrata los conflictos adolescentes de los chicos del  upper east side neoyorkino a través del punto de vista del chico bueno metido a camello tras la muerte de su madre. No vamos a encontrar nada nuevo en Twelve que no hayamos visto en otros retratos generacionales de este tipo, añadiendo una molesta voz en off encargada de constatar toda una serie de información presente en el libro, demostrando lo fallido de la adaptación. Pese a todo, salvaría una escena hermosísima donde la voz en off (Kieffer Sutherland) pone en palabras la importancia de aquellas cosas que, dando por sentadas, nunca decimos.

Agradable fue la sorpresa que supuso Easy Money, tercer film del sueco Daniel Espinosa que se sumerge en el mundo del tráfico de drogas en las calles de Suecia. JW es un joven ambicioso que trabaja de taxista para poder pagarse una vida alternativa de fiestas de alta alcurnia con una vida inventada. Un encargo y sus conocimientos como estudiante de economía le harán imprescindible en un grupo de narcotraficantes a la espera de un gran golpe que le valdría para asentarse en la vida de lujos que tanto ansía, pero con tanto dinero de por medio no hay nadie en quien se pueda confiar. Pese a la milimétrica y trabajada trama, la gran fuerza del film es el retrato de sus personajes, dejando claros sus motivaciones, sus miedos y sus frustraciones para acabar confrontando a todos ellos.




La siguiente en la lista fue My Joy, una rareza de la mano del ucraniano Sergei Loznitsa (Bloqueo, Sweet Sixties). En ella se nos hace un retrato atemporal de su patria y sus gentes, a través de varias escenas sin un hilo conductor del todo claro. En todas ellas se nos muestra un despiadado instinto de supervivencia en unos solitarios personajes más cercanos a lobos que a personas, saltando temporalmente para mostrar el estancamiento moral de un país atrapado en sí mismo. Para ello se basta de escaso diálogo y largas escenas donde la cámara busca descifrar el rostro de los habitantes de My Joy, film donde no hay cabida para la alegría.

Ya de vuelta a la sección de Noves Visions llegaba el momento de La doppia ora, mezcla de géneros del director Giuseppe Capotondi. Arrancando y acabando como un drama romántico el film se desliza suavemente por el thriller sobrenatural y el cine negro para dar respuesta al mcguffin en forma de robo. Capotondi nos entrega las piezas prácticamente desde el principio y las va colocando poco a poco, trasladando la importancia del desenlace del género al drama y creando un título tan imaginativo como hipnotizante. Gran parte del mérito es de su protagonista, Kseniya Rappoport, ganadora de la Copa Volpi en la pasada edición de la Biennale.


Y el martes se cerraba con el pase de 13 Assassins, una vuelta al clasicismo por parte de Takashi Miike con una historia de samuráis y traiciones. El shogun está dispuesto a dar poder a un cruel súbdito, por lo que otros samuráis fieles al juramento de proteger al pueblo decidirán acabar con él antes de llegar al poder. Ellos son 13 y el enemigo 200, y tras los preparativos durante casi tres cuartas partes del film da comienzo el último cuarto dedicado por completo a la batalla, violenta pero contenida. Buen film el del Miike donde olvida los excesos, opta por una dirección transparente y prescinde de grandes dosis de sangre teniendo en cuenta el número de muertos que hay en el film.

Y con esto se cierra el sexto día de intenso festival, quedando una recta final de tres día donde nos espera la palma de oro de Cannes, lo nuevo de Kim Jee-won, Bedevilled, Monsters, We are the night y otros tantos títulos. ¡Un saludo!

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