miércoles, 29 de junio de 2011

Grandes bandas sonoras: Rango


Un camaleón, un western y Los Lobos a cargo de Hans Zimmer.

 

lunes, 27 de junio de 2011

La imagen de la semana


Toca aprovechar que descubriera el video antes que la gente de Slashfilm, que hace un ratico se lo han apropiado. El caso es que el miércoles estrenan la tercera entrega de los robots tollinantes y, pase de prensa mediante, espero poder avisaros prontito de lo aconsejable de su visionado. En fin, todo esto es una excusa para colgar el video que sigue a continuación.

 

sábado, 25 de junio de 2011

La recomendación del lector


Venga, que ya vamos por la número 42 (tetragésimo segunda, para gastar bytes) edición de esta popular sección donde proponéis pelis, elijo una, escribo sobre ella y con algo de suerte quien la propone lee lo que escribo. Tomaros la libertad de llamar a mi puerta con vuestras propuestas.

 

viernes, 24 de junio de 2011

La recomendación de la semana: Generation Kill


Pues habiendo acabado ya Hermanos de sangre y dispuesto a ver The Pacific, uno se da cuenta de lo grande que es la obra de David Simon. La cara B siempre molaba más...

 

jueves, 23 de junio de 2011

Resultados de la encuesta sobre X-Men


Pese a la entusiasta recepción del film de Matthew Vaughn por parte de la crítica, parece que por estos lares ha habido algo más de sensatez en su valoración. Estos son los resultados:





Obra maestra: 0 votos
Notable: 2 votos
Buena: 5 votos
Regular: 1 voto
Mala: 1 voto






Como véis, la cosa queda en un "buena", más que justo para un film decente. Gracias a todos por vuestras votaciones.

 

sábado, 18 de junio de 2011

La puerta del cielo: Life happens...


Me he criado en una familia esencialmente de izquierdas, aunque prácticamente apolíticos, más aferrados al populismo partidista que no a la conciencia crítica. La inercia es el cobijo de quienes creen que no pueden cambiar nada y, si se va la luz, se va primero en casa propia y después en el resto del vecindario. Por ese sentimiento izquierdista arraigado sin cuestionamiento alguno me sorprende escuchar a mi infante sobrino despotricar contra los inmigrantes por causa y motivo de las ayudas económicas que reciben y que a él le vendrían de perlas para adquirir el enésimo videojuego de moda, amparado en arribistas sentencias fruto de una multiculturalidad disjunta. Total, la culpa es siempre del vecino.

Ante eso no puedo más que reflejar lo actual que resulta un film como La puerta del cielo, cobijando en mi sobrino las dos facetas que Cimino plantea: la pérdida de la inocencia y la xenofobia, ambas íntimamente ligadas. Porque al fracaso siempre se le buscan padres mientras de los méritos siempre reclamamos la paternidad y, en ese proceso, gota a gota, cerramos puertas a sueños cuidados con mimo durante años para asumir un presente que creemos equivocado, una distopía que no hemos pedido ni creado y que no admite devolución sino que invita a la queja mascullada. Ya se sabe, la vida es lo que pasa mientras hacemos otros planes.


Así arranca La puerta del cielo, con la vital graduación universitaria de unos jóvenes dispuestos a comerse el mundo, la antesala del triunfo convertida en un instante donde mortalidad, fracaso y tristeza parecen conceptos creados para otros. Fundido a negro, elipsis y la imagen misma de la decepción: un hombre de aspecto descuidado durmiendo en un tren. Si bien el tren representa el viaje omitido, el aspecto del protagonista choca frontalmente con la pulcritud vista en su presentación, así como la inagotable jovialidad se torna en la apacible e improductiva cabezada impensable en quien se mostraba incansable en su búsqueda de la felicidad. Con ello Cimino siembra ya el núcleo emocional de su narración: la nostalgia.

A partir de aquí el relato crece a lo ancho, añadiendo variables sentimentales e ideológicas para elevar su canto a la pureza de la juventud en un país/mundo obstinado en convertir sueños en quimeras. Y en ese desarrollo vemos como la aparente simpleza a la que invita la ingenuidad se torna en retorcidas problemáticas más propias de quien ya no tiene sueños: ni la chica del bueno es realmente suya, ni el malo no solo no es tan malo, sino que es amigo íntimo del bueno y pretendiente de la chica. Es en esa elipsis que hay tras el arranque donde el cine esconde habitualmente lo superfluo, lo innecesario, lo que llamamos vida y que básicamente es el incidente que motiva el resto del metraje.

Todo lo demás en La puerta del cielo es anticlimático, desubicado, incómodo, como la amargura de un infante, que no debiera estar ahí. Supongo que es cierto aquello de que jamás se vuelve al hogar, y que a medida que crecemos cada vez estamos más lejos del sitio en el que queremos estar, tiñéndose blancos y negros en grises y con un amargo bagaje de errores que definen lo que somos. Por todo eso el film de Cimino se antoja como el último refugio de los perdedores, el último tren a un destino que creímos perdido, justicia y chica como recompensa y la esperanza de una pizarra limpia al abandonar el campo de batalla. Pero no, la vida es amarga, y poco importa la bella compañía en alta mar porque las elipsis, pese a todo, existen.

Así que toca buscar esos pequeños oasis (curioso que no tenga plural...) y olvidar pasado y futuro, suspendernos en la inopia y vivir nuestro particular 4 de Julio, llevándome a mi sobrino a tirar petardos como si no hubiera mañana, y como si tampoco hubiera habido ayer. Porque la puerta del cielo no existe, por más que la busquemos, por más metraje que se añada, porque el campo estará por siempre plagado de cadáveres y los cuerpos marcados por los pecados, de los que arruinan carrera, hunden productoras o pervierten la inocencia. Sólo los muertos alcanzan el olvido, y esa es la verdadera puerta del cielo.

 

viernes, 17 de junio de 2011

La recomendación de la semana: El fotógrafo del pánico


Esta semana toca una facilita, básicamente porque aún no la había visto. Y sí, definitivamente el film de Michael Powell es muy recomendable.

 

martes, 14 de junio de 2011

La frase de la semana: Un, dos, tres... al escondite inglés


"El amateurismo me saca de quicio."

 

sábado, 11 de junio de 2011

Jackass 3D: la sofisticación del dolor

 


No puedo evitarlo, cada vez que veo este video me parto el ojete. Es posible que sea un fake, pero tanto me da, el chiste no está en lo verídico sino en el conjunto audiovisual. Este ejemplo es uno de mis mitos de Youtube, pero estoy seguro que cada uno de vosotros tiene los suyos propios, y habitualmente asociados no precisamente a la excelencia humana. Los videos que acosumbran a correr como la pólvora entre cuentas de correo acostumbran a provocar una sonrisa o sonora carcajada, o bien un profundo asco o vergüenza ajena, pero rara vez la admiración.

No entraré en la psicología que nos mueve a reirnos del mal ajeno (¡no sabría!), pero sí en como un producto como Jackass reboza la esencia del dolor ajeno para conventirlo en entretenimiento para masas. Porque ya no hablamos de Videos de primera o Humor amarillo, donde el dolor era un acto tan violento como fortuito sino que aquí el protagonista busca el dolor como fuente de diversión, vistiendo el acto de fiesta para banalizar la violencia.


Simple, ¿no? Pero a la vez creativo, o capaz de sorprenderte (para bien o para mal... o para ambos) y transmitirte un ambiente donde no parecen existir reglas ni aburrimiento. No sublimaremos los méritos de la saga Jackass, pero al igual que nos contagiamos de la fresca irreverencia que ya vimos en Resacón en Las Vegas, además Jackass transmite por el simple hecho de ser real. Ahí es donde para el espectador contemporáneo conecta con las películas porque sus protagonistas se parte literalmente las pelotas para que nosotros nos partamos la caja, dando un plus de dedicación a un mercado netamente comercial.

Con ello tenemos una bella disociación, ya que somos conscientes que el dolor que sienten sus protagonistas es tan intenso como real, pero se suavizan las formas y se recurre al montaje para que lo obviemos más allá del impulso instintivo, en pro de una lúdica teatralización: no es lo mismo una patada voladora en la cara entre fornidos luchadores, que la patada voladora de un miembro de una brass band (en gallumbos) a otro (en mayas), provocando que el segundo parta una piñata con la cabeza.


En el caso de Jackass se consigue la inversa de la verosimilitud que se busca en el cine, ya que tendemos a pensar que todo tiene truco y que poco de lo que vemos es real, pese a la constante muestra de contusiones (y sin embargo, poca sangre). Así es como el genio loco de Knoxville transmite una extraña sensación de vitalidad, de dulce locura donde nuestro percepción de ser inmortales se pone a prueba constantemente en una loca celebración de la vida. Sí, suena cursi, pero os aseguro que al acabar cada una de las entregas es difícil no esbozar una sonrisa mientras extrañamente piensas lo bien que se lo pasan unos doloridos chiflados.

Y eso enlaza con Youtube y la propia industria del entretenimiento, siempre a la búsqueda de nuevas maneras de sorprender al espectador (¿Guaypaut?), adaptando constantemente el formato en función de las necesidades del espectador. Si bien ciertos géneros reclaman ficción (aventuras, terror), otros piden un acercamiento realista (drama, comedia), derivando casi todos los formatos televisivos en aquellos géneros que piden verosimilitud. Aunque como todos sabemos, nos aburrimos pronto de las cosas.


De ahí que Jackass se haya superado entrega por entrega, puliendo la fórmula y estilizando la violencia para presentar un inocuo espectáculo donde el dolor parece ficcionado. En pocas palabras, un hombre disparando con el culo una cerbata hacia un globo sujetado por el culo de otro tipo sólo resulta gracioso cuando lo vemos, no cuando lo verbalizamos, y Jackass está plagado de infinidad de gilipolleces que sólo al verlas resultan brillantes, eso sí, con el habitual añadido de golpes en las pelotas, vómitos, gritos y risas.

Y es que muchas veces buscamos que el entretenimiento no sea una experiencia intrascendente, buscando significado a propuestas que meramente deben hacernos olvidar que el tiempo no se para. Con ello, añadimos matemáticas a la genética y, en ocasiones, excusamos nuestras tendencias apelando a virtudes formales o lugares comunes varios. Los gustos van por barrios, pero en mi caso reconozco abiertamiente que mientras la primera generación de los X-Men me hacía dar algún que otro bostezo, me he tragado la trilogía de estos locos suicidas con más carcajadas que pestañeos.

 

viernes, 10 de junio de 2011

La recomendación de la semana: Millennium


Tremenda bizarrada protagonizada por Kris Kristofferson. Todo un canto a lo peor de los 80 en una cinta con romance y viajes en el tiempo.

 

miércoles, 8 de junio de 2011

Grandes bandas sonoras: Starman


Ciertamente muy ochentera pero potente y con tintes muy marcianos. Compuesta por Jack Nitzsche para la tibia película de John Carpenter.

 

lunes, 6 de junio de 2011

La imagen de la semana


Pues hoy toca taquilla americana, donde reina X-Men: Primera generación con 56 millones de dólares su primer fin de semana. Seguramente repite posición en la taquilla española, aunque lejos (obviamente) de las cifras americanas. Y aprovechando la coyuntura, os dejo la encuesta sobre el film, ya que ha recibido muy buenas críticas.

 

viernes, 3 de junio de 2011

La recomendación de la semana: Los abrazos rotos


Obvio, lo sé, pero es que es una puta maravilla de película que he tardado en visionar. Todos buscamos ese momento eterno...

 

miércoles, 1 de junio de 2011

Grandes bandas sonoras: The girl with the dragon tattoo


Trent Reznor y Karen O para el film de David Fincher, remake americano de la saga Millenium. Si en La red social ya adaptaban a Grieg, ahora toca Led Zeppelin, para gozo de un servidor.