domingo, 31 de agosto de 2008

Hellboy 2: El ejército dorado: Del Toro se va de rúa


La fama de Guillermo del Toro es directamente proporcional a su imaginación. Desde su vampírico debut con Cronos, al éxito que supuso la sobrevalorada El laberinto del Fauno, el imaginario creado por Del Toro ha ido creciendo en número y calidad. Y en eso reside su maestría, en plasmar en pantalla lo que crea su mente.

Cuando en 2002 estrenó Blade II, su carrera entraba en una libertad creativa como jamás había tenido, con lo que pudo empezar a dar rienda suelta a su creatividad visual. Si Blade II recaudó 3 veces lo que costó, Hellboy no llegó al doble. Sin embargo el éxito de El laberinto del Fauno recaudó más de 4 veces su coste de producción. No todos fueron un gran éxito de taquilla, pero la crítica se volcó con él hasta llegarle el éxito con su producción española, que obtuvo 6 nominaciones a los Oscar, ganando los 3 menores. Retomar las aventuras del diablo rojo antes de volcarse con la ambiciosa adaptación de El Hobbit era algo obligado, como fan del cómic que es, y la ayuda del propio Mike Mignola en el guión.

Pese a haber acabado con Rasputín, Hellboy (Ron Perlman) sigue teniendo trabajo que hacer. Su actitud pone de los nervios a la agencia, que además tiene que lidiar con las discusiones conyugales derivadas de la convivencia del rojo con Liz (Selma Blair). Pero esos problemas quedarán a un lado cuando el despiadado príncipe Nuada (Luke Goss) decida resucitar al Ejército Dorado para acabar con el ser humano.

El grupo necesitará un líder que lleve por el buen camino a Hellboy, y la aparición de excéntrico y sabio Johann Krauss (John Alexander) completará el equipo, que deberá evitar la resurrección de tan temible ejército, mientras Abe (Doug Jones) y Hellboy lidian con sus propios problemas sentimentales.

Con un hermoso arranque, cercano al de La joven del agua, Del Toro nos sitúa dentro de la historia y nos regala un cameo de John Hurt. A partir de aquí, lo que ya vimos en la primera entrega, pero con doble ración de seres extraños y desarrollo de personajes. Esa es la base de esta secuela, dar rienda suelta a los elementos que ya vimos en Hellboy.

No nos engañemos, esto es una cinta de acción y aventuras, con toques de humor y drama, pero lejos de la ambición de El caballero oscuro. Sólo la contextualización de El laberinto del fauno daba cierta profundidad a la cinta, y en este caso es el desarrollo de los personajes lo que da algo más a la cinta.

Con una ambientación y efectos especiales intachables, gana fuerza lo poético de ciertas escenas, siendo especialmente destacable la del elemental del bosque. Eso nos confirma a Del Toro como un artesano visual, jugando en su contra la simplicidad del guión en una apuesta que no cumple con lo que se nos muestra al inicio.

Ron Perlman ha nacido para interpretar al diablo rojo, mientras que el resto del reparto cumple correctamente, dada la limitación impuesta por la caracterización. A ello añadir la excelente labor de Danny Elfman a cargo de la banda sonora y Guillermo Navarro como director de fotografía. Y es que al film no hay nada que reprocharle en el apartado técnico.

En definitiva, Hellboy 2: El ejército dorado es un excelente entretenimiento, un festival imaginativo salpicado de humor, con personajes humanizados sobremanera y donde sólo el desarrollo de la historia cojea en algunos momentos. Un excelente entrante para el plato fuerte que El Hobbit ha de ser en la carrera de Guillermo del Toro.

Lo mejor: La escena del elemental del bosque.

Lo peor: A ratos previsible, y un ejército dorado que no acaba de ser tan temible como se espera.

El dato: Para dirigir esta secuela, Guillermo del Toro renunció a dirigir Halo, Soy Leyenda, Llamada perdida y Harry Potter y el príncipe mestizo. Ron Perlman a su vez renunció a un papel en Dragonball.

Grandes momentos del cine: Platoon


Stone, Dafoe y Barber en una imágen casi icónica. Uno de los mejores films de la época dorada de Oliver Stone. Ganó 4 Oscars (Película, director, montaje y sonido) de 8 nominaciones.



viernes, 29 de agosto de 2008

La recomendación de la semana: El maquinista


Potente thriller donde podemos ver en plena acción al actor de moda, Christian Bale. Antes de ser El Caballero Oscuro (aquí mi crítica), fue Trevor Reznik, atormentado trabajador incapaz de conciliar el sueño. Producción española dirigida por Brad Anderson (Session 9) para un film que, pese a su calidad, pasó bastante desapercibido.


jueves, 28 de agosto de 2008

El caballero oscuro: El discurso al servicio del espectáculo


Es innegable que el revuelo causado por El caballero oscuro le ha favorecido en taquilla, pero perjudicado en su valoración. Todos hemos esperado demasiado del film de los Nolan, y no ha faltado gente dedicada a resaltar sus defectos. Sin embargo, también ha generado toda una serie de debates en la blogosfera, de reseñas de un altísimo nivel que indican claramente que la profundidad del film va más allá de lo que dura su metraje.

Su discurso, siempre supeditado a cánones y exigencias de espectáculo y taquilla, acaba por calar. Buscamos aire en el frenético montaje y acaba por desbordarnos, como al propio protagonista, mostrando que las decisiones precipitadas no siempre se toman acorde a un sistema de valores. Es ahí donde el film da un paso más allá, a medio camino entre la diversión y la obra de arte. La misma batalla que implica a Joker y Batman, donde todo espectador puede considerarse un Harvey Dent en potencia.

Situada varios años después de lo acontecido en Batman Begins, Gotham sigue sumergida en el crimen y la corrupción. En un mundo donde quienes imparten justicia (jueces, policía) viven más al margen de la ley que los criminales, los habitantes de la ciudad confían en Batman (Christian Bale) como esperanza de futuro. La justicia personificada en un anónimo disfrazado que incumple tantas o más leyes que las personas contra las que lucha.

En plena operación contra los fondos de las mafias de Gotham, irrumpirá un nuevo e inquietante personaje. El Joker (Heath Ledger) hace aparición en la ciudad con la única intención de destruirla desde dentro, involucrando a Batman en sus incompresibles planes. Si Batman asumía que su ley en la sombra debía dejar paso a la de Harvey Dent (Aaron Eckhart), el Joker obligará a Batman a llegar al límite de su moral para hacerle frente.


Tintes de drama clásico salpican constantemente esta cinta, donde el vertiginoso montaje deja poco tiempo a la reflexión. La dimensión de la cinta de los hermanos Nolan se eleva al ritmo que el Joker trenza sus planes, en la dualidad que representan villano y héroe. La disección de los personajes es perfecta, desde la lúcida locura del Joker a su influencia en Batman y Dos Caras, en una evolución que funciona como perfecta antesala a su desenlace.

Y aquí hallamos la grandeza de El caballero oscuro, en su discurso, en su capacidad para dar sentido a planes y diálogos, de proponernos un magistral y frenético entretenimiento, que nos lleva a nosotros mismos a cuestionarnos sobre tan antagónicas figuras. Si la figura que representa la justicia en Gotham quiere acabar con el Joker, tendrá que convertirse en él, redefinirse, tal y como en la primera entrega hizo con el concepto de guardián de la justicia.

El film juega con los elementos clásicos que provocan en terror en nuestra moderna sociedad, a base de videos en televisión, actos sin sentido e incluso renunciando a la mayor arma existente: el dinero. Así vemos como el Joker más que pretender destruir los cimientos de una sociedad, pretende hermanarse con ella, como hijo suyo que es, pervirtiendo su dos mayores baluartes: la figura pública e icónica de la justicia (Harvey Dent), y el temido guardián en la sombra (Batman).

Todo ello trazado a golpes de guión donde cada escena tiene un sentido inmediato, y es germen de cambio para lo venidero en un puzzle abrumador que, salvo un par de hechos muy desubicados, golpea al espectador sin piedad durante los 150 minutos de metraje. Así nos sentimos cómplices en la impotencia del héroe, desbordado por un villano al que supera sobradamente en el terreno físico, pero instalado en un terreno ético y moral al que no puede llegar. Basta la desafiante soberbia del Joker pidiendo a Batman que le atropelle con la moto.

Cierto es que parte del montaje (Lee Smith) peca de pomposo, las momentos musicados (James Newton Howard y Hans Zimmer) de excesivos, y algún giro de guión desacertado, así como la sensación de que los hermanos Nolan no han querido salirse de lo políticamente correcto, cerrando el film con un final descafeinado. Pese a eso, la enorme brillantez de gran parte de El caballero oscuro, la eleva varios peldaños por encima del cine de entretenimiento. La labor técnica roza en varias ocasiones lo magistral.

Los actores cumplen sobradamente con su papel, gracias a un guión que ha priorizado su correcta composición. Batman pasa a ser un secundario donde el mérito está en su evolución (Bale cumple con el piloto automático), Harvey Dent vive en ambos lados de la balanza y pese a lo abrupto del salto, Aaron Eckhart borda el envite. Morgan Freeman, Michael Caine, Gary Oldman y Maggie Gyllenhaal aprueban sus respectivas intervenciones, breves pero importantes.

Y sin duda, la gran estrella es Joker, de apariencia endeble y demoledores actos, huyendo del histrionismo. Decir que Ledger está perfecto en el papel es algo de sobras conocido. Pero más allá de la labor del coral reparto, su rol cobra importancia en cada hecho del film, donde los diálogos son el motor de la historia. Si el Joker se basta solo para ocupar su lugar en la balanza como dinamitador de valores, Batman representa el brazo ejecutor del opuesto. Ahí Alfred representa el elemento estabilizador y guía para el héroe, Rachel sus limitaciones y la propia identidad, Dent la figura de la necesidad real de dicha sociedad que ha creado a Batman, y Gordon la esperanza de encontrar ideales en dicha sociedad. Un solo elemento capaz de poner en vilo todo un sistema de valores en el que nuestro protagonista y los ciudadanos de Gotham bailarán al son del Joker entre la oscuridad y la luz, siendo el final demasiado conservador.

Final crepuscular con aroma de western, cabalgando nuestro justiciero hacia un ocaso iluminado por las luces de la ciudad, menos la que representa su identidad. Final que nos habla de símbolos, de cómo los iconos superan al hombre. Si Batman Begins habla del miedo, El caballero oscuro habla de la lucha por la esperanza y de los vasos comunicantes en una sociedad instalada en la doble moral.

"Muere como un héroe o vive lo suficiente como para verte convertido en un villano"

En definitiva, El caballero oscuro es un film excelente, excepcional, un drama, una tragedia, un film de acción, llevados hábilmente al límite gracias a un soberbio guión, una dirección magistral, un montaje frenético y unos actores en estado de gracia. Una obra maestra en su terreno, pero no la obra definitiva que muchos han creído (o querido) ver.

Lo mejor: Su profundidad argumental, sus personajes y su ritmo.

Lo peor: Un par de giros en el guión, donde David S. Goyer y Christopher Nolan corren a cargo de la historia, y el mismo Nolan junto a su hermano Jonathan Nolan firman el guión. Excesivamente cerebral, privándole, en parte, de alma.

El dato: Mucho se ha hablado de la interpretación de Ledger, y de su inspiración en Alex De Large y Sid Vicious. Vivió un mes solo en un hotel, preparando el personaje, improvisó la escena en que aplaude en comisaría, y pidió a Bale que le pegara tan fuerte como pudiera en el interrogatorio para meterse mejor en el papel.

miércoles, 27 de agosto de 2008

Grandes bandas sonoras: El mago de Oz


Probablemente la melodía más conocida del cine, con permiso de Sam e Ilsa. La música de Harold Arlen y la letra de E. Y. Harburg son ya inmortales, igual que el film para el que fue compuesta.


martes, 26 de agosto de 2008

La frase de la semana: Amores perros


"Si quieres hacer reír a Dios, cuéntale tus planes."



Resultados de la encuesta Wall·E


Acabadas las vacaciones, acabó también el plazo para votar qué os ha parecido Wall·E. Los resultados son los siguientes:



Obra maestra: 5 votos
Excelente: 3 votos
Notable: 2 votos
Buena: 1 voto
Regular: 1 voto
Mala: 3 votos




Ésto nos da un promedio de Notable para el film de Pixar, sorprendiendo el contraste de opiniones que vemos. No a todos ha calado igual de hondo su protagonista.

¡Gracias a todos los que han votado!

lunes, 25 de agosto de 2008

La imagen de la semana


Bueno, ha sido volver de vacaciones y ver que todo vuelve a la normalidad. El arreón oscuro acabó con un pequeño traspiés en la taquilla española, teniendo un arranque más flojo que Wall·E y aún no ha alcanzado los 5 millones de euros. Y de paso, se acabó su reinado en IMDb, que comienza a situarla donde le toca.



domingo, 24 de agosto de 2008

Grandes momentos del cine: La fiera de mi niña


Una de las grandes comedias de la historia, con una terna como Cary Grant y Katharine Hepburn delante de la cámara, y Howard Hawks detrás de ella. Un film que cumple 70 años dando lecciones a las comedias de hoy día.


viernes, 22 de agosto de 2008

La recomendación de la semana: Algo en común


La ópera prima de Zach Braff, que abandona el tono cómico de Scrubs para centrarse más en el drama. Una historia de gente inadaptada, cuya rareza les hace únicos. Uno de esos films que provoca una sonrisa sincera y un grato recuerdo.



jueves, 21 de agosto de 2008

STALKER: Un lugar llamado Esperanza


Afrontar la crítica de un film de Tarkovsky es tan complicado como complejo es el visionado de sus films. Para un director cuyas obras debían ser autorreferenciales, sus films más que películas eran estudios de luz, de fotografía, de cine y ensayos, el equivalente cinematográficos a El clave bien temperado de Bach. El cine de Tarkovsky trasciende la propia experiencia para ser un análisis de él mismo.


Para muchos, STALKER (también conocida como La zona) es la obra más representativa del director ruso. Un film sencillo en cuanto a puesta en escena y personajes, pero profundo en el uso de esos recursos, pausado, con un acertado uso de los silencios (como en las grandes sinfonías), en un conjunto perfectamente orquestado para llevar al espectador donde el director quiere, a La zona, el lugar donde todo es posible.

Cuentan que mucho tiempo atrás cayó un meteorito o una nave espacial en la Tierra. Tropas fueron enviadas, pero jamás volvieron. Sitiado por militares y considerado como un temido milagro, se mantiene en secreto el lugar conocido como La zona. A ella sólo acceden unos pocos, guiados por los conocidos como STALKERs, que burlan la seguridad e ilegalmente guían a sus viajeros a La habitación, el lugar donde los deseos se cumplen.

En dicho viaje se verán envuelto el STALKER, un escritor y un científico, a través de La zona, donde todo cambia, donde no existen los atajos ni las líneas rectas, donde un paso en falso puede ser el último y dar marcha atrás significa morir. Una prueba de fe, un viaje introspectivo donde la habitación es una representación física de nuestros profundos deseos, puertas que no siempre deben ser abiertas.

Nada casuales son los roles de los personajes, donde el STALKER, cual dantesco Virgilio representa la fe, mientras filosofía y ciencia recaen en los otros dos personajes, donde la mayor parte del film se desarrolla entre sus conversaciones y cómo toman decisiones en función de su papel. Un viaje a ciegas alejado de la razón y la ciencia, en un paisajes conocido y devastado, regido por reglas extrañas, tan complejas como el propio ser humano, o como la filmografía de Tarkovsky.

Pero más allá de su poliédrica historia, se eleva sobre ese discurso un apartado visual impresionante, cuidado hasta el límite. Con planos cíclicos, escenas auto-contenidas y todo tipo de travellings, la maestría de Tarkovsky asombra, no sólo por la manera, sino por la intencionalidad, como el hecho de usar tonos grises en las escenas fuera de la zona. Las imágenes traspasan la pantalla dando la sensación que sentimos la brisa del viento, el frescor del agua, mientras nos impregnamos del barro que culpe a los protagonistas.

De un ritmo extremadamente lento, nos convertimos en el cuarto viajero, el lienzo en blanco que aprende en su travesía, que se impacienta con lo precavido del guía, que se altera con el debatir de los personajes, y que en muchos momentos duda de que exista la habitación como destino. Entretanto, buscamos dentro de nosotros la fe para creer que algo nos espera al final del trayecto. Tarkovsky no busca que entendamos plenamente su mensaje, sino que disfrutemos de su poesía.

Si la habitación representa la esperanza, el camino es su opuesto, un paisaje desvastado, donde las ruinas cercenan las imperfecciones del ser, y la naturaleza purifica lo que queda de bueno en ellos, en una catarsis que deja al desnudo la condición de cada ser que se planta a las puertas de semejante entelequia. Eso es el cine, eso es Tarkovsky, no la sucesión de fotogramas en una pantalla, sino la experiencia del espectador como elemento indispensable de la historia.

En definitiva, un film tremendamente complejo, una prueba, un reto, una obra única para cada espectador, íntima y descarnada, necesaria. Paisajes privados que no acostumbramos a disfrutar, ruinas del ser que abandonamos y tememos. Si la habitación somos cada uno de nosotros, todos somos esperanza y milagro.

Lo mejor: El plano final bajo los acordes de Beethoven, un ejemplo más de la portentosa intencionalidad del film. El Himno a la alegría como símbolo de esperanza, escuchado por una niña, aparentemente sorda, gracias a las vibraciones de un tren al pasar, de la misma manera que Beethoven "escuchaba" su música.

Lo peor: Su lentitud y densidad hacen elegir el momento para disfrutarlo sea un esfuerzo titánico.

El dato: El film está inspirado en el accidente nuclear acontecido en 1957 en Cheliábinsk, y basado en la novela Picnic en el camino, de los hermano Arkadi y Borís Strugatsky.

miércoles, 20 de agosto de 2008

Grandes bandas sonoras: Fargo


Compuesta por
Carter Burwell, y que abre la posiblemente mejor películas de los Coen. Simplemente impresionante el paisaje nevado que acompaña estas notas. Fargo es una joya gracias, en parte, a su banda sonora que hoy os traigo.



martes, 19 de agosto de 2008

La frase de la semana: El resplandor


"No voy a hacerte daño Wendy, sólo voy a arrancarte tu jodida cabeza".


lunes, 18 de agosto de 2008

La imagen de la semana


El caballero oscuro ha aterrizado en España como todos esperábamos, arrasando. Sin poder dar cifras reales de taquilla ya que estoy de vacaciones y ésto es un post programado hace dos semanas, vaticino que la recaudación rondará los 10 millones de euros, superando el récord de Spiderman 3 (8,2) y a Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal (7 millones de euros). A principios de la semana que viene podréis leer mi crítica.


domingo, 17 de agosto de 2008

Grandes momentos del cine: Bailando con lobos


En el momento que Kevin Costner abría los brazos a lomos de su caballo, tocaba el cielo de su carrera, que caería en picado para no remontar el vuelo pese a films como Un mundo perfecto o JFK. La gloria perdida que en su mismo film vemos reflejada en el teniente John Dunbar, cuyo intento de suicidio acaba dando la victoria a su bando, le condecoran como héroe de guerra y le jubilan. Una gran escena para un gran film.


sábado, 16 de agosto de 2008

Wanted (Se busca): Si te aburres, léete tus cortinas


El trailer desde luego no engañaba a nadie. En todo caso a los seguidores del cómic en que se basa, del que se distancia bastante, pero lo que podíamos esperar, es. Fantasmadas, un xXx con protagonistas menos odiosos y ciertos toques de Matrix, tanto en lo visual como en lo conceptual.

Básicamente lo que conocemos de Timur Berkmambetov, responsable de Guardias del día y Guardianes de la noche, cuya apuesta visual tuvo más aceptación que sus guiones, y para Wanted ha dejado esa labor a un trío de guionistas responsables de 2 fast 2 furious y El tren de las 3:10, basándose en la obra de Mark Millar y J. G. Jones.

Wesley (James McAvoy) es un contable que lleva una mísera existencia, soportando la falta de respeto de su obesa jefa, las infidelidades de su pareja con su mejor amigo, un trabajo que odia y unos fuertes ataques de ansiedad. Todo cambiará cuando un hombre y una mujer le asalten por distinto motivo en una tienda. Fox (Angelina Jolie) le sacará del apuro y le abrirá las puertas a un mundo de asesinos y acrobacias balísticas para las que parece haber nacido.

Con la misión de acabar con el hombre que le asaltó, asesino de su padre, y un entrenamiento duro, Wesley descubrirá el funcionamiento de La Fraternidad, dirigida por Sloan (Morgan Freeman). Dicha organización se compone de asesinos que guiados por un telar (como lo oís) eligen sus víctimas. Si su padre era el mejor asesino, Wesley deberá acabar con la víctima de su verdugo.

Sorprende la elección de James McAvoy para el papel protagonista, ya que es un actor con más potencial que el requerido para interpretar a Wesley. Pese a eso, entendemos que la popularidad y el dinero llegan con esta clase de films, en el que realmente se encuentra a gusto. Borda su papel, siendo muy convincente como pusilánime y como asesino.

Con una puesta en escena muy de videojuego, el film es claramente un producto encarado al consumo rápido previo paso por caja. Y sin ser algo meramente peyorativo, se agradece que cumpla, después de fiascos como El increíble Hulk y Hancock. Un film de acción extrema, visualmente caprichoso, y a ratos frenético.

El resto del reparto cumple sobradamente, con una Angelina Jolie como mujer fatal, y Morgan Freeman como jefe de La Fraternidad. Pero el protagonismo absoluto es para McAvoy, aportando más de lo que le ofrece el guión, donde gran parte de lo que acontece resulta previsible.

Timur Berkmambetov aporta justo lo que se espera de él, impacto visual, mucho slow-motion y algunas escenas innecesarias, siempre localizados en un film extremado, exagerado, y del que hemos de creer a ciegas lo que vemos. Su labor es mostrar acción, y la cumple, con algún que otro capricho que no aporta nada.

En definitiva, un film entretenido, un histérico producto que luce más comparado con los supuestos taquillazos que tenemos en cartelera. Aprovecha lo poco que tiene aprovechable, limita su duración y se toma la molestia de dar algún giro al argumento. Hoy día, eso ya es mucho.

Lo mejor: James McAvoy.

Lo peor: El desenlace.

El dato: Es el primer film americano del director. Y no será el último...

viernes, 15 de agosto de 2008

La recomendación de la semana: Jóvenes Ocultos


Año 1987, mientras Appetite for destruction arrasa en las listas de venta, las taquillas son para films como 3 solteros y un biberón, Superdetective en Hollywood 2, Atracción fatal, Dirty Dancing, Los Intocables y Arma letal. Eran otros tiempo, y los films para adolescentes poco tenían que ver con lo que vemos hoy día. Joel Schumacher creó un film que por su temática y estética vampírica ha acabado siendo un pequeño clásico.

jueves, 14 de agosto de 2008

Ultimátum a la Tierra: La amenaza somos nosotros


Qué maravilloso descubrir films que, con 57 años a sus espaldas, lanzan mensajes anti-belicistas mucho más profundos y elaborados que la mayoría de producciones de hoy día, donde ese mensaje se ha convertido en una moda. No en vano recibió en 1952 el Globo de oro al film que más promovía el entendimiento internacional.

Al gran guión de Edmund H. North y la historia de Harry Bates, hay que añadir la excelente labor del director, el mítico Robert Wise (West Side Story). Sin duda un film que trasciende su propia temática para convertirse en un canto a la tolerancia y un severo revés y análisis de la mentalidad del ser humano como ente global, como especie, una de muchas.

Un día cualquiera, en Washington DC. La aparición de un OVNI alterará la vida de los habitantes. Semejante artefacto aterrizará y permanecerá en tierra mientras un perímetro de militares y mirones se apostará alrededor de él. Del interior de la nave surgirán el alienígena de aspecto humano llamado Klaatu (Michael Rennie) y el poderoso robot Gort (Lock Martin).

Dispuestos a entregar un mensaje de gran importancia a la humanidad, lo primero que entregaremos nosotros será un balazo a Klaatu, para posteriormente ignorar por completo las peticiones del alienígena en su mensaje de paz. La humanidad es una amenaza, y si no hacen caso del mensaje, serán destruidos. Por ello Klaatu buscará ayuda en una joven (Patricia Neal) y un profesor de física (Sam Jaffe).

Desde luego es donde radica la fuerza de Ultimátum a la Tierra, en su simbolismo, en su capacidad de hacer genérica la amenaza, con un visitante de aspecto humano, y un arma en forma de robot (tecnología). El hecho que fuera rodada en cierto momento de la historia, y que pueda verse ahora dicha amenaza como el terrorismo no influye. Si hubiera sido rodada 30 años antes, hubieran dicho lo mismo en plena guerra fría.

Con una dirección portentosa y unas interpretaciones magníficas, el relato se eleva como un canto a la esperanza, en un film donde por primera vez veíamos que los visitantes venían en son de paz. Y la reacción se retrata de manera magnífica, desde los pequeños hechos como la desidia de los políticos, al rechazo global de las masas y el miedo irracional no ante la amenaza, sino ante la falta de respuesta.

La representación de la gran amenaza como un simple robot no demasiado intimidante, pero con un poder destructivo enorme, cuadra perfectamente con el simbolismo de la bomba atómica, causa precisamente de la visita de tan ilustres visitantes. Y no hay menos simbolismo en los papeles de la cándida protagonista, el niño y el científico. Cuando la temida amenaza baja de la nave en forma de humano vemos el gran acierto que es, ya que las balas nos duelen como a un humano, pero el mensaje y el portador son universales.

Un film que ha ganado con el paso del tiempo, que en un año donde triunfaban El mayor espectáculo del mundo o Moulin Rouge, proponía un discurso diferente y más profundo en un género menor, y con un director que acabó ganándose el respeto a pulso.

En definitiva, un film imprescindible, un canto a la esperanza y el entendimiento, un retrato de una sociedad que teme al mismo miedo, que recela de un ser extraterrestre pero aplaude la violencia. Pocas veces las palabras han significado tanto: Klaatu Barada Nikto.

Lo mejor: La hábil jugada de brindarnos un alienígena con aspecto humano.

Lo peor: La apariencia de Gort realmente si ha envejecido demasiado.

El dato: Robert Wise, aparte de su anti-militarismo confeso, también creía en Ovnis.

miércoles, 13 de agosto de 2008

Grandes bandas sonoras: Breve Encuentro


Damos un salto de 62 años atrás y nos plantamos en 1946, con un film que es una joya, y una banda sonora basada en el Concierto para piano nº2 de Sergei Rachmaninov. Un clásico poniendo música a un clásico:
Breve encuentro.


martes, 12 de agosto de 2008

La frase de la semana: Salvar al soldado Ryan


"Hágase digno Ryan, hágase digno de todo cuanto se ha hecho por usted hoy".


lunes, 11 de agosto de 2008

La imagen de la semana


Esta vez con más dudas que otras veces, ya que estoy de vacaciones y ésto es una entrada programada, la imagen de la semana es para el film de Pixar, que seguramente habrá sido número uno de taquilla. Poco le durará el reinado, ya que el miércoles llega El caballero oscuro.



¡FELICES VACACIONES!


Lo dicho, un servidor se marcha dos semanas de vacaciones, y les desea lo mejor a sus lectores. Pese a mi ausencia, el ritmo de publicación seguirá como siempre, ya he que he dejado un buen surtido de posts programados, que incluyen las secciones habituales, y algunas críticas. Sed buenos, pasadlo bien, y lamento no poder responder los eventuales comentarios.

¡ Felices vacaciones, morgueros!


domingo, 10 de agosto de 2008

Grandes momentos del cine: El bueno, el feo y el malo


Sin palabras. El cierre a todo un clásico con una banda sonora ya mítica. La última colaboración de Sergio Leone y Clint Eastwood nos dejó uno de los mejores westerns de la historia.



La amenaza de Andrómeda: Wise y Crichton dan ciencia-ficcion de altura


Robert Wise, genio del cine con joyas como West Side Story, Ultimátum a la Tierra o El ladrón de cadáveres. Michael Crichton, creador de best-sellers como Parque Jurásico, Rescate en el tiempo o Presa. Ambos juntos, para llevar a la gran pantalla la primera novela del escritor, suponiendo la vuelta del director a la ciencia-ficción. Desde luego la carta de presentación es inmejorable.

En este caso nos trae un presunto documental, donde la amenaza externa se aleja por completo del clásico humanoide venido en una nave futurista. Si en La guerra de los mundos, una bacteria salvaba a la humanidad, en éste caso un microorganismo es el origen del mal. Pero el valor del film reside en su minuciosidad en describir los experimentos y su enfoque hacia el protocolo seguido a raíz de la amenaza.

El regreso a Tierra de una sonda espacial ve alterada su trayectoria para acabar cayendo en un pequeño pueblo. Al llegar el equipo enviado para recuperarla, darán cuenta de la muerte de casi todos los habitantes, exhalando posteriormente. La alarma será dada y un grupo selecto de científicos, médicos y químicos se darán cita en unas instalaciones creadas para tal propósito.

La carrera contra-reloj ha comenzado para intentar descubrir la naturaleza y comportamiento del organismo hayado en la sonda antes que se extienda por el planeta. Pero son pocos y la responsabilidad y el misterio muchos como para no cometer errores y descubrir cómo combatir tan peligroso visitante.

Con un reparto coral compuesto por Arthur Hill, David Wayne, James Olson y Kate Reid, abarcarán los diferentes aspectos de la investigación, en lo que podríamos considerar acción científica. El guión usa a la perfección sus recursos, con varios frentes abiertos que se alternan, tanto en los laboratorios como en el exterior.

La exhaustividad con que es descrito el protocolo a seguir, las instalaciones en las que se hayan y las extremas medidas de seguridad nos sitúan rápidamente. Lo mismo sucede con las escenas iniciales en el pequeño pueblo víctima del organismo, que brevemente nos muestran los efectos de la exposición, la devastación y la existencia de supervivientes.

La tensión irá creciendo a medida que no llegan respuestas y la amenaza aumenta, todo ello gestionado perfectamente en un guión a cargo de Nelson Gidding, donde la única pega es su precipitado final. El resto del film fluye sin prisa ni pausa, con la frialdad propia de los científicos y ciertas reminiscencias de 2001: Una odisea del espacio.

No se puede negar que Wise sabe manejarse con pocos recursos, tanto técnicos como económicos. Con ellos vuelve a la serie B y a los espacios cerrados, ambientes claustrofóbicos con personajes a la carrera, y de nuevo, una amenaza global. No en vano se hallaba en plena madurez artística contando 57 años cuando la rodó.

En definitiva, La amenaza de Andrómeda es un excelente film aunque inferior a Ultimátum a la Tierra. Una de los grandes films de la ciencia-ficción, con menos reconocimiento del que merece y cuyo único pecado es la posible falta de metraje que hicieran menos precipitado su final.

Lo mejor: Sus cuatro protagonistas, más que correctos y complementarios.

Lo peor: El ausente clímax final.

El dato: Tenemos una revisión para televisión de este mismo año, de mismo nombre y producida por los hermanos Scott.

sábado, 9 de agosto de 2008

Venganza: Mis cuatro días locos haciendo de Jack Bauer


Volvemos a lo films que, con cualquier excusa emocional, justifican la ambigüedad moral de su protagonista. Ya vimos recientemente La extraña que hay en ti, y Sentencia de muerte, films diferentes, cayendo Venganza más al lado de la segunda, hacia la acción y la violencia sin sentido. El título del film es tan plano como su desarrollo: Venganza.

Dirigida por Pierre Moler y producida por Luc Besson (gloria de un día), el film tarda poco en descubrir sus cartas como mero producto de acción con un Liam Neeson repartiendo muerte cual Rambo urbano. Por supuesto, si nuestro héroe está por encima del bien y el mal, sus víctimas (ninguna norteamericana) son aún peores. Siempre habrá gente que crea ver en ello una lógica justificación.

Bryan (Liam Neeson) es un ex-agente de seguridad jubilado, divorciado y con una hija (Maggie Grace) a la que ve poco. Intentado ganarse su cariño a base de regalos, se verá ampliamente superado por su sustituto. En lo único en lo que es bueno es en lo que se ha jubilado, con lo que accederá a ayudar a sus amigos en trabajos como guardaespaldas.

Su paranoia y los problemas con hija y ex-mujer (Famke Janssen) se evidenciarán cuando ella, menor de edad, querrá viajar a París con unos amigos para una ruta cultural. Sólo accederá a dejarla viajar poniendo unas normas que de poco le servirán, ya que la chica será secuestrada al llegar a la ciudad del amor.

Y ahí vemos la frase tan publicitada con el film, que deja claro que más que la preocupación por la salud de su hija, le motiva la tocada de huevos del personal. A partir de aquí nuestro protagonista aterrizará en Paris para liar la de dios, sin ninguna clase de complejo o rubor, cual Jack Bauer siguiendo pistas y dejando un rastro de sangre a su paso.

Desde luego no podemos negarle el esfuerzo a Liam Neeson en su papel, convincente héroe de acción a sus 56 años. Otra cosa es que el film no acompañe y básicamente se reduzca a un conjunto de balazos y brazos rotos en una floja denuncia del tráfico humano existente. Claro, como productor, Luc Besson puede meter mano sin mancharse, y el resultado sigue siendo flojo.

Desde luego el film entretiene (mínimo imprescindible), aunque a veces se acerque más al videojuego que al séptimo arte, pero pagar una entrada por verlo es un despropósito. Si debía ser un producto directo para DVD, tiran de series para atraer al público, con gente como Maggie Grace (Lost), Katie Cassidy (Sobrenatural), Famke Janssen (X-Men, Nip-Tuck), Holly Valance (Prison Break) y Xander Berkeley (24).

No hay nada que destacar a nivel técnico, ya que ni música ni dirección ni fotografía merecen mención alguna. Film hecho a molde de tantos otros, sin garra ni atractivo, donde infinidad de escenas se resuelven forzadamente, y lo inverosímil se combina con lo patético. Un claro ejemplo de lo que sería mezclar el cine slasher con la acción.

En definitiva, no hace falta decir que el film es malo. A quien le entretengan las tortas, pasará un rato majo, pero no hay que buscar más allá ni entrar en el debate moral que la historia ni plantea. Un digno telefilm de sobremesa que conseguirá rascar algunos bolsillos incautos, víctimas de la indecisión a pie de taquilla.

Lo mejor: Liam Neeson es Jason Bourne.

Lo peor: El resto, que no es poco.

El dato: A Famke Janssen sí le cundió su trabajo, ya que ahora trabaja como embajadora de buena voluntad para la oficina de las Naciones Unidas contra las drogas y el crimen.

viernes, 8 de agosto de 2008

La recomendación de la semana: Gente corriente


El debut en la dirección de Robert Redford. Un duro film sobre una familía desestructurada a raíz de la muerte de un hijo. Un Timothy Hutton debutante que ganó el Oscar el mejor secundario, junto a Donald Sutherland y
Mary Tyler Moore. Un incómodo drama que nunca cae en la sensiblería.



jueves, 7 de agosto de 2008

Speed Racer: Los Wachowski me han puesto droja en el cola-cao


Parafraseando al gran José Tojeiro, me siento igualmente estafado por los Wachowski. Si te gustan las carreras, no veas Speed Racer. Si te gustan los dramas familiares, no veas Speed Racer. Si te gusta el cine, vete a ver Wall·E. Pero si lo que te gusta son los alucinógenos, Speed Racer es tu película. La paranoia visual creada por estos (anteriormente) dos señores, alcanza cotas inverosímiles, que su técnica requiere, pero un sentido también, y en este caso carece por completo de él.

Los conocidísimos responsables de Matrix, con Joel Silver de nuevo como productor, nos traen cine familiar, un gran espectáculo visual, un entretenimiento sencillo, humilde en propuesta, artificioso en escena. Vamos, una pedrada en toda regla, un film hecho para ellos basándose en la serie de mismo nombre, creada por Tatsuo Yoshida. Se gustan y hacen un film para ver con su familia y explicar cómo han conseguido que quede todo tan majo en pantalla.

Speed Racer (Emile Hirsch) es un joven inepto que como no vale para estudiar, se pasa el día pensando en las carreras. No en vano su hermano (Scott Porter) es un gran corredor, y Speed aprovecha para aprender de él tanto como puede. Un trágico acontecimiento acabará con su hermano fiambre, y el luchando contra fantasmas, siguiendo la estela del hermano mayor y metido en un mundo competitivo que será más complejo de lo que realmente creía.

Para ello, abandonará a su familia, cuyo padre (John Goodman) le construye los coches, y recibiendo la ayuda de Racer X (Matthew Fox) hará frente a la maldad que habita en las carreras. Y es que el vil metal no es un fin en sí mismo, y eso lo sabe Speed Racer, que corre, corre... pues ni él mismo lo sabe, por hacer un mundo mejor, o vete tú a saber.


Y eso nos traen los hermanos Wachowski, un film tonto, como el protagonista. Un viaje lisérgico a través de infinidad de planos sin sentido y con efectos totalmente absurdos. El film carece de emoción alguna, ni humana ni narrativa, ya que la superioridad del protagonista en pista es insultante, y las tonterías al volante infinitas. Y su historia no lo es menos, a la par que previsible y aburrida.

Por si fuera poco, se añade el factor familiar, que de serie viene con un niño pequeño repelente hasta el tuétano y que jamás se lleva su merecida reprimenda. Además, viene acompañado de un mono más listo que él, formando un tándem demencial que no provoca ni una sola sonrisa, sino que protagoniza las escenas más vergonzosas de la cinta.

El reparto cumple con lo esperado, o sea, poco. Con una Susan Sarandon con el piloto automático, John Goodman con un papel liso, Emile Hirsch que sólo pone cara de algo al volante, Christina Ricci adornando, y Matthew Fox luciendo un traje ridículo, el resto de personajes son asquerosamente prototípicos. Claro, es cine familiar, tienen que entenderlo desde la abuela, a los más pequeños.

A nivel técnico, deslumbrante a la par que vacío. Coches de choque y carreras locas donde cualquier cosa que pase te la crees y punto, con automóviles que saltan, escalan y derrapan que da gloria verlos. Lástima que lógica y carreras pillen tan lejos de semejante experimento totalmente carente de emoción.

En definitiva, un pastelazo, empalagoso y directo, para un amplio abanico de paladares. Tan simplón que aburre, tan excesivo que espanta, tan pirotécnico que da la risa. Carta blanca a la locura de los endiosados Wachowski, que ni inventaron ni inventarán nada. Y en éste caso, tampoco entretienen.

Lo mejor: Susan Sarandon y John Goodman.

Lo peor: Dura 2 horas y cuarto.

El dato: Alfonso Cuarón (Hijos de los hombres) fue tenido en cuenta para la dirección, así como a Johnny Deep para el protagonista y Keanu Reeves para Racer X.

miércoles, 6 de agosto de 2008

Batman begins: Contenido y huérfano renacimiento


Y tuvieron que pasar 8 años hasta poder desenterrar el personaje, hundido en el olvido y la vergüenza que supuso Batman & Robin. La nueva hornada de directores, crecidos entre cómics, no iba a dejar morir un personaje tan carismático de esa manera, y si primero fue
Darren Aronofsky el interesado, fue Christopher Nolan quien se llevó el gato al agua.


Así se gestó Batman Begins, el renacimiento del héroe, basado en la historia de David S. Goyer y con claros visos de entrante a lo que sería El caballero oscuro. Una carta de presentación, una historia con más pasado y futuro que presente, donde la apuesta es claramente la amplia presentación de un personaje atormentado. La apuesta era suficientemente atractiva si la lideraba un director con Memento e Insomnia a sus espaldas. Y eso resultó, un héroe que renacía y reclamaba un trono que parece conseguir con El caballero oscuro.

Bruce Wayne (Christian Bale), rico heredero de la fortuna Wayne, vive consumido por la sed de venganza. La violenta muerte de sus padres y la culpa que acarrea le llevan a intentar purgar a Gotham del crimen y hacer de la ciudad lo que su padre quería. Pero antes de hacer frente a la corrupción, decidirá emprender un viaje liberador que le conducirá a ser discípulo de Ra´s Al Ghul (Liam Neeson).

De vuelta de su viaje, creará un personaje y con él buscará erradicar el crimen de Gotham, con la ayuda de su mayordomo Alfred (Michael Caine) y de Lucius Fox (Morgan Freeman), experto en tecnología militar en las empresas Wayne. Pero Gotham parece condenada por unas fuerzas más poderosas de las que Batman cree, teniendo que hacer frente al Espantapájaros (Cillian Murphy) y a un fantasma del pasado.

El film parte con la ventaja de que con un mínimo, supera al recuerdo más cercano que del héroe alado tenemos. A partir de ahí, un guión solvente y un director con un futuro prometedor, una nueva génesis para el acercamiento más realista al personaje, alejándose de la propuesta de Spiderman para confeccionar un film más oscuro.

El gran acierto, sin duda, fue el protagonismo para Bale, un actor más que solvente, que compensa sus pequeñas carencias expresivas con mucho oficio, elegante para Wayne, fornido para Batman, y que supo transmitir el tormentoso mundo interior de su personaje. Él acarrea todo el peso del film, donde todos los personajes giran entorno suyo puliendo su carácter y justificando sus decisiones.

Si bien, Batman Begins cuenta con el lastre de reescribir por completo la historia, de trazar de cero un personaje y perfilarlo por completo, dejando poco espacio para el lucimiento del héroe. Así es como la aparición del villano se precipita, algo forzada, resolviendo su desenlace muy rápidamente. Es ahí donde vemos que el film es un prólogo para el plato fuerte que es El caballero oscuro, viendo al final de Batman Begins la aparición de la carta con el Joker que el nuevo villano va dejando en las escenas del crimen.

La labor de Nolan, sin ser excelente, si es muy solvente y elegante, sin recrearse en las escenas de acción y buscando un conjunto armonioso. A eso ayuda la excelente labor de los actores, donde los que menos destacan son Katie Holmes y Liam Neeson, sin desmerecer en absoluto, y con un inquietante Cillian Murphy y un breve Tom Wilkinson. Tanto ese aspecto como el técnico, el film tiene una factura excelente, pero la historia deja la extraña sensación de ser incompleta, un entrante, poco reto para tan gran personaje.

En definitiva, un gran film, entretenido y realista (dentro de lo que cabe), que sirve más como presentación de un personaje (o dos) que como film completo de superhéroes. Nolan acierta reescribiendo por completo el personaje, dejando más promesas que hechos en un film disfrutable de principio a fin, pese a ser un prólogo.

Lo mejor: El lavado de cara a la franquicia y la mano de Christopher Nolan.

Lo peor: Los villanos, sin entidad suficiente.

El dato: Christian Bale fue tenido en cuenta para el papel de Robin en la anterior entrega.