No nos vamos a engañar, el cine es un negocio, y como tal su funcionamiento se basa en los beneficios. Si algo no es rentable, se descarta y punto. Ahora bien, regirse sólo por ese criterio teniendo en la ecuación un factor tan variable como es el espectador, resulta tremendamente temerario. Sólo con ese criterio la mitad de joyas del séptimo arte jamás hubieran visto la luz.
Y es que si el cine lo inventaron artesanos, ahora es la industria quien lo dirige, y esa espiral que aleja el cine del arte, cada vez se tienen menos en cuenta las reglas no escritas. Si hace poco veíamos como Haneke hacía un remake de su propio film, ahora son los señores de la Universal que tiran por tierra el excelente trabajo de Ang Lee en Hulk, para traernos un film que ni es secuela ni remake, sino más bien una sonora bofetada en la cara al trabajo del director taiwanés. Ahora bien, justicia poética mediante, El increíble Hulk tiene los mismos números en taquilla que su predecesora, habiendo tenido un estreno más flojo incluso.
Bruce Banner (Edward Norton) es un científico al que un accidente durante sus experimentos genéticos han provocado que cuando se altera lo suficiente, se transforma en un bichardo verde con muy mal genio. Dichos experimentos sólo esconden un proyecto militar para crear soldados de élite, lo que le convierte a él en un sujeto a estudiar, siendo perseguido allá donde vaya, mientra lucha contra su propia condición.
Da la casualidad que el jefe militar al mando (William Hurt) del experimento es padre de la compañera de investigaciones y amante de Banner (Liv Tyler), a la que casi mata en un descuido. Sus caminos se cruzarán de nuevo cuando den con el paradero del protagonista, ésta vez con un destacado militar (Tim Roth) que no dudará en dejarse modificar su ADN para plantar cara al monstruo verde.
Blanco y en botella, después del "fracaso" de Hulk, debieron pensar que el problema era no haber puesto un enemigo a Hulk, y que mejor substituir tanto montaje preciosista comiquero por tortas y acción. Para ello cogemos al director responsable de Transporter 2 y Danny the dog (Louis Leterrier) y a un actor en paro (2 años sabáticos) pero con tirón, y lo ponemos a correr, que del resto se encargan los de efectos especiales. Y ese es el resultado, un film con una trama tan simple como directa. Dicen que el arte no da de comer...
Como colofón comercial, tenemos el guiño que se hace a la futura Los Vengadores, con la aparición de Tony "Ironman" Stark (Robert Downey Jr.). Y es que como producto de entretenimiento dudo que defraude a nadie, pero más allá de eso hay un vacío enorme, tan sólo una de esas producciones hechas a molde donde lo espectacular se aúna a lo previsible y nos insta a pensar lo justo.
No seré yo quien pretenda criticar la industria del entretenimiento, pero sí agradezco que al espectador se le considere individuo, no como ente colectivo, y fuera de ese conjunto es exigible un mínimo que diferencie el cine de un espectáculo pirotécnico o un viaje en montaña rusa.
En éste caso, el desarrollo de los personajes es casi nulo y la historia va sobre raíles gracias los giros metidos con calzador. Por poner ejemplos (léase SPOILER), tenemos el personaje de Betty, tras rehacer su vida con otro hombre, pierde literalmente las bragas al ver casi fantasmalmente a Banner. Ni conflicto ni nada, el personaje de Ty Burrell directo a la basura y listos. O vemos como Hulk, todopoderoso, no se inmuta por el impacto de proyectiles de gran calibre ni explosiones, pero un golpecito en la cabeza basta para que busque cariño en Betty cual bebé, calcando de paso a King Kong.
Y en eso no se corta el film, ya que guarda entre sus homenajes las apariciones de Lou Ferrigno (El Hulk televisivo) y Stan Lee (creador del personaje), así como muchos otros guiños al cómic o a la serie de televisión en nombre o escenas que vemos en los televisores durante el film. Normal que con tanto homenaje hayan descuidado el guión.
En definitiva, un film entretenido y punto, un intento de mejorar a Ang Lee que, a la postre, ha salido mal. Un mero producto cuyo propósito (ya logrado) es hacer caja y pasar rápidamente al olvido, del que no podemos poner pegas técnicas, pero del que no salen bien parados ni actores guionistas.
Lo mejor: Los efectos especiales, pese a no ser nada del otro mundo.
Lo peor: Ver a Edward Norton metido en estos fregaos cuando tiene potencial para mucho más. Otra cosa es que no tenga un duro en su cuenta...
El dato: Gran parte del reparto son fans de Hulk, y por lo que parece, el propio Norton reescribía su papel cada día.
Y es que si el cine lo inventaron artesanos, ahora es la industria quien lo dirige, y esa espiral que aleja el cine del arte, cada vez se tienen menos en cuenta las reglas no escritas. Si hace poco veíamos como Haneke hacía un remake de su propio film, ahora son los señores de la Universal que tiran por tierra el excelente trabajo de Ang Lee en Hulk, para traernos un film que ni es secuela ni remake, sino más bien una sonora bofetada en la cara al trabajo del director taiwanés. Ahora bien, justicia poética mediante, El increíble Hulk tiene los mismos números en taquilla que su predecesora, habiendo tenido un estreno más flojo incluso.
Bruce Banner (Edward Norton) es un científico al que un accidente durante sus experimentos genéticos han provocado que cuando se altera lo suficiente, se transforma en un bichardo verde con muy mal genio. Dichos experimentos sólo esconden un proyecto militar para crear soldados de élite, lo que le convierte a él en un sujeto a estudiar, siendo perseguido allá donde vaya, mientra lucha contra su propia condición.
Da la casualidad que el jefe militar al mando (William Hurt) del experimento es padre de la compañera de investigaciones y amante de Banner (Liv Tyler), a la que casi mata en un descuido. Sus caminos se cruzarán de nuevo cuando den con el paradero del protagonista, ésta vez con un destacado militar (Tim Roth) que no dudará en dejarse modificar su ADN para plantar cara al monstruo verde.
Blanco y en botella, después del "fracaso" de Hulk, debieron pensar que el problema era no haber puesto un enemigo a Hulk, y que mejor substituir tanto montaje preciosista comiquero por tortas y acción. Para ello cogemos al director responsable de Transporter 2 y Danny the dog (Louis Leterrier) y a un actor en paro (2 años sabáticos) pero con tirón, y lo ponemos a correr, que del resto se encargan los de efectos especiales. Y ese es el resultado, un film con una trama tan simple como directa. Dicen que el arte no da de comer...
Como colofón comercial, tenemos el guiño que se hace a la futura Los Vengadores, con la aparición de Tony "Ironman" Stark (Robert Downey Jr.). Y es que como producto de entretenimiento dudo que defraude a nadie, pero más allá de eso hay un vacío enorme, tan sólo una de esas producciones hechas a molde donde lo espectacular se aúna a lo previsible y nos insta a pensar lo justo.
No seré yo quien pretenda criticar la industria del entretenimiento, pero sí agradezco que al espectador se le considere individuo, no como ente colectivo, y fuera de ese conjunto es exigible un mínimo que diferencie el cine de un espectáculo pirotécnico o un viaje en montaña rusa.
En éste caso, el desarrollo de los personajes es casi nulo y la historia va sobre raíles gracias los giros metidos con calzador. Por poner ejemplos (léase SPOILER), tenemos el personaje de Betty, tras rehacer su vida con otro hombre, pierde literalmente las bragas al ver casi fantasmalmente a Banner. Ni conflicto ni nada, el personaje de Ty Burrell directo a la basura y listos. O vemos como Hulk, todopoderoso, no se inmuta por el impacto de proyectiles de gran calibre ni explosiones, pero un golpecito en la cabeza basta para que busque cariño en Betty cual bebé, calcando de paso a King Kong.
Y en eso no se corta el film, ya que guarda entre sus homenajes las apariciones de Lou Ferrigno (El Hulk televisivo) y Stan Lee (creador del personaje), así como muchos otros guiños al cómic o a la serie de televisión en nombre o escenas que vemos en los televisores durante el film. Normal que con tanto homenaje hayan descuidado el guión.
En definitiva, un film entretenido y punto, un intento de mejorar a Ang Lee que, a la postre, ha salido mal. Un mero producto cuyo propósito (ya logrado) es hacer caja y pasar rápidamente al olvido, del que no podemos poner pegas técnicas, pero del que no salen bien parados ni actores guionistas.
Lo mejor: Los efectos especiales, pese a no ser nada del otro mundo.
Lo peor: Ver a Edward Norton metido en estos fregaos cuando tiene potencial para mucho más. Otra cosa es que no tenga un duro en su cuenta...
El dato: Gran parte del reparto son fans de Hulk, y por lo que parece, el propio Norton reescribía su papel cada día.
2 comentarios:
Sin ánimo de ofender, deberías documentar un poco mejor tus críticas. La liga de la justicia es un grupo de superhéroes de la editorial DC, no de Marvel. El grupo de superhéroes al que se hace referencia tanto en Hulk como en Iron Man son Los Vengadores.
Correcto y corregido, aunque hay mejores maneras de decir las cosas.
Aquel que no comete errores es el no escribe nada.
¡1 saludo y gracias por comentar!
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