Si hace poco os traía la crítica de Juegos de guerra 2, hoy toca la secuela de uno de los grandes films de los 80: Jóvenes ocultos. Cuando estos productos están tan claramente enfocados a sacar provecho económico de la nostalgia, el futuro se nos antoja oscuro, como la mente del que ideó la secuela que hoy me trae aquí.
Con algunas caras conocidas de la primera parte, como Corey Feldman y Corey Haim (buscadlo, que sí aparece) y el hermano de
Chris (Tad Hilgenbrink) y Nicole (Autumn Reeser) son dos huérfanos que se mudan a una nueva ciudad. Cuidarán uno de otro, hasta la llegada de un extraño grupo de surfistas rompa la convivencia. Los surfistas mostrarán su condición vampírica e infectarán a Nicole. Chris acudirá a Edgar Frog (Corey Feldman), experto en cómics y vampiros, para buscar solución a la situación de su hermana.
Con la única salida de matar al líder de los vampiros para sanar a Nicole, y la necesidad de infiltrarse en su grupo, Chris beberá sangre de vampiro para poder derrotar a Shane (Angus Sutherland) desde dentro.
Y si suena simple la propuesta, más lo es el film, llano y previsible, con una presentación casi tan larga como nudo y desenlace juntos. Para rematar la faena, personajes y costumbres son topicazos con piernas y colmillos, y alguno sin cerebro. Si su duración es corta, más lo fue la concepción del guión, que resulta un auténtico despropósito.
Y el primer gran error es lo insoportable del grupo de vampiros, que si en la primera entrega el espectador casi empatizaba más con Kieffer y sus colegas, en ésta dan ganas que aparezca Van Helsing y no deje vivo ni al apuntador.
El resto sólo sirve para cosas tan banales como descubrir que Corey Feldman ya tiene voz de hombre, buscar la aparición estelar de Corey Haim, descubrir al líder vampírico esperando la trampa de la primera entrega, esperar la muerte de cada uno de los personajes, buscar sentido a la reacción de Nicole ante un "¡Eres un vampiro!", etc.
Si Schumacher consiguió un clásico adolescente a prueba del tiempo, P.J. Pesce consigue meter su film en el top ten de secuelas nefastas, haciendo buenas Saw 2, Scary Movie 2, y otras tantas demencias. Los tiempos cambian y los adolescente de hoy día son los que han llenado las salas de cine para ver Underworld y Blade.
En definitiva, un bodrio, una castaña infumable, un film que ni como curiosidad vale la pena. Lo que Transformers es a Dan Brown, Jóvenes Ocultos 2 lo es al libro de poemas de Carlos "el yoyas". Llorad, lectores, llorad...
Lo mejor: La versión del Cry little sister de Gerard McCann
Lo peor: La absurda historia.
El dato: Para los que hayáis prolongado vuestra lectura hasta aquí (¡gracias!), prolongad el visionado del film hasta el final, para la pequeña sorpresa.
2 comentarios:
bravo nicolas beo que no toda la juventu son unos decerebrado y quedan algunos con cerebro y sentido comun para el bien dela especie y de paso me ha yuda ha seguir creyendo un poco en la juventut cosa que me cuesta mucho viendo los ejemplos que veo en cuanto ala peli pues no la he visto pero por tu comentario tengo la sensacion de que mantiene el topico de que nunca segundas partes fueron buenas por que la original si pude verla y tengo muy buena impresion de ella por lo que tedoy las gracias por aorrarme tiempo y dinero por que seguro queno boi ha verla para algo leo tus comentarios
Desde luego el propósito del film es muy diferente al original, y su escaso nivel tampoco implica que la juventud de hoy sea menos exigente, ya que más bien el cine marca la tendencia. Y desde luego el grupo creativo que "parió" la primera es muy superior al de su secuela, pero lo peor es ver claramente un propósito económico disfrazado de film fallido.
¡1 saludo y gracias por comentar!
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