domingo, 10 de agosto de 2008

La amenaza de Andrómeda: Wise y Crichton dan ciencia-ficcion de altura


Robert Wise, genio del cine con joyas como West Side Story, Ultimátum a la Tierra o El ladrón de cadáveres. Michael Crichton, creador de best-sellers como Parque Jurásico, Rescate en el tiempo o Presa. Ambos juntos, para llevar a la gran pantalla la primera novela del escritor, suponiendo la vuelta del director a la ciencia-ficción. Desde luego la carta de presentación es inmejorable.

En este caso nos trae un presunto documental, donde la amenaza externa se aleja por completo del clásico humanoide venido en una nave futurista. Si en La guerra de los mundos, una bacteria salvaba a la humanidad, en éste caso un microorganismo es el origen del mal. Pero el valor del film reside en su minuciosidad en describir los experimentos y su enfoque hacia el protocolo seguido a raíz de la amenaza.

El regreso a Tierra de una sonda espacial ve alterada su trayectoria para acabar cayendo en un pequeño pueblo. Al llegar el equipo enviado para recuperarla, darán cuenta de la muerte de casi todos los habitantes, exhalando posteriormente. La alarma será dada y un grupo selecto de científicos, médicos y químicos se darán cita en unas instalaciones creadas para tal propósito.

La carrera contra-reloj ha comenzado para intentar descubrir la naturaleza y comportamiento del organismo hayado en la sonda antes que se extienda por el planeta. Pero son pocos y la responsabilidad y el misterio muchos como para no cometer errores y descubrir cómo combatir tan peligroso visitante.

Con un reparto coral compuesto por Arthur Hill, David Wayne, James Olson y Kate Reid, abarcarán los diferentes aspectos de la investigación, en lo que podríamos considerar acción científica. El guión usa a la perfección sus recursos, con varios frentes abiertos que se alternan, tanto en los laboratorios como en el exterior.

La exhaustividad con que es descrito el protocolo a seguir, las instalaciones en las que se hayan y las extremas medidas de seguridad nos sitúan rápidamente. Lo mismo sucede con las escenas iniciales en el pequeño pueblo víctima del organismo, que brevemente nos muestran los efectos de la exposición, la devastación y la existencia de supervivientes.

La tensión irá creciendo a medida que no llegan respuestas y la amenaza aumenta, todo ello gestionado perfectamente en un guión a cargo de Nelson Gidding, donde la única pega es su precipitado final. El resto del film fluye sin prisa ni pausa, con la frialdad propia de los científicos y ciertas reminiscencias de 2001: Una odisea del espacio.

No se puede negar que Wise sabe manejarse con pocos recursos, tanto técnicos como económicos. Con ellos vuelve a la serie B y a los espacios cerrados, ambientes claustrofóbicos con personajes a la carrera, y de nuevo, una amenaza global. No en vano se hallaba en plena madurez artística contando 57 años cuando la rodó.

En definitiva, La amenaza de Andrómeda es un excelente film aunque inferior a Ultimátum a la Tierra. Una de los grandes films de la ciencia-ficción, con menos reconocimiento del que merece y cuyo único pecado es la posible falta de metraje que hicieran menos precipitado su final.

Lo mejor: Sus cuatro protagonistas, más que correctos y complementarios.

Lo peor: El ausente clímax final.

El dato: Tenemos una revisión para televisión de este mismo año, de mismo nombre y producida por los hermanos Scott.

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