La primera entrega de Batman tuvo un coste de producción de 35 millones de dólares, y recaudó más de 400 millones en todo el mundo. Con esos números, se confió plenamente en el trabajo de Burton, que dio alas al director para una visión más personal de Batman, como director y productor del film. Se invirtieron 80 millones de dólares en la producción de Batman vuelve, y recaudó más de 250 millones, buenos resultados, pero menores de lo esperado.
Con esta entrega cerró Burton su relación con Batman, ya que sólo participó como productor ejecutivo en Batman forever, y para la cuarta entrega desapareció del mapa, al ver lapidada su propuesta y sus pobres resultados en taquilla. Antes nos dejó la segunda entrega del hombre murciélago, un cuento de navidad plagado de los arquetipos y la magia de la filmografía de Burton.
Se acerca la navidad en Gotham, donde Batman (Michael Keaton) ya es un personaje habitual. Por su parte, Bruce Wayne negocia con Max Shreck (Christopher Walken), un oscuro magnate de la electricidad que da servicio a Gotham, escondiendo unos planes más ambiciosos. Será su secretaria (Michelle Pfeiffer) quien lo descubra y pague con su vida (anterior), convirtiéndose en Catwoman.
Con ese panorama en Gotham, emergerá de las entrañas de la ciudad el huérfano deforme Oswald Cobblepot (Danny DeVito) para convertirse en El Pingüino. Éste se asociará con Shreck para intentar acceder a la alcaldía, y más tarde con Catwoman para destruir a Batman y a todos los hijos primogénitos de la ciudad.
Si el primer Batman era un duelo entre Keaton y Nicholson, aquí tenemos a cuatro personajes, donde el gusto de Burton por los personajes torturados y freaks hace que DeVito sea el protagonista, relegando a Batman a un segundo plano. El film destila más humor e imaginanería que la primera entrega, y se rodó plenamente en interiores con lo que todos los decorados nacen de la cabeza de Burton.
A su manera, como un macabro cuento de Navidad y donde el villano es víctima de la sociedad, nacido maldito y criado odiando, el film no se centra tanto en las virtudes del alado héroe, sinó en las disquisiciones y metamorfosis de sus enemigos. Así la historia gana en comicidad y vemos a un Batman más vulnerable y emocional, con varios frentes abiertos, como Bruce Wayne y como justiciero nocturno.
Los acordes de Danny Elfman siguen usando el tema original de Batman, pero ganan en fantasía y dan ese aire de cuento tan del universo Burton, dejando a un lado la dosis de aventura y acción que tenía el primer film. Eso precisamente lastra, en cierta manera, al film, teniendo que lidiar con una vertiente comercial heredada, pero intentando dejar gran parte del sello del director.
Sobre el reparto, todos están más que correctos, destacando Danny DeVito que lleva el peso del film en un papel igual de excesivo que el Joker de Nicholson, mientras que Keaton vuelve a cumplir con las dos facetas de Batman, como multimillonario y como torturado héroe. Al igual que Burton, que recrea un maravilloso mundo para el Pingüino, entre infantil y tétrico, y una Gotham City más oscura y claustrofóbica que nunca.
En definitiva, una gran secuela, un film más que correcto, que entusiasmará a los fans del director, pero puede dejar un regusto amargo a los amantes de Batman. Un film menos trepidante que el primero, pero más personal, oscuro y profundo. El testamento de una Gotham City que jamás volvería a ser igual.
Lo mejor: La atmósfera y la banda sonora.
Lo peor: Algunos giros bastante forzados.
El dato: Max Shreck es el nombre del mítico actor que dio vida al Nosferatu de Murnau, el primero vampiro de la historia.
Con esta entrega cerró Burton su relación con Batman, ya que sólo participó como productor ejecutivo en Batman forever, y para la cuarta entrega desapareció del mapa, al ver lapidada su propuesta y sus pobres resultados en taquilla. Antes nos dejó la segunda entrega del hombre murciélago, un cuento de navidad plagado de los arquetipos y la magia de la filmografía de Burton.
Se acerca la navidad en Gotham, donde Batman (Michael Keaton) ya es un personaje habitual. Por su parte, Bruce Wayne negocia con Max Shreck (Christopher Walken), un oscuro magnate de la electricidad que da servicio a Gotham, escondiendo unos planes más ambiciosos. Será su secretaria (Michelle Pfeiffer) quien lo descubra y pague con su vida (anterior), convirtiéndose en Catwoman.
Con ese panorama en Gotham, emergerá de las entrañas de la ciudad el huérfano deforme Oswald Cobblepot (Danny DeVito) para convertirse en El Pingüino. Éste se asociará con Shreck para intentar acceder a la alcaldía, y más tarde con Catwoman para destruir a Batman y a todos los hijos primogénitos de la ciudad.
Si el primer Batman era un duelo entre Keaton y Nicholson, aquí tenemos a cuatro personajes, donde el gusto de Burton por los personajes torturados y freaks hace que DeVito sea el protagonista, relegando a Batman a un segundo plano. El film destila más humor e imaginanería que la primera entrega, y se rodó plenamente en interiores con lo que todos los decorados nacen de la cabeza de Burton.
A su manera, como un macabro cuento de Navidad y donde el villano es víctima de la sociedad, nacido maldito y criado odiando, el film no se centra tanto en las virtudes del alado héroe, sinó en las disquisiciones y metamorfosis de sus enemigos. Así la historia gana en comicidad y vemos a un Batman más vulnerable y emocional, con varios frentes abiertos, como Bruce Wayne y como justiciero nocturno.
Los acordes de Danny Elfman siguen usando el tema original de Batman, pero ganan en fantasía y dan ese aire de cuento tan del universo Burton, dejando a un lado la dosis de aventura y acción que tenía el primer film. Eso precisamente lastra, en cierta manera, al film, teniendo que lidiar con una vertiente comercial heredada, pero intentando dejar gran parte del sello del director.
Sobre el reparto, todos están más que correctos, destacando Danny DeVito que lleva el peso del film en un papel igual de excesivo que el Joker de Nicholson, mientras que Keaton vuelve a cumplir con las dos facetas de Batman, como multimillonario y como torturado héroe. Al igual que Burton, que recrea un maravilloso mundo para el Pingüino, entre infantil y tétrico, y una Gotham City más oscura y claustrofóbica que nunca.
En definitiva, una gran secuela, un film más que correcto, que entusiasmará a los fans del director, pero puede dejar un regusto amargo a los amantes de Batman. Un film menos trepidante que el primero, pero más personal, oscuro y profundo. El testamento de una Gotham City que jamás volvería a ser igual.
Lo mejor: La atmósfera y la banda sonora.
Lo peor: Algunos giros bastante forzados.
El dato: Max Shreck es el nombre del mítico actor que dio vida al Nosferatu de Murnau, el primero vampiro de la historia.
4 comentarios:
creo que es la mejor de las 4 que se rodaron en los 90, superior a Batman 1, y claramente muy superior a las de schumacher.
Lo de michelle pfeiffer era espectacular, adoro ese papel
Hmmm... A mi me pareció más redonda la primera entrega, menos creativa pero más directa. Pero desde luego nada que ver con las de Schumacher, con esos primeros planos de los bat-culos y bat-pezones.
No coincido contigo en lo de Carrey, ya que se merienda el metraje con su cabaret, que ni tiene gracia ni aporta nada.
Sí coincido en lo de la Pfeiffer, y más existiendo ese film llamado Catwoman. Fue todo un acierto el casting completo de la segunda entrega.
¡1 saludo y gracias por comentar!
La mejor de Batman, con diferencia. Ningún malo va a destronar a De Vito / Pingüino. Ni siquiera Ledger.
Hmmm... pues te vas a cagar en mí, pero me quedo con la primera de Burton y la segunda de Nolan. Ésta seria la 3º en el ránking.
Y sí me quedo con Ledger antes que DeVito, pese a su papelón. No soy un incondicional de Burton.
¡1 saludo y gracias por comentar!
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