Comenzaba la era Schumacher, y con ella el total lavado de cara a la franquicia. Y a tenor de los resultados en taquilla, no fue del todo mal, recaudando más que Batman vuelve. La crítica no dijo lo mismo, y hoy día las dos propuestas de Joel Schumacher sobre el hombre alado son las más denostadas de la franquicia. Con toda la razón del mundo.
El nuevo Batman fue Val Kilmer, que nunca dio la talla y casi lo jubilan. El resto del reparto prometía, con nombres como Tommy Lee Jones, Jim Carrey, Nicole Kidman, Chris O´Donnell y Drew Barrymore. El problema, sin embargo, fue la apuesta de Schumacher, que rompía con el legado de Burton para acercarse a la serie de televisión. A eso hay que añadir la incapacidad de Carrey de ser secundario, que convirtió al conjunto en unpeñazo mayúsculo despropósito.
Harvey Dent, más conocido como Dos Caras (Tommy Lee Jones) está sembrando el caos en la ciudad, obcecado en acabar con Batman (Val Kilmer), al que culpa de su accidente. La policía acudirá a una experta psicóloga (Nicole Kidman) para elaborar un perfil sobre el villano, pero acabará más dedicada al estudio de Batman y Wayne.
Edward Nygma sueña con llevar a cada hogar un invento que envía señales de televisión directas al cerebro, y de rebote, le hace más listo al conectarse con las mentes de otras personas, pero su proyecto se verá cancelado por Bruce Wayne. Así el inventor se convertirá en el Enigma, asociándose con Dos Caras para acabar con Batman.
Y el que acabó con Batman fue el director, con la ayuda de Carrey. Y es que el principal problema son los personajes y los actores elegidos. Si Keaton daba la talla como traumatizado millonario y como héroe, Kilmer sólo da la talla de negro, pero como elegante adinerado cojea. Si en Top Secret! era una mala copia de Elvis Presley, aquí es una mala copia de Wayne, incapaz de transmitir su agitado mundo interior.
Pero la estrella de la función es Carrey, que hace de él mismo, excesivo hasta el tuétano, comiéndose por completo todo actor con quien comparte plano, hasta el punto que resulta lamentable ver a un actor de la talla de Jones riendo las gracias a Enigma. Si bien vimos en Batman vuelve que un toque de humor no perjudicaba al conjunto, aquí tenemos un espectáculo circense con un maestro de ceremonias que hace perder el rumbo de la historia en cada plano suyo.
Y no, no me olvido de Robin (Chris O´Donnell), metido con calzador, como a Nicole Kidman, cuyo papel es simplemente bochornoso. Drew Barrymore apenas dice dos frases. Y es que Schumacher quiso darle frescura y color a la saga, y se le fue la mano, aunque menos de lo que pretendía. Con una apuesta visual empalagosa, colorida en exceso y una historia floja, el film no acaba de ser un desastre por lo (aún) contenido de Schumacher y la mano que metió Burton en la producción.
Cuando condicionas la historia a los protagonistas, éstos se comen el film, donde Kidman justifica escenas que básicamente sobran, y Carrey alarga las suyas en exceso para dar rienda suelta a sus dotes de humorista, frustrado en este caso. Y para rematar la faena, se prescindió de Danny Elfman para la banda sonora en favor de Elliot Goldenthal, para darle un corte más actual, que si ya era floja por sí sola, aún resiste menos la comparación.
En definitiva, un film prescindible, sólo salvable por su herencia y porque lo peor de la saga estaba por llegar. El aire moderno y el brío que quiso imprimir su director no cuajaron con la saga, aunque sí con la taquilla, y ese factor es el que impera en la industria. A partir de aquí, imperó el "todo vale" y, en parte, agradecemos la parte de responsabilidad que en ese hecho hay para que Nolan retomara al personaje 8 años después.
Lo mejor: El intento de acercamiento al trauma de Wayne.
Lo peor: Carrey, Carrey y Carrey.
El dato: A Bob Kane, creador de Batman, le sentó bastante mal la inclusión de los pezones en el traje de Batman, así como el pendiente de Robin.
El nuevo Batman fue Val Kilmer, que nunca dio la talla y casi lo jubilan. El resto del reparto prometía, con nombres como Tommy Lee Jones, Jim Carrey, Nicole Kidman, Chris O´Donnell y Drew Barrymore. El problema, sin embargo, fue la apuesta de Schumacher, que rompía con el legado de Burton para acercarse a la serie de televisión. A eso hay que añadir la incapacidad de Carrey de ser secundario, que convirtió al conjunto en un
Harvey Dent, más conocido como Dos Caras (Tommy Lee Jones) está sembrando el caos en la ciudad, obcecado en acabar con Batman (Val Kilmer), al que culpa de su accidente. La policía acudirá a una experta psicóloga (Nicole Kidman) para elaborar un perfil sobre el villano, pero acabará más dedicada al estudio de Batman y Wayne.
Edward Nygma sueña con llevar a cada hogar un invento que envía señales de televisión directas al cerebro, y de rebote, le hace más listo al conectarse con las mentes de otras personas, pero su proyecto se verá cancelado por Bruce Wayne. Así el inventor se convertirá en el Enigma, asociándose con Dos Caras para acabar con Batman.
Y el que acabó con Batman fue el director, con la ayuda de Carrey. Y es que el principal problema son los personajes y los actores elegidos. Si Keaton daba la talla como traumatizado millonario y como héroe, Kilmer sólo da la talla de negro, pero como elegante adinerado cojea. Si en Top Secret! era una mala copia de Elvis Presley, aquí es una mala copia de Wayne, incapaz de transmitir su agitado mundo interior.
Pero la estrella de la función es Carrey, que hace de él mismo, excesivo hasta el tuétano, comiéndose por completo todo actor con quien comparte plano, hasta el punto que resulta lamentable ver a un actor de la talla de Jones riendo las gracias a Enigma. Si bien vimos en Batman vuelve que un toque de humor no perjudicaba al conjunto, aquí tenemos un espectáculo circense con un maestro de ceremonias que hace perder el rumbo de la historia en cada plano suyo.
Y no, no me olvido de Robin (Chris O´Donnell), metido con calzador, como a Nicole Kidman, cuyo papel es simplemente bochornoso. Drew Barrymore apenas dice dos frases. Y es que Schumacher quiso darle frescura y color a la saga, y se le fue la mano, aunque menos de lo que pretendía. Con una apuesta visual empalagosa, colorida en exceso y una historia floja, el film no acaba de ser un desastre por lo (aún) contenido de Schumacher y la mano que metió Burton en la producción.
Cuando condicionas la historia a los protagonistas, éstos se comen el film, donde Kidman justifica escenas que básicamente sobran, y Carrey alarga las suyas en exceso para dar rienda suelta a sus dotes de humorista, frustrado en este caso. Y para rematar la faena, se prescindió de Danny Elfman para la banda sonora en favor de Elliot Goldenthal, para darle un corte más actual, que si ya era floja por sí sola, aún resiste menos la comparación.
En definitiva, un film prescindible, sólo salvable por su herencia y porque lo peor de la saga estaba por llegar. El aire moderno y el brío que quiso imprimir su director no cuajaron con la saga, aunque sí con la taquilla, y ese factor es el que impera en la industria. A partir de aquí, imperó el "todo vale" y, en parte, agradecemos la parte de responsabilidad que en ese hecho hay para que Nolan retomara al personaje 8 años después.
Lo mejor: El intento de acercamiento al trauma de Wayne.
Lo peor: Carrey, Carrey y Carrey.
El dato: A Bob Kane, creador de Batman, le sentó bastante mal la inclusión de los pezones en el traje de Batman, así como el pendiente de Robin.
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