Citando a McKee: "Una escena es una acción que se produce a través de un conflicto en un tiempo y un espacio más o menos continuos, que cambia por lo menos uno de los valores de la vida del personaje de una forma perceptiblemente importante. En una situación ideal, cada escena se convierte en un acontecimiento narrativo." Vamos, lo que habitualmente se conoce como "que pase algo" o "que aporte información", cosa complicada que se repita en todas y cada una de las escenas de un film.
Citando a Mónica Jordan: "Pero aunque las normas (y las convenciones) existen, las reglas están para aprenderlas, aplicarlas y, cuando se es un maestro de ellas, desecharlas." Es decir, que saltarse las convenciones sin conocerlas puede resultar en un dislate épico perpetrado por quien quiere pero no puede. Es ahí donde nos topamos con tantos y tantos films cuya historia se antoja corta para el metraje que se le dedica, provocando el recurrir a escenas de relleno que, mal llevada, no solo se vuelven intrascendentes sino que pueden entorpecer el ritmo del film.
Es y no el caso de Batalla en el espacio exterior, film que podría resumiros en un video de diez minutos y que, sin embargo, haya su fuerza en ese relleno tan entrañablemente cutre. Porque básicamente la historia (como casi todas) es sencilla, pero mientras en la mayoría de films la profundidad nace de los personajes, en este caso el tratamiento que se hace de ellos es casi nulo. ¿Entonces qué demonios se explica en las escenas en que la acción no avanza? Pues básicamente nada ya que la sucesión de hechos se alterna con las transiciones entre ellos, con una dosis altísima de escenas donde los protagonistas señalan con el dedo el núcleo de la acción.
Y esa apuesta la acerca formalmente al cine mudo, existiendo diálogo por culpa del sonido y adornando el resto del metraje con una banda sonora demencial. Y pese a todo no deja de ser divertido y dinámico el desarrollo del film, a ratos tan previsible como irracional pero siempre sumido en una loca espiral de acontecimientos que desafían tanto la lógica como las leyes no escritas del cine. El entretenimiento aparece, en ocasiones, donde uno menos lo espera.
Y no es que podamos decir que el director Ishiro Honda sea un genio, ya que denota poco más que oficio y algún punto de creatividad, pero evitando genialidad y despropósito, plantando la cámara en la acción y dejando que la imagen se explique por sí sola. Ahí es donde se nota un guión pobre excesivamente estirado con escenas de manual cuya única gracia es disfrutar de los efectos especiales de antaño, así como de las maquetas y los temibles alienígenas.
El film huye por completo de las lecturas catastróficas a las que la ciencia-ficción de la época nos tiene acostumbrados, buscando por contra el optimismo y el mensaje de unidad frente a un enemigo difícilmente metafórico. Es decir, es un producto destinado puramente al entretenimiento, buscando más espectacularidad que reflexión, sin obviar que el apartado técnico es soberbio para un film que tiene más de 50 años.
En definitiva un film curioso, que ni aburre ni sorprende y cuya gracia reside en la influencia del escaso guión sobre las diferentes escenas y las interpretaciones. Así es como es como se pretende crear un falso dinamismo que pese a no funcionar, resulta divertido. Una versión ingenua e inocua de las grandes joyas de la sci-fi de serie B.
Citando a Mónica Jordan: "Pero aunque las normas (y las convenciones) existen, las reglas están para aprenderlas, aplicarlas y, cuando se es un maestro de ellas, desecharlas." Es decir, que saltarse las convenciones sin conocerlas puede resultar en un dislate épico perpetrado por quien quiere pero no puede. Es ahí donde nos topamos con tantos y tantos films cuya historia se antoja corta para el metraje que se le dedica, provocando el recurrir a escenas de relleno que, mal llevada, no solo se vuelven intrascendentes sino que pueden entorpecer el ritmo del film.
Es y no el caso de Batalla en el espacio exterior, film que podría resumiros en un video de diez minutos y que, sin embargo, haya su fuerza en ese relleno tan entrañablemente cutre. Porque básicamente la historia (como casi todas) es sencilla, pero mientras en la mayoría de films la profundidad nace de los personajes, en este caso el tratamiento que se hace de ellos es casi nulo. ¿Entonces qué demonios se explica en las escenas en que la acción no avanza? Pues básicamente nada ya que la sucesión de hechos se alterna con las transiciones entre ellos, con una dosis altísima de escenas donde los protagonistas señalan con el dedo el núcleo de la acción.
Y esa apuesta la acerca formalmente al cine mudo, existiendo diálogo por culpa del sonido y adornando el resto del metraje con una banda sonora demencial. Y pese a todo no deja de ser divertido y dinámico el desarrollo del film, a ratos tan previsible como irracional pero siempre sumido en una loca espiral de acontecimientos que desafían tanto la lógica como las leyes no escritas del cine. El entretenimiento aparece, en ocasiones, donde uno menos lo espera.
Y no es que podamos decir que el director Ishiro Honda sea un genio, ya que denota poco más que oficio y algún punto de creatividad, pero evitando genialidad y despropósito, plantando la cámara en la acción y dejando que la imagen se explique por sí sola. Ahí es donde se nota un guión pobre excesivamente estirado con escenas de manual cuya única gracia es disfrutar de los efectos especiales de antaño, así como de las maquetas y los temibles alienígenas.
El film huye por completo de las lecturas catastróficas a las que la ciencia-ficción de la época nos tiene acostumbrados, buscando por contra el optimismo y el mensaje de unidad frente a un enemigo difícilmente metafórico. Es decir, es un producto destinado puramente al entretenimiento, buscando más espectacularidad que reflexión, sin obviar que el apartado técnico es soberbio para un film que tiene más de 50 años.
En definitiva un film curioso, que ni aburre ni sorprende y cuya gracia reside en la influencia del escaso guión sobre las diferentes escenas y las interpretaciones. Así es como es como se pretende crear un falso dinamismo que pese a no funcionar, resulta divertido. Una versión ingenua e inocua de las grandes joyas de la sci-fi de serie B.
5 comentarios:
El tema era citarme con algo relacionado con Lost, ¿no? Esa idea de las normas siempre la relaciono con McKee y Adaptation... ¿Por qué será?
En fin, gracias por la cita ;) y sin duda alguna que esta caerá a la saca.
McKee mola :P, aunque como todo...algunas cosas con pinzas, pero en general un imprescindible.
La peli no estoy seguro de haberla visto, porque me suena mucho pero no la identifico a primera vista, pero en cualquier caso, no la veré, hay cosas mejores incluso en el mismo género.
Por cierto, la ruptura de normas también lleva implícito seguir otras, en mi opinión.
Saludos!
Sin que sea una crítica a tu texto, este tipo de películas es más divertido reseñarlas y leer de ellas desde un punto de vista gamberrote.
Un saludo!
jo, redrum, te mereces los altares por tragarte estas cosas.
Jajajaja! Mónica, siempre un placer citarte!
Iván, si no has visto exactamente esta, puede que hayas visto alguna de las secuelas, o algo parecido. Por cierto, dudo que director y guionista conocieran las normas. Esto parece más un arrebato de pasión!
Doc, la idea era hacer un video, ya que el propio film resulta cómico por si solo, pero no llego a todo ;)
Jajajaja! Mr.Lombreeze, y reseñarlas! Para que luego se queje cuando me tomo un respiro ;)
1 saludo y gracias por comentar!
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