sábado, 11 de junio de 2011

Jackass 3D: la sofisticación del dolor

 


No puedo evitarlo, cada vez que veo este video me parto el ojete. Es posible que sea un fake, pero tanto me da, el chiste no está en lo verídico sino en el conjunto audiovisual. Este ejemplo es uno de mis mitos de Youtube, pero estoy seguro que cada uno de vosotros tiene los suyos propios, y habitualmente asociados no precisamente a la excelencia humana. Los videos que acosumbran a correr como la pólvora entre cuentas de correo acostumbran a provocar una sonrisa o sonora carcajada, o bien un profundo asco o vergüenza ajena, pero rara vez la admiración.

No entraré en la psicología que nos mueve a reirnos del mal ajeno (¡no sabría!), pero sí en como un producto como Jackass reboza la esencia del dolor ajeno para conventirlo en entretenimiento para masas. Porque ya no hablamos de Videos de primera o Humor amarillo, donde el dolor era un acto tan violento como fortuito sino que aquí el protagonista busca el dolor como fuente de diversión, vistiendo el acto de fiesta para banalizar la violencia.


Simple, ¿no? Pero a la vez creativo, o capaz de sorprenderte (para bien o para mal... o para ambos) y transmitirte un ambiente donde no parecen existir reglas ni aburrimiento. No sublimaremos los méritos de la saga Jackass, pero al igual que nos contagiamos de la fresca irreverencia que ya vimos en Resacón en Las Vegas, además Jackass transmite por el simple hecho de ser real. Ahí es donde para el espectador contemporáneo conecta con las películas porque sus protagonistas se parte literalmente las pelotas para que nosotros nos partamos la caja, dando un plus de dedicación a un mercado netamente comercial.

Con ello tenemos una bella disociación, ya que somos conscientes que el dolor que sienten sus protagonistas es tan intenso como real, pero se suavizan las formas y se recurre al montaje para que lo obviemos más allá del impulso instintivo, en pro de una lúdica teatralización: no es lo mismo una patada voladora en la cara entre fornidos luchadores, que la patada voladora de un miembro de una brass band (en gallumbos) a otro (en mayas), provocando que el segundo parta una piñata con la cabeza.


En el caso de Jackass se consigue la inversa de la verosimilitud que se busca en el cine, ya que tendemos a pensar que todo tiene truco y que poco de lo que vemos es real, pese a la constante muestra de contusiones (y sin embargo, poca sangre). Así es como el genio loco de Knoxville transmite una extraña sensación de vitalidad, de dulce locura donde nuestro percepción de ser inmortales se pone a prueba constantemente en una loca celebración de la vida. Sí, suena cursi, pero os aseguro que al acabar cada una de las entregas es difícil no esbozar una sonrisa mientras extrañamente piensas lo bien que se lo pasan unos doloridos chiflados.

Y eso enlaza con Youtube y la propia industria del entretenimiento, siempre a la búsqueda de nuevas maneras de sorprender al espectador (¿Guaypaut?), adaptando constantemente el formato en función de las necesidades del espectador. Si bien ciertos géneros reclaman ficción (aventuras, terror), otros piden un acercamiento realista (drama, comedia), derivando casi todos los formatos televisivos en aquellos géneros que piden verosimilitud. Aunque como todos sabemos, nos aburrimos pronto de las cosas.


De ahí que Jackass se haya superado entrega por entrega, puliendo la fórmula y estilizando la violencia para presentar un inocuo espectáculo donde el dolor parece ficcionado. En pocas palabras, un hombre disparando con el culo una cerbata hacia un globo sujetado por el culo de otro tipo sólo resulta gracioso cuando lo vemos, no cuando lo verbalizamos, y Jackass está plagado de infinidad de gilipolleces que sólo al verlas resultan brillantes, eso sí, con el habitual añadido de golpes en las pelotas, vómitos, gritos y risas.

Y es que muchas veces buscamos que el entretenimiento no sea una experiencia intrascendente, buscando significado a propuestas que meramente deben hacernos olvidar que el tiempo no se para. Con ello, añadimos matemáticas a la genética y, en ocasiones, excusamos nuestras tendencias apelando a virtudes formales o lugares comunes varios. Los gustos van por barrios, pero en mi caso reconozco abiertamiente que mientras la primera generación de los X-Men me hacía dar algún que otro bostezo, me he tragado la trilogía de estos locos suicidas con más carcajadas que pestañeos.

 

2 comentarios:

HateLove dijo...

Jackass, unas cervezas y amigos es igual a diversión asegurada.

Yo soy de los que disfrutan con todas las películas de esta gente.

Saludos!

Redrum dijo...

Totalmente de acuerdo. Son una pollez mayúscula, pero es imposible no echarte unas risas y recordar varios gags antológicos.

1 saludo y gracias por comentar!