viernes, 25 de junio de 2010

Sesión doble: Air Doll + The Cove


El ser humano es el mayor hijo de puta que ha dado la naturaleza, no cabe duda. Somos la única especie que en vez de adaptarse a su entorno, adapta el entorno a sus necesidades asumiendo que son recursos infinitos. Con ello no me refiero solo a las diferentes fuentes de energía que vamos agotando al ritmo que la industria devora el suelo virgen, sino que hablo de las propias personas donde el equilibrio entre lo que esperamos recibir y lo que somos capaces de dar sella la fecha de caducidad en las relaciones. Por otro lado se nos han enseñado que el egoísmo es punible, llevándonos a una educación moral que propicia el mercado negro de ese egoísmo a partir de un falso altruismo donde nuestro bienestar se condiciona al de nuestro entorno en una teatralización de la bondad que se aleja mucho de un egoísmo positivo más emparentado con la, tan en boca hoy en día, sostenibilidad.

Las personas somos reciclables, de usar y tirar para que con una capa de pintura nos puedan usar otros, un vehículo, un amasijo hecho de carne y de tendones, un parásito en una cadena emocional condenado a repetir los actos de los que ha sido víctima. Perpetuamos los pecados porque asumimos nuestro anonimato, la idea de que el individuo por sí sólo no es capaz de marcar diferencias, de cambiar las cosas, y nadar a contra corriente para morir en la orilla es absurdo pudiendo dejarse llevar río abajo, exculpando nuestros actos con la inocente mirada que otea alrededor buscando las cicatrices presentes en cada uno de nosotros.

Pero cuando a veces se da ese momento mágico en que el mundo parece pararse y dar un respiro, desembotando nuestra mente, resulta maravilloso pensar que las cosas podrían ser diferentes.

The Cove no sólo habla de la masacre de delfines en Taiji, sino de como el consumo de su carne tóxica genera dinero a costa da la salud de los consumidores que creen estar comiendo otro pescado. Y lo hace desde la perspectiva de Richard O´Barry, principal defensor de los delfines y a la vez creador de Flipper, la serie que dio lugar el negocio de los delfinarios, que tuvo la amarga suerte de ver que río abajo el agua se teñía de sangre. Y más allá de la propia denuncia, del populismo que puede rodear The Cove, de lo banal que resulta la concienciación de sofá, lo que realmente emociona es ver como la voz de un sólo hombre, amplificada en forma de arte documental, puede cambiar una pequeña parte del mundo.

Propiamente The Cove es un recurso "fácil" para recaudar fondos para una causa noble y denunciar unos hechos reprobables, mostrando un activismo muy de moda hoy en día para el que el espectador final no acaba siendo otra cosa que un bolsillo del que sale dinero para la causa. Nuestro rol se emparenta con el de la muñeca hinchable de Air Doll, siempre dispuesta a cubrir las necesidades de otros y escuchar el drama cotidiano de quienes creen que la vida acaba en su biografía y más allá de ella sólo se extiende un mundo que existe en tanto que nos afecta.

Somos livianos como el aire, frágiles, con egos y voluntades vulnerables al más mínimo pinchazo, pendientes de la brisa de otros para conformar lo que somos. Y muchas veces nuestra identidad viene dada por el valor que tenemos para el resto, un espejo que no muestra nuestro reflejo sino las sonrisas agradecidas de otros, limitando nuestro espacio vital individual a un mero estado inerte que se prepara para interactuar con el mundo. Y entonces la muñeca cobra vida, siente, aprende y ama, descubre el poderoso valor de la negación más allá de las lucecitas montadas para escena y del dolor que exige elegir nadar río arriba.

Al igual que la protagonista del film de Kore-eda es rechazada cuando se descubre como algo más que un mudo interlocutor, un hombro creado para apoyar cabezas ajenas, vemos en The Cove como el ser humano es capaz de comunicarse con los delfines con un lenguaje creado a tal efecto, pero esa comunicación sólo fluye en una dirección al no haber buscado la manera de entender lo que un delfín ha de decirnos. Cuando Michael Moore preguntó a Marilyn Manson qué les hubiera dicho a los chicos que perpetraron la masacre de Columbine, él respondió que tan sólo los hubiera escuchado. Porque de alguna manera hemos perdido la perspectiva de nuestro rol en la vida, hemos hecho de nuestro entorno un pedestal desde el que creemos reinar sin entender que hasta el mayor de los reyes se sienta sobre su propio culo.

Y no deja de ser esa bahía roja un escenario equivalente a la basura que rodea la tumba de la muñeca hinchable, un sinfín de lápidas que detallan la utilidad dada por cada uno de sus habitantes. Porque dejarse llevar también es actuar, a veces se hace necesario simplemente permanecer inmóvil, llenar los pulmones de aire y observar el mundo desde fuera para saber que nuestra maza no debe perder la esperanza en su cantera, porque una muñeca hinchable nos dice que en su breve estancia entre nosotros ha podido ver, al menos, algo realmente hermoso. Si no fuera vuestro caso, os dejo con un video de los que, seas un delfín, una muñeca o incluso un ser humano, recordarás toda la vida.



7 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gusto esta sesión doble amigo Nico...
Hemos entrado en verano,tiempo de documentales en nuestros mejores cines,mejor dicho algunos...
the cove es un gran documental,ultimamente los academicos dorados estan acertando,esta tiene similitudes con Man on wire,me refiero estructura..
De Air doll esta por ver,los anteriores trabajos del director me encantaron..
saludos,por cierto hoy veo otro docu,tiene buena pinta..
http://www.youtube.com/watch?v=FF4H8lB2Y_o

Mister Lombreeze dijo...

Hermoso post y curioso vídeo, ya que la solidaridad en el cruel reino animal, en la Naturaleza es rara avis.
No creo que vea Air Doll, pero sí The Cove, por esa intención de denuncia de intoxicación de mercurio. A fin de cuentas, los delfines no tienen por qué dar más pena que las vacas o los cerdos.
Uno de los remedios para mejorar este mundo es el vegetarianismo. Estoy convencido de ello, aunque me falten huevos para militar.
Pero me lo estoy pensando.

Redrum dijo...

Me alegro, amigo Lázaro :D

Éste me gustó más que Man on Wire, es más complejo.

De Anvil sólo he escuchado bondandes! Ya nos contarás!

Gracias Mr.Lombreeze. Exacto, el valor que veo en The Cove es que, aunque se centre en esa matanza, tira del hilo para ver las motivaciones.

Uffff... una vida de vegetarianismo se me presenta como un onanismo gastronómico...

1 saludo y gracias por comentar!

Insanus dijo...

Air Doll la tengo en el Hdd del salón, pendiente de ver. Volveré para comentarla, redrum.

Dr. Quatermass dijo...

Gran vídeo, nunca había visto algo así, me ha encantado. Compartimos visión sobre The Cove, y Air Doll ciertamente me llama la atención, aunque de entrada me trae a la mente "tamaño natural".

Saludos!

Anónimo dijo...

Me llevé un berrinche en el pase de prensa de "the cove" no se lo puede usted imaginar mi estimado Redrum. Estoy con usted el hombre no es un lobo para le hombre, el hombre es el mayor hijo de puta. Que verdad.

Redrum dijo...

Aquí le espero, Insanus!!! :D

Doc, el texto viene casi más motivado por ese video (que saqué de Fogonazos) que de los films ;)

Jajajaja! Menudo apuro lagrimear en pleno pase de prensa, Alfie!!! Desde luego que somos unos hijos de la gran puta, pero me gusta ver como esa concepción no se lleva al "las corporaciones, los ricos" sino que todo nace del individuo, ya que rico, pobre, magnate empresarial o atunero, todos somos de la misma calaña, pero con diferentes trajes.

1 saludo y gracias por comentar!