Era de esperar que el film de Malick despertara pasiones e iras a su paso por la cartelera patria, y más cuando la tendencia del director norteamericano ha ido acercando su cine a la abstracción y la reflexión, términos poco amigos de los multisalas. Y de entre los argumentos más socorridos para suspender El árbol de la vida se encuentra el aburrimiento, escudado en lo críptico de la propuesta o lo anodino (para algunos) de algunos de sus pasajes. No puedo estar más en desacuerdo: aburrirse con el film de Malick es de haber perdido por completo la inocencia.
El film de Malick representa la mirada del niño vista desde el recuerdo del hombre, imbricando preguntas que no buscan respuesta y una visión de la vida mucho más honesta que la habitual y rancia que puebla el cine comercial (y gran parte del invisible). Y sin embargo una historia mucho más tangible y cercana a nosotros acaba por resultar anodina, a apelar al "no conecté con el film" como criterio artístico (perpetuando males endémicos de la crítica) y a desgastar la comparativa con 2001: una odisea del espacio cuando ambos films se parecen lo que un huevo a una castaña, víctimas del subjetivismo propio al que han llevado las plataformas digitales.
El film de Malick es el mejor del año, de manera incontestable, y puede que el mejor de lo que llevamos de siglo, no sólo por lo que es sino también por lo que supone, ya no solo en ciertas redefiniciones de un lenguaje cinematográfico poco habituales en el mainstream sino por su ambiciosa manera de plantear el cine como un arte total. Y con ello, más allá de gustos y religiones, El árbol de la vida supone un film técnicamente irreprochable en el que su filosófica narrativa no nace de la forma ni la apoya sino que conforma una unidad que no entiende de porcentajes en una simbiosis que para otros censuramos ya sea por pedante o por lucimiento técnico.
Manu Yáñez decía desde las páginas de Fotogramas que "sólo queda esperar a tener la oportunidad de revisar esta obra monumental, que merece ser estudiada al margen de la agitación, urgencia y espesura de la vida festivalera. [...] Démosle un tiempo a esta obra desconcertante y extraña, cuya traumática primera proyección dejó en paños menores a los críticos del Cannes 2011", y esas urgencias festivaleras son equivalentes a las de los sites digitales que no dejan pasar ni 24 horas para pronunciarse sobre un film que no acaba tras la proyección sino que crece y crece al volver a él. En mi caso fue un largo rato el que pasé sentado en un parque al acabar el film, observando a la gente mientras volvía sobre ciertas escenas del film, pero entiendo que resulta más fácil volver a casa raudo construyendo un discurso vacuo fundamentado en el aburrimiento de un film al que no hemos dejado entrar.
El árbol de la vida es uno de esos contados films que marcan época en la industria y el arte, que mientras genera división entre los espectadores se va creando un hueco en la historia que llevará a preguntarnos dónde estábamos nosotros el día que se estrenó. Tan cercano como ambicioso, universal y local, poético y terrenal, pero sobretodo tremendamente humano. No hablamos de ser pionero sino de elevar y fusionar elementos ya tratados en otros films para dotarlos de una majestuosa fuerza y belleza que insta al espectador a, como dice Blutarsky en La casa de los horrores, "convertiros en un lienzo puro e inmaculado" para aprehender lo que Malick quiere decirnos. En un mundo donde el "todo está inventado" se cree su propia mentira, Sergi Fabregat afirma "todavía se puede soñar en un cine, en un mundo más allá de las estrellas". Hay films cuyo visionado provoca un exclusivo "gracias", balbuceado antes de volver a caer en un mutismo necesario, porque cualquier comentario se vuelve absurdo ante semejante espectáculo.
6 comentarios:
Y entre lo que dices y lo que dice Mr. Mierdas... Al final me vais a ir a hacer verla.
"de manera incontestable"?, bueno, todavía tengo que verla yo.., a lo mejor te contesto.
"convertiros en un lienzo puro e inmaculado"?, jodo y luego te ríes de mí cuando hablo del "amor".
bueno, pues nada, ya volveré cuando la haya visto, pero claro fotogramas como el del sol detrás del planeta no ayudan a evitar comparaciones con 2001
David, desde luego haz caso a MM :D O en todo caso, si no te emociona sobremanera el film, te partirás la caja cosa mala...
Jajaja! Mr.Lombreeze, solo citaba, que yo mariconadas no escribo...
Véala, aunque barrunto que le va a parecer una soberana pollez, aunque verá que solo se asemeja a 2001 tangencialmente.
1 saludo y gracias por comentar!
David, haz caso a Redrum, que después de leer su post he pensado como el gafapastas que salía del cine conmigo... ¿Debo volver a verla?
¿Dios es Dios o Black is Black?
Si Kubrick levantara la cabeza...
Un saludo REdRUm!
Ja,ja,ja...
... Qué manera de eludir responsabilidades..
Mr.Mierdas, acabo de leerle a un colega que va por quinta vez que la ve!
David, a gusto va, y más si ya conoces a Malick. Eso sí, yo sigo pensando que será un film importante dentro de la historia del cine.
1 saludo y gracias por comentar!
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