sábado, 25 de julio de 2009

Mumford: Amable retrato de las perversiones


La felicidad de las personas consiste en saber equilibrar la balanza entre lo que damos y lo que necesitamos. Tan importante es dar como recibir, así como compensar ambos factores por tal de evitar que elementos salten de un campo a otro. Ahí entra en juego el Doctor Mumford con su peculiar terapia, que claro está deja a la altura del betún a la psicología tradicional, apostando por clichés típicos del cine.

La cinta de Lawrence Kasdan nos sumerge en una pequeña ciudad donde varios de sus habitantes afrontan con el psicoterapeuta sus problemas cotidianos, desde el hombre que vive inmerso en sus fantasías sexuales hasta la chica afectada de síndrome de fatiga crónica. Siendo el doctor un hombre popular en el pueblo tendrá contacto con el resto de habitantes igualmente necesitados de ayuda pero útiles en la terapia con sus pacientes.

Así se expande el abanico de personajes que giran entorno a Mumford, completo protagonista del film pero carente de entidad, sólo formada a través del retrato de sus pacientes. Con ello se forja un enigma sobre el psicólogo que se antoja poco a poco como nudo del film mientras vemos avanzar la terapia con el resto de pacientes. Es decir, empatizamos con un personaje que desconocemos por completo más allá de su sonrisa y su capacidad para ayudar, y a través de él nos acercamos al resto de personajes.
Y es que si algo brilla en Mumford es su excelente guión, al que no le sobra escena ni frase. Hábilmente se nos introduce en el mundo del doctor, aportando sólo información cuando interactúa con los habitantes del pueblo, y dejando entrever un secreto en sus momentos en soledad, retrasando la sorpresa y el aparente nudo hacia más allá de la mitad del film. Entretanto vemos un excelente uso de las escenas y un soberbio repaso de la vida anterior del doctor.

Como ya he dicho en el título, Mumford es un film amable y como tal se desarrolla, cayendo en el tópico de que la gente sólo necesita ser escuchada, huyendo de la crudeza de algunas patologías y apelando a la bondad de las personas. Eso resta potencia dramática a un film que descubre sus tintes románticos pronto pero raciona bien las subtramas en forma de terapia para que el film avance dinámicamente.

Ayuda en esa tarea el excelente y variado reparto, encabezado por el sorprendente Loren Dean y al que acompañan Hope Davis, Jason Lee, Alfre Woodard, Zooey Deschanel, Mary McDonnell, Martin Short, Pruitt Taylor Vince y Ted Danson, todos ellos aportando un contraste en función de sus patologías, y con los que acabamos simpatizando. El excelente guión se encarga de dar forma a cada uno de los personajes sin convertirlos en meros satélites de la trama principal, ayudando también a engrandecer el esperado happy ending de rigor.

En definitiva, Mumford es un film brillante y simpático, bien narrado, bien planificado y bien interpretado, donde las únicas pegas serían la encorsetada dirección y el simplista análisis de los problemas de los habitantes de Mumford. Uno de esos films que desde la sencillez consiguen dejar un buen sabor de boca.



4 comentarios:

José Luis López Recio dijo...

Refleja una atmósfera muy agradable. El reparto me ha gustado mucho.
Saludos

Crowley dijo...

Me gustó bastante esta comedia agridulce, en especial la primera parte que, para mi, tiene más fuerza que la segunda. Me gustaron también mucho las escenas en blanco y negro (como en Pleasentville) y la ambientación.
Saludos
Nos leemos

marguis dijo...

Es una de esas pelis amables que gusta ver de vez en cuando, una sorpresa agradable y bien hecha... a mi me sorprendió ver a Jason Lee actuando... aunque ahora ya no es tan raro... aunque del guiño skater no se salva!

Redrum dijo...

Muy coral, Jose, y muy correctos todos.

Crowley, totalmente de acuerdo, la segunda parte flojea un poco comparado con el dinamismo del arranque.

Marguis, y tanto, films amables son necesarios!

1 saludo y gracias por comentar!