domingo, 13 de septiembre de 2009

District 9: El velocista que se metió a maratones


Y a los 20 minutos ya le faltaba el oxígeno. District 9 supone el estreno del surafricano
Neill Blomkamp en el largometraje tras cosechar cierto renombre dentro del cortometraje. Para ello ha adaptado Alive in Joberg, su trabajo más célebre y que condensa la premisa que vemos en District 9 para intentar revitalizar un género marcado por el abuso de los efectos especiales. Así entra en juego Peter Jackson, como marca, y sus escasos 30 millones de dólares de presupuesto que auguraban "algo diferente" en una cartelera llena de clones, para finalmente cambiar ideas por fórmulas convencionales que estandarizan un film cuyo arranque anunciaba gloria.


Blomkamp y Terri Tatchell consiguen alargar la premisa inicial de los escasos 6 minutos que duraba el corto a los 18 minutos en District 9, donde se agotan las ideas y toca dar comienzo a la auténtica trama, acabando de paso con las esperanzas de quien esperaba algo novedoso en este film. Si bien entrando en las reglas del cine comercial se pueden crear obras maestras como Hijos de los Hombres o Wall·E, también se puede huir de dichos patrones y presentar films tan interesantes como El hombre de la Tierra o How to live on Earth.

Ni Blomkamp ni Jackson han asumido reto y riesgo, con lo que su producto primeramente ladra para finalmente juguetear. En ese convencionalismo encontramos la fisura por la que District 9 naufraga, en la aparente transgresión que acaba cojeando en homenajes y copias. Las virtudes de Blomkamp quedan así retratadas en un District 9 que le muestra como un narrador inseguro, carente de ideas para el desarrollo de una historia, aunque hábil para el uso de los efectos especiales. Así se apoderan de District 9 los patrones del género en el momento que abandonamos el aspecto documental y pasamos a narrar en tercera persona, entrando en otro film que se aleja mucho de la brillantez del primer tramo.

La supuesta crítica al apartheid o la segregación racial queda diluida por un erróneo tratamiento de los personajes, donde primeramente casi se justifica el aislamiento de los alienígenas, para después usar al único inteligente para empatizar con el espectador, colocándolo junto a un protagonista más movido por ADN que por convicción. El contrapunto a la imagen de la crueldad humana vuelve a recaer en las despiadadas cabeza de militares y corporaciones, figuras que se alejan por completo del espectador que está en la sala, impidiendo una reflexión al respecto por tan marcada distancia. Al espectador sólo se le permite identificarse con un protagonista que, más allá de la más que correcta interpretación de Sharlto Copley, sólo motiva su giro ideológico en motivos puramente individuales, rematando Blomkamp el desastre con un plano que muestra el drama de convertir a su protagonista en uno más de ellos.

Más allá del naufragio de la idea que convertía a District 9 en un film a tener muy en cuenta, queda una historia que, con un pulso irregular, busca dar cabida a toda una serie de escenas que beben de otros films y que aciertan en presentar una historia relativamente coherente donde el auténtico brillo se lo llevan los efectos especiales. Y es que si durante el primer tramo no nos cuestionamos lo que se nos narra, por su aspecto documental, lo rutinario del resto nos lleva a no interesarnos en entender las contradicciones, básicamente porque las asumimos mientras nos alejamos de tan convencional narración.

Neill Blomkamp ha parido un hijo bicéfalo que para cuando acaba pactando un rumbo, elige el más fácil y conocido, sin que por ello deje de ser un buen film. Pero su breve brillo nos recuerda que ni tan sólo Roy nació para perdurar.

6 comentarios:

Angel "Verbal" Kint dijo...

Bstante de acuerdo en casi todo...pero los dineros de Peter Jackson no son gratis y la cinta debía ser comercial...
lo que pudo ser y no fue...por cierto buena la comparación con los velocistas y los maratones

Crowley dijo...

Pues yo creo que es una maravilla y una de las mejores pelis de ciencia ficción en tiempos. Te invito a pasar por mi blog si te apetece leer mi post de District9.
Saludos

Dr. Quatermass dijo...

Jajaj que buen enfoque le has dado, es como si Usain Bolt intentará correr los 1500 metros, como llegaría a la meta!!

Yo creo que el punto aquí es lo que dice Angel, 30 millones de dolares son una inversión que hay que recuperar y con el tono documental, el análisis sociológico, etc. no se recupera esa pasta.

Curiosamente ayer leí una entrevista con el director y dice que no hay prevista secuela, que ya está trabajando en otro proyecto... veremos.

Saludos!

Redrum dijo...

Vale Ángel, pero entendemos que a la postre, comercial es que venda, ¿no? Y con la campaña creada tenían de sobra para "engañar" a gente equivalente a su presupuesto.

Crowley, ya he pasado, y como he dicho en la crítica, propongo 2 films recientes en esa onda mucho mejores, y otros dos mucho más arriesgados. Es más, entendiendo que gran parte del mérito del film reside en el corto previo, más dañada queda District 9.

Jajajaja! Osti Doc! Yo creo que aún marcaría record del mundo y todo! Ese tío sí que es marciano!!!

Una secuela, para mí, perdería todo el interés. Por otro lado me comentaron que la supuesta crítica el mismo Blomkamp la asumió de lejos, sólo de pasada porque no quería mojarse, y se nota mucho en el film.

1 saludo y gracias por comentar!

M. Jordan dijo...

Si hubiera explorado un poco más el momentazo tetsuo creo que la cosa hubiera ido por unos derroteros más interesantes.

¡¡Que viva la nueva carne!!

Redrum dijo...

¿Tsukamoto y Cronenberg? Mira que vimos influencias en el film de Blomkamp, pero justo esas no...

A ver si para la segunda parte (que dice que no va a hacer) se pone las pilas!!!

1 saludo y gracias por comentar!