martes, 12 de octubre de 2010

Sitges 2010: Días 3 y 4


Tercer día de mi estancia en Sitges y llega uno de los platos fuertes del festival, pese a que las colas son menores de lo esperado. Llega Rubber y con ella la historia de un neumático asesino dotado de poderes psíquicos, dispuesto a no dejar títere con cabeza a su paso. Y es que la gamberra apuesta de Quentin Dupieux levantó tantas carcajadas como aplausos entre un público entregada a tan extraño film. Se ha convertido por derecho propio en una de las mejores del festival, con un arranque surrealista y una primera mitad inspiradísima, donde vemos los primeros pasos del neumático en su entorno, aprendiendo y disfrutando de su condición. No es nada fácil hacer que un neumático sea expresivo…


Segundo plato, y de nuevo uno de los fuertes, que no es otro que The Ward, el regreso a la gran pantalla de John Carpenter. Y con él volvemos a las discusiones entre fanáticos y no fanáticos con un film que, pese a la buena factura, no tendría apenas notoriedad si no fuera por quien lo firma. La historia nos sitúa en un pabellón psiquiátrico donde una chica ha sido ingresada tras incendiar una casa. Allí empezará a ser acosada por un fantasma ante la incredulidad de los doctores y el silencio de sus compañeras, que poco a poco irán pereciendo. Si a las trampas habituales sumamos su cierre, y el uso excesivo del sonido y los sustos de manual para aterrorizar, queda un producto que no defraudará a sus seguidores pero al resto puede que se les quede corto, y más en un festival con tanta oferta donde el riesgo suele ser reconocido.

Ya entrada la tarde era turno para Secuestrados, el film de Miguel Ángel Vivas. Con un arranque soberbio aunque tramposo y unos escasos diez planos secuencia se basta el director para componer un film tan físico como angustiante. No es caprichoso que cada set piece sea un plano secuencia, sumergiendo al espectador en el relato y no renunciando al lucimiento al fusionar dos planos secuencia en uno solo. No faltan el guiño a Funny Games ni los caracteres arquetípicos para un film más enfocado en impactar que en reflexionar.


Y para cerrar el día llegó otra de esas rarezas tan necesarias en el panorama cinematográfico, Sound of Noise, de Ola Simonsson y Johannes Stjarne Nilsson. La propuesta nos sitúa a lomos de un policía que pertenece a una estirpe de reconocidos músicos pero cuyo nulo oído musical lo convierte en la oveja negra de la familia. Pero su oportunidad llega cuando un excéntrico grupo de terroristas intente sembrar el caos en la ciudad a base de conciertos prohibidos, rechazando los instrumentos para utilizar la ciudad como vehículo para la música. Así veremos los 4 movimientos de una sinfonía que les llevará a un quirófano, un banco, el exterior de un auditorio y unos cables de alta tensión en una escena tremendamente creativa. Y pese a recordar a la voluntad de sacar la cámara a las calles de distintas tendencias cinematográficas, el film acaba perdiendo fuelle y cayendo en una linealidad y corrección lejana a lo visto en su primera mitad.

Con ello cerramos el día y tocaba madrugar el día siguiente para ver A horrible way to die, film de Adam Wingard. A grandes rasgos nos narra la vida de una mujer tras delatar a su marido, culpable de varios asesinatos. Mostrando paralelamente la huida del hombre de la prisión junto al intento de rehacer su vida de la protagonista, se tratan alcoholemia y asesinatos como enfermedades a las que ambos hacen frente. Sin prisas y sumergiendo la cámara en el núcleo emocional de ambos protagonistas vemos el intento de superar un pasado del que no saben escapar, un hilero de sangre que siempre permite desandar nuestros pasos.


Tras la dosis de sangre y relaciones humanas, tocaba desatascar el compungido corazón con una divertida propuesta como es Super, enésimo film sobre personas corrientes convertidas a superhéroes. La cinta firmada por James Gunn (guionista de Amanecer de los muertos) nos narra la lucha de un hombre vulgar por rescatar a su amada de las garras de unos narcotraficantes, mamporros mediante. Y pese a la insolencia de algunas escenas, empiezan ya a oler a rancio este tipo de propuestas al buscar todas una estética de cómic y tirar de un humor negro, restando identidad a cada propuesta donde lo excesivo se convierte en seña distintiva. En este caso tenemos un protagonista patético con el que resultaría fácil empatizar, pero los excesos lo convierten en meramente funcional, restando punto para decantarse por la parte más desenfada. Divertida, sin duda, pero hija de los estudios de mercado.

Más tarde llegaba la inefable Dream Home del hongkongnés Pang Ho-cheung, donde nos plantea una denuncia sobre la especulación inmobiliaria. La idea se reduce a mostrar el sueño de una mujer por tener una casa con vistas al mar que resulta demasiado cara. Por ello acabará perpetrando una masacre en el edificio donde está el piso que quiere adquirir para así conseguir una rebaja en el precio. La línea principal se encarga de mostrarnos su presente y las dificultades económicas de mantener con su sueldo a la familia, alternando flashbacks para justificar tan anhelado sueño. La otra línea narrativa nos muestra la noche donde sucede la masacre, un auténtico festival de sangre y tripas donde la crueldad de la protagonista no queda ni de lejos justificada. Una mezcla desequilibrada que acaba aburriendo.

La siguiente sesión vino aderezada con la entrega del premio La màquina del temps a la meteórica trayectoria de Richard Kelly (Donnie Darko, Southland Tales), que tímidamente agradeció el premio recordando la gran acogida de sus dos primeros films en este festival. Y tras ello llegaba la nueva propuesta de Brad Anderson (Session 9, El maquinista), Vanishing in the 7th Street, que con una premisa interesantísima acaba quedándose precisamente en dicha premisa. El arranque es impresionante, donde nos muestra como la oscuridad acecha a las personas y las desvanece instantáneamente. El resto se convierte en un survival horror al que le falta garra y guión, diluyéndose en flashbacks intrascendentes. El propio film acaba “a oscuras” tras brillar los primeros minutos, y remata la función con el habitual guiño a la esperanza.


El penúltimo film del día nos dejó sobre el escenario la presencia de un simpático James Wan encantado con el festival y el ambiente de Sitges. Tras esto, arrancó el visionado de su último y extraño film, Insidious, del que hay opiniones para todos los gustos. Yo no me decidía por ninguna ya que el film se construye desde un clasicismo de libro pero sus acabados buscan una identidad propia, navegando por varios estilos y creando un efectivo film de terror. No le auguro un gran éxito de taquilla, pero sí es un film que tiene todos los números para ganar mucho con un segundo visionado.

Y el día finalmente acaba con 14 days with Victor, de Román Parrado, que nos cuenta la experiencia del joven Víctor posando para un artista atormentado con la idea de plasmar la esencia del sufrimiento. A partir de ahí se explora la psicología del artista en decadencia y del joven en busca de una identidad, tratado bajo el manto del arte desde su concepción a su venta. El film es interesante cuando se sumerge en sus personajes, mostrando como el arte se convierte en un vehículo a través del cual canalizar su dolor y jugando a veces al despiste. Cuando entra en el debate sobre los límites del arte se torna demasiado convencional y previsible, mientras que la imagen del artista esclavo del mercado es más poderosa que la de los ricos ansiosos de arte extremo.

Y con esto toca encarar un martes y miércoles donde estaremos en la masterclass de Joe Dante, veremos el nuevo film de Takeshi Kitano, el nuevo de Miike, y otros films como La doppia ora o My Joy. ¡Un saludo!

2 comentarios:

Ivan dijo...

Aquí escribe uno de los mayores fans de Carpenter, y bueno, "The Ward" es normalita, tirando a flojilla, pero bueno, que le vamos a hacer...
"Rare Exports" es la bomba! jeje

Saludos! ;)

Redrum dijo...

Mierda, si sabía que no debía perdérmela...

The Ward me pareció correctísima, de aquellas a las que pocas pegas puedes ponerle, pero tampoco decir que tenga grandes cosas a destacar, y menos en un festival lleno de rarezas.

Cámbiate la foto del FB y ponte el neumático de Rubber :D

1 saludo y gracias por comentar!