Todo germen de cambio nace de la violencia, de una lucha interior. En un género tan explotado como el terror, tan previsible, desgastado por ciertas sofisticaciones ornamentales y sometido habitualmente a fórmulas rentables, se antojaba necesario un paso atrás. Despojar la propuesta de artificios y volver a su esencia, pero sofisticando la forma sin traicionar por ello las bases del género, ofreciendo así un producto crudo y violento revestido de liviana elegancia que sofistica sin ahogar.
Y es que el terror es un emoción primaria, directa e inmediata, alejada de lógica o reflexión. Puede disfrazarse de la elegancia de El silencio de los Corderos o Alien, pero bajo ellas late ese terror primario que tan crudamente mostró Tobe Hooper en La matanza de Texas. Esa materia prima es la que se ha ido desvirtuando en pro de fórmulas más comerciales, intentos de renovación o la directa banalización en espectáculo de sangre y tripas.
Ahí entra en juego la llamada Nouvelle Horreur Vague encabezada por el ya americanizado Alexander Aja, y donde films como Alta Tensión, Calvaire, Ils, Frontiere(s) y la misma À l’Interieur marcan tendencia a una renovación de un género artísticamente en horas bajas. Y como era de esperar, la taquilla ha ignorado las propuestas mientras se prepara para la sexta entrega de la saga de Jigsaw.
Y es que si la propuesta de Aja se mostraba tan ambiciosa como difusa, la de Alexandre Bustillo y Julien Maury con À l'intérieur es tan brutal como simple, con una brillante puesta en escena para una visceral historia. Así optan por un conjunto muy reducido de elementos, una precariedad que saben explotar perfectamente y crear un producto compacto y sin concesiones.
À l'intérieur arranca de manera impecable situándonos en pocos minutos, para después adentrarnos en los muros del hogar de la protagonista para no abandonarlos. Allí sufriremos junto a la embarazada (Alysson Paradis) el acoso de una extraña, primero inquietándonos para después aterrarnos con una serie de poderosas imágenes y un desarrollo simple pero efectivo.
Siguiendo los cánones del género tenemos tanta sangre como incautos secundarios que mueren a manos de tan implacable asesina, sin alardes ni trucos, empleando los espacios hábilmente para resultar verosímil. Todo ello sin escatimar una sola gota de sangre ni una sola de sus incómodas imágenes, con un prodigioso empaque visual que juega con luces y sombras para crear la atmósfera adecuada a cada escena.
Y todo ello con la protagonista encerrada en un lavabo gran parte del film, llevando el peso del metraje Béatrice Dalle con un personaje escalofriante. Sus actos duelen, impactan, alejándose de la intrascendencia que provocaba la tortura de Hostel, buscando la cercanía del espectador en vez de proponerle únicamente un espectáculo morboso. Alexandre Bustillo y Julien Maurys nos sitúan dentro de la escena para vivir la violencia, no la escenificación de esta.
Puede que la apuesta parezca simple y la intriga escasa o previsible, pero a eso juega À l'intérieur, retomando tramas sencillas sin distraernos con sofisticaciones, sin buscar otra implicación más elevada del espectador. Y así es como la propuesta no se traiciona a sí misma, creciendo en rojo hasta su demoledor desenlace.
En definitiva, un film brutal y elegante, de los que se enganchan a la retina con brillantes excesos sin dejar un respiro a un espectador al que se le permite situarse rápidamente en su interior. À l'intérieur nos lo hace pasar mal, nos regala la vista y cierra con un magnífico final que no dejará a nadie indiferente.
Lo mejor: El crudo fondo contra la trabajada forma.
Lo peor: Que se vea como un simple espectáculo de sangre y tripas.
El dato: El guiño del film lo tenemos cuando en un breve momento podemos ver que la protagonista vive en el número 666.
Y es que el terror es un emoción primaria, directa e inmediata, alejada de lógica o reflexión. Puede disfrazarse de la elegancia de El silencio de los Corderos o Alien, pero bajo ellas late ese terror primario que tan crudamente mostró Tobe Hooper en La matanza de Texas. Esa materia prima es la que se ha ido desvirtuando en pro de fórmulas más comerciales, intentos de renovación o la directa banalización en espectáculo de sangre y tripas.
Ahí entra en juego la llamada Nouvelle Horreur Vague encabezada por el ya americanizado Alexander Aja, y donde films como Alta Tensión, Calvaire, Ils, Frontiere(s) y la misma À l’Interieur marcan tendencia a una renovación de un género artísticamente en horas bajas. Y como era de esperar, la taquilla ha ignorado las propuestas mientras se prepara para la sexta entrega de la saga de Jigsaw.
Y es que si la propuesta de Aja se mostraba tan ambiciosa como difusa, la de Alexandre Bustillo y Julien Maury con À l'intérieur es tan brutal como simple, con una brillante puesta en escena para una visceral historia. Así optan por un conjunto muy reducido de elementos, una precariedad que saben explotar perfectamente y crear un producto compacto y sin concesiones.
À l'intérieur arranca de manera impecable situándonos en pocos minutos, para después adentrarnos en los muros del hogar de la protagonista para no abandonarlos. Allí sufriremos junto a la embarazada (Alysson Paradis) el acoso de una extraña, primero inquietándonos para después aterrarnos con una serie de poderosas imágenes y un desarrollo simple pero efectivo.
Siguiendo los cánones del género tenemos tanta sangre como incautos secundarios que mueren a manos de tan implacable asesina, sin alardes ni trucos, empleando los espacios hábilmente para resultar verosímil. Todo ello sin escatimar una sola gota de sangre ni una sola de sus incómodas imágenes, con un prodigioso empaque visual que juega con luces y sombras para crear la atmósfera adecuada a cada escena.
Y todo ello con la protagonista encerrada en un lavabo gran parte del film, llevando el peso del metraje Béatrice Dalle con un personaje escalofriante. Sus actos duelen, impactan, alejándose de la intrascendencia que provocaba la tortura de Hostel, buscando la cercanía del espectador en vez de proponerle únicamente un espectáculo morboso. Alexandre Bustillo y Julien Maurys nos sitúan dentro de la escena para vivir la violencia, no la escenificación de esta.
Puede que la apuesta parezca simple y la intriga escasa o previsible, pero a eso juega À l'intérieur, retomando tramas sencillas sin distraernos con sofisticaciones, sin buscar otra implicación más elevada del espectador. Y así es como la propuesta no se traiciona a sí misma, creciendo en rojo hasta su demoledor desenlace.
En definitiva, un film brutal y elegante, de los que se enganchan a la retina con brillantes excesos sin dejar un respiro a un espectador al que se le permite situarse rápidamente en su interior. À l'intérieur nos lo hace pasar mal, nos regala la vista y cierra con un magnífico final que no dejará a nadie indiferente.
Lo mejor: El crudo fondo contra la trabajada forma.
Lo peor: Que se vea como un simple espectáculo de sangre y tripas.
El dato: El guiño del film lo tenemos cuando en un breve momento podemos ver que la protagonista vive en el número 666.
9 comentarios:
me la apunto, volveré...
Leñe, qué confiannza tiene en mis recomendaciones, Mr.Lombreeze... a menos que sea para aumentar sus ganas de estrangularme!!!
Bueno, si los films que nombro en la crítica no le gustaron, abandone. En caso contrario, le gustará y espero sus impresiones!
¡1 saludo y gracias por comentar!
No he visto ninguna peli de las de Aja, pero la sangre y la casquería sí que me gustan, aunque últimamente las visito poco.
Creo que la última que vi y me gustó fue "Wolf Creek" y desde entonces sigo a su director, Greg McLean. Creo que promete.
Si no me gusta esta última recomendación suya, en este caso, le sacaré las tripas.
Mr. Lombreeze, cuélgame a mí también si tras ver "À l'interieur" decides que el ahorcamiento es lo único que puede salvar el gusto de redrum.
Hay escenas de esta película que me siguen persiguiendo meses después de haberla visto. No busques una trama profunda, sólo elegante tensión.
Me sumo a lo que apunta redrum en la crítica sobre la maravillosa puesta en escena (¡!) y la fotografía. También a lo tétrico del personaje de Béatrice Dalle, que consigue acojonarme más que ver a los oscuros nazguls buscando al perqueño Frodo por toda la Comarca.
Sin duda una película que impacta por su sobriedad y que ha pasado a formar parte del imaginario común de cierta gente que está mal de la cabeza. Hablo del ambiente de Sitges y derivados, claro está.
Mr.Lombreeze, Wolf Creek es mucho más floja y común que esta, así que seguro que le gusta y "enmiendo" lo de Outlander ;)
Mónica, gracias por la evaluación gratuita! Jajajaja!!!!
Si es que no hay nada como estar bien aconsejado...
¡1 saludo y gracias por comentar!
Sigue el consejo de quien te recomendó "À l'interieur", ¡¡¡tiene buen gusto!!!
Ooohhh... y el de quien te recomendó "La Jetée"!!!!!
Si me dices que son la misma persona, hazle un monumento :D
Jajajaja! Instauraré el premios Spielberg y serás la primera en recibirlo!
¡1 homenaje y gracias por comentar!
Ya he visto esta peli.
Pese a la inverosimilitud excesiva del guión a partir de la llegada del segundo coche de policía, (no sé cuál de los tres agentes es más tonto), me parece una propuesta atractiva e interesante. Y me uno a la recomendación.
Me quedo con el final, -bloody and burned madonna-, que es antológico.
Me alegro que le gustara, caballero!!! Partiendo de los cánones del género y sus lerdas víctimas, sabe darle un empaque elegante y brutal.
Es decir, no traicionar pero tampoco dejar de estilizar la violencia.
¡1 saludo y gracias por comentar!
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