“Hay ciertos temas de interés absorbente, pero demasiado horribles para ser objeto de una obra de ficción. El mero escritor romántico debe evitarlos si no desea ofender o desagradar. Sólo se los usa con propiedad cuando lo severo y lo majestuoso de la verdad los santifican y los sostienen. Nos estremecemos con el más intenso de los “dolores agradables“ ante los relatos del paso del Beresina, del terremoto de Lisboa, de la peste de Londres y de la matanza de San Bartolomé, o la asfixia de los ciento veintitrés prisioneros en el Pozo Negro de Calcuta. Pero en estos relatos lo excitante es el hecho, la realidad, la historia. Como invenciones nos inspirarían simple aversión.”
El entierro prematuro, Edgar Allan Poe.
La historia del cine está llena de films polémicos. Normalmente las ampollas que dichos títulos levantan suelen adscribirse a parcelas muy concretas, ya sea la religión (Je vous salue, Marie, Dogma), la moral (Ecstasy, La naranja mecánica), la política (El cazador) o lo explícito de sus escenas (Anticristo, Irreversible). Al echar la vista atrás resulta anecdótico pensar en el escándalo que supuso la escena del guante en Gilda, la ideología de cintas como El nacimiento de una nación o las crudas escenas de Henry, retrato de un asesino en serie, ya que los límites de lo socialmente aceptado se han ido ampliando tanto en la retina como en el sistema de valores del espectador.
Muchos de esos films chocan directamente con una sociedad aparentemente aún no preparada para aceptar lo que el cine les propone, pero consciente de que esa aceptación pasa por una imagen social que poco o nada tiene que ver con la intimidad individual. Si bien un desnudo en el cine podía generar polémica antaño, todos eran dueños y espectadores de desnudos cotidianos. Lo mismo sucede con la polémica que suscitan cintas como El crimen del Padre Amaro entre un gremio que no acepta un “basado en hechos reales”, dejando clara la importancia del “de puertas adentro” en ciertos temas mal vistos cuando a través del cine se hacen extensivos al gran público.
Pero si bien muchas de esas polémicas venían dadas por la doble moral del individuo frente a la masa, otras chocaban directamente contra una moral que ni tan sólo se acepta intrínsecamente y que normalmente viene disfrazada de provocación. Cuando al espectador se le enfrenta a algo que personalmente acepta, pero socialmente repudia, se siembra una reflexión a través del arte, pero cuando la propuesta choca frontalmente con valores, a priori, universales e inmutables, se anula la reflexión para alimentar la indignación ya no sólo por lo discutible de la propuesta sino también por la cuota de provocación en busca de una notoriedad. Arte y marketing rara vez van de la mano.
Pero el eco de dicha polémica provocación se perpetúa (en algunos casos) en el tiempo al continuar vigentes los valores que chocan con la propuesta. Sucede con la coprofagia de Pink Flamingos o el realismo de Holocausto Caníbal, films que han envejecido mejor que muchas otras propuestas más insolentes e inocuas. Y dentro de ese grupo podemos empezar a incluir a A Serbian Film, del director serbio Srdjan Spasojevic, película que ya acumula una ingente cantidad de artículos y críticas negativas debido a la brutalidad de sus escenas.
Argumenta su director que el film no deja de ser una parábola de los abusos del gobierno serbio hacia el pueblo, así como se muestra orgulloso de un film que, según dice, es el único en más de una década que no ha contado con dinero del estado. Y no deja de haber referencias a Serbia como país dentro del film (el mismo título), pero en ningún momento se acerca A Serbian Film a una reflexión política, ni pretende basar su fuerza en aspectos cinematográficos. Srdjan Spasojevic ha conseguido que su nombre suene con fuerza a base de la contundencia de sus imágenes, obviando la pericia que como director ha demostrado, así como el resto de aspectos artísticos que pierden fuelle y notoriedad para dar paso a las escenas que han de dar trascendencia a A Serbian Film.
Si los responsables de Holocausto Caníbal tuvieron que mostrar vivos a los protagonistas para eludir a la justicia (que los creía realmente muertos), al cineasta serbio tampoco le ha puesto la justicia nada fácil llevar a las pantallas A Serbian Film. Y es que en su paso de digital a 35mm, el estudio que se hacía cargo reclamó la presencia del director para aclarar ciertos aspectos artísticos, siendo una estratagema para ponerlo frente a la justicia alemana, que creía reales las imágenes vistas en el film. Sin embargo el espectador ha madurado o educado lo suficiente la vista como para entender las ficciones del cine, sin necesidad de escandalizarse por la cuota de realidad que contienen, dejando su indignación para la cuota de realidad que insinúa, la parte que al salir de la sala sigue vigente.
Y es que sin la voluntad de escandalizar, A Serbian Film podría haber sido una buena película, pero abandonando una intención artística para sumergirse en el escándalo es donde va a encontrar la inmor(t)alidad el film de Srdjan Spasojevic. Cuando el mensaje se pervierte en pro del efectismo, el efecto se convierte en el mensaje, y sin ser una mala película, A Serbian Film se acaba ahogando en la hipérbole.
9 comentarios:
Hay que reconocer que Ángel Salas si que sabe levantar ampollas, porque hay que reconcer quen en los últimos cinco años ha elegido una pelí cada vez más dura, desde l'interieur a Martyrs. Bueno, tenías que haber escuchado en las mañanas de Cuatro de Concha García Campoy, le ponían a Salas a caer de un burro, llegaron a decir que había que quitarle como director del festival por haber la programado. Lo que la gente no se da cuenta es que Salas programa, pero todos los que acuden sacan libremente una entrada para ver una película, y punto, cada uno sabe donde se mete o debería. Y nadie le pone una pistola para sacar la entrada. En cuanto a tu reflexión sobre le marketing, invoco al comodín SAW 6 para ilustrar como una chorrada de película, porque lo es, yo he visto la película en EEUU sin censurar y no me pareció nada del otro mundo, era mala pero porque la idea y la historia está agotada a muerte. Por ejemplo, con Holocausto canibal salió en la revista Interviu un reportaje extenso contando que no estaban muertos. Así que la peña fue a verla por el morbo. En fin, que no vaya a verla ni me moleste en bajar esta película serbia, porque su discurso se ahoga en su marketing por lo que te he entendido.
Osti Alfie, pues he visto hace un momento el video en el blog de Vigalondo.
El morbo vende, así como el debate sobre los límites del arte, pero la libertad individual sigue primando y quien va a ver A Serbian Film sabe de sobras que es más probable encontrar morbo que arte.
Efectivamente, las posibles dobles lecturas se diluyen en pro de una provocación extrema que, ojo, es menos potente (y eficaz) visualmente de lo que era en, por ejemplo, Anticristo.
Tan sólo de Sitges podría decirle 10 o 12 títulos de obligado visionado. Imagínese a escala mundial... ver A Serbian Film es una pérdida de tiempo.
1 saludo y gracias por comentar!
En mi opinión todos los que hemos hablado de ella le hemos dedicado un tiempo que semejante basura no se merece y hemos hecho que el director consiga su propósito.
Suelo dudar de Angel Sala mucho ya que tengo la impresión que cualquier film fantástico le parece bueno.
hola que tal! permítame felicitarlo por su excelente blog, me encantaría tenerlo como recomendación en mi blog. Estoy seguro que su blog sería de mucho interés para mis visitantes !. Si puede sírvase a contactarme rafaelleal5@hotmail.com
saludos
Ángel, totalmente de acuerdo, pero ya que todos van a hablar de ella, mejor que nos lean a nosotros!
Gracias Cine Pensante! Es usted libre de recomendarme!
1 saludo y gracias por comentar!
Sala, es Ángel Sala...
À l'interieur era brillante, Martyrs y A Serbian Film son auténticas bazofias.
El año pasado intentaron colar "Shadows" como la más drástica y no fue para tanto, lo cual enfadó a la mitad del público y nos hizo quedar a los pocos que nos gustó como "blandengues".
Para mi gusto juegan demasiado con el golpe de efecto de "la peli más bestia del festival", pero ellos sabrán mejor que yo.
Jajajaja! Mónica, Martyrs ni de lejos pasea la petulancia de A Serbian Film, y de paso me pareció un buen film, mucho menos explícito y censurable que este último.
Shadows, bueno, no os hace blandengues sino afortunados de haberla disfrutado.
Totalmente de acuerdo con lo de la etiqueta, aunque acaba favoreciendo a la taquilla y teniendo un potente eco mediático, como se ha podido comprobar.
1 saludo y gracias por comentar!
A mí me pareció vacía y pensada exclusivamente para escandalizar.
Totalmente de acuerdo, Insanus... Y más allá del arranque, acaba siendo un castañote de cuidao...
1 saludo y gracias por comentar!
Publicar un comentario