jueves, 12 de marzo de 2009

Tetsuo: Muerte a mi obsoleta carne


Que no vuelva a sufrir, que no vuelva a fallarme. No quiero lágrimas ni sangre, ni un alma que baile del brazo del azar. No quiero cansarme, no quiero dormir, ni dudar ni equivocarme, ni plomo en mi pecho ni nudos en mi garganta. No quiero una montaña rusa ni castillos de arena, no quiero grises ni sombras, no quiero sudores fríos, no quiero sangre hirviendo, no, no, no. No quiero ser imperfecto, ni débil, ni voluble ni caduco.

Quiero la certeza del metal, su brillo, su simpleza. Quiero recambios a mi maltrecho cuerpo, vivir sin descanso, no tener límites ni variables. Quiero que mi atracción sea magnética, quiero rutina, procesos, quiero matemáticas y no filosofía, mecánica y no psicología, quiero respuestas sencillas a problemas sencillos. Quiero ser mi propio Dios, mi propio juez, mis propios padres y guías. Porque me sé superior a vosotros, mortales, porque soy la nueva carne, porque soy perfecto.

Tetsuo narra la historia de un fetichista que juega a insertar piezas metálicas en su cuerpo. Abrumado por el rechazo de su cuerpo al metal y el miedo de ver su carne pudrirse se verá atropellado por una pareja que, dándolo por moribundo, lo abandanará no sin antes practicar sexo delante de él. Dicho hombre de la pareja comenzará a tener visiones y ver su cuerpo mutar poco a poco.

El metal mata a la carne, en una orgía metálica a modo de bautismo donde funeral y nacimiento siguen un mecánico compás industrial. Y las visiones acechan a modo de venganza, la carne que muere a manos del metal vive para siempre. Conductor y atropellado luchando por ser el nuevo Mesías, o el nuevo Dios. Y Testuo como uno de los primeres referentes audiovisuales del cyberpunk.

Y como todo primer paso, es torpe. No hay nacimiento bello ni exento de violencia, y Tetsuo no es una excepción. Rabioso, frenético, extremado, arriesgadísimo, y a ratos portentoso el film de Shinya Tsukamoto, que aprovecha sus pocos recursos para crear un clásico instantáneo. Y es así como tenía que ser, sucio y brutal, doloroso e incómodo, el hombre que no sólo destruye su entorno, sino a sí mismo.

Tetsuo es un directo a la cara, tan repugnante y sencilla en su fondo, como asombrosa en su ejecución. La rabia hecha cine, la muerte del ser humano vista desde los ojos de Lynch y las entrañas de Cronenberg. Por ella nos movemos como la pareja del protagonista, entre el asco y la pasión, a un ritmo abrumador donde la falta de medios se suple con un talentoso uso del stop-motion y el time-lapse, y una banda sonora a cargo de una maquinal orquesta.

Tan hija de su tiempo, tan acelerada, que apenas sobrepasa la hora y aún le sobra metraje. Con un gris granulado que hace a la sangre menos sangre, la realidad menos humana, y la máquina menos máquina. Llena de símbolos, de nuevos referentes, la imagen vista a través de la pantalla, reduciendo a sus personajes a esencialmente pasionales para contrastarlos con el frío acero, deshumanizando su cuerpo pero no sus instintos.

Si Orwell y K. Dick son los padres del cyberpunk, Tsukamoto sería un hijo bastardo en un mundo donde Blade Runner es un clásico, y Terminator, HAL9000 y R2D2 iconos modernos. Así marca Tsukamoto los límites del movimiento viajando a sus antípodas, o a sus entrañas, y presentándolo sin adornos, condimentos ni concesiones.

En definitiva, tan extremada como necesaria. La oveja negra que sabemos poseedora de un gran potencial pero de muy malas formas, con un discurso agresivo y directo, que grita, llora y hiere. Para algunos obra maestra, para otros una suprema pérdida de tiempo, Tetsuo es un referente indiscutible.

Lo mejor: Algunas escenas alegóricas.

Lo peor: El tramo final.

El dato: De la segunda entrega de Tetsuo os hablaré en breve, pero Tsukamoto parece muy decidido a rodar la tercera entrega. Con productores americanos (puede que Tarantino), tema bélico y posiblemente una América devastada.

5 comentarios:

Mister Lombreeze dijo...

Hombre, una película de "culto", eso que suele significar que gusta a un grupo escaso de tíos raros y marginales.

Cuando la vi por primera vez hace 10 años yo me moví entre el asco, la indiferencia y el aburrimiento.
Hace 3 ó 4 años alguien me convenció de que volviera a verla y entonces me pareció hortera, antigua y que bordeaba lo ridículo.
La escena del atropello da risa.

No sé si es más o menos asquerosa que "Videodrome", pero es igual de mala

Y tan hortera como todos los 80.
Desfasadísima.

Redrum dijo...

Que poquito permeable es usted, leñe...

Yo no sabría decir si me gustó, porque sobrepasa en mucho lo habitual, pero sin duda creo que repetiría.

En cambio no vería de nuevo 300 ;)

¡1 saludo y gracias por comentar!

Mister Lombreeze dijo...

Un ejemplo de su auténtica puerilidad disfrazada de trascendencia visionaria es lo del pene taladradora de la foto.

Permeable no sé si lo soy, yo creo que sí y mucho.
Al menos no me podrá ud. reprochar que en mi carrera de cinéfago me haya negado a ver horrores como éste. Prejuicios no tengo. Juicios sí.

M. Jordan dijo...

No entiendo lo de Lynch...

Absenta dijo...

No he tenido el... "placer"? de ver esta película, pero desde luego pinta un poco mal, pero sólo por el comienzo de tu crítica Redrum, me has convencido para lanzarme a verla.