domingo, 1 de marzo de 2009

Valkyria: Los nazis buenos tienen ritmo pero no garra


Las realidades alternativas siempre son atractivas, esos pequeños momentos que deciden el rumbo de la historia. ¿Qué hubiera pasado si la certeza de las balas que alcanzaron a Kennedy hubiera sido la misma para las que alcanzaron a Franco en el Biutz? ¿Y si Mussolini no hubiera contemplado como la violencia de unos pocos veteranos de la batalla del Piave era capaz de movilizar a una masa amorfa? Si Mussolini no hubiera visto la violencia como arma política y jamás hubiera llegado a ser Duce, ¿Fermi hubiera emigrado a América sin necesidad de huir, evitando así su implicación en el Proyecto Manhattan?

Si Fermi no hubiera participado en dicho proyecto y la bomba nuclear jamás se hubiera inventado, ¿cómo hubiera acabado la guerra? Sin ello, no hubiera existido la guerra fría, un film de Kubrick y posiblemente el telón de acero. Son esos pequeños detalles el origen de grandes hechos posteriores, y de ahí su atractivo, y Valkyria centra sus esfuerzos en mostrar la fragilidad del régimen nazi si la conspiración encabezada por el coronel Claus von Stauffenberg.

Valkyria es el nuevo film de Bryan Singer (Sospechosos Habituales, X-Men), que vuelve a trabajar con Christopher McQuarrie en las labores de guión junto al debutante Nathan Alexander. El film nos sumerge en la conspiración llevada a cabo por un grupo de oficiales alemanes para derrocar al Führer en el atentado que tuvo lugar el 20 de Julio de 1944.

Claro está que la baza de Singer no está en sorprender, ya que sabemos el devenir de la historia, pero sí en describir el complejo proceso en los varios intentos de acabar con la vida de Hitler. Resultando realmente convincente dicho proceso, siempre nos queda la absurda intriga en ver si el plan fracasa o realmente logra su propósito, así como se ponen en marcha los preparativos a la muerte del Führer.

El film detalla las etapas del plan, cuyo único propósito no es poner fin a la vida de Hitler, sino también a la de Goebbels, así como fingir un golpe de estado por parte de la SS y movilizar a una reserva especial del ejército para tomar Berlín y así controlar Alemania. Todo ello contando con el factor desestabilizador que supone la muerte de Hitler, y el vacío de poder que supone. Y en todo ello consigue Singer un pulso firme en su narración, con gran dinamismo en las diferentes etapas que cubre el film, pero con un desapasionamiento enorme.

Con una frialdad documental de la que el mismo personaje de Tom Cruise se empapa, vemos el devenir de los planes, sin una apuesta formal que acabe de destacar ni personajes excesivamente perfilados, donde nuestra implicación viene motivada sólo por la finalidad de la conspiración.


Si las historias de perdedores, de fracasos, tiene eco, éste nace de los personajes que los protagonizan, y Valkyria se sostiene demasiado en los hechos para dar fuerza a la narración. Así es como el intento de magnicidio no resulta suficiente para llegar al espectador, pese a las correctas interpretaciones de actores como Kenneth Branagh, Bill Nighy, Tom Wilkinson y Terence Stamp.

Así es como Valkyria se torna excesivamente cerebral, y el conocimiento del fracaso de dicha operación juega en su contra, así como la tensión no acaba crearse en los diferentes momentos en que Valkyria juega con el suspense. Incluso resulta apabullante la facilidad con que se reclutan y se proclaman traidores altos cargos, dejando la supuesta clandestinidad en manos de las localizaciones.

En definitiva, Valkyria es un film correcto sin más. Un GPS que nos guía con gran precisión pero con la humanidad de una lijadora. Tan eficaz como efímero y concienzudo como desalmado. Un claro ejemplo de lo que la misma Valkyria intenta narrar: Lo que puedo ser y no fue.


Lo mejor: Lo detallado de la narración.

Lo peor: Como las clases de historia, se aprenden y punto.

El dato: Las leyes alemanas tienen restringido el uso de esvásticas, sólo autorizado por motivos artísticos. Muchos producciones usan esvásticas incorrectas, pero Valkyria no es el caso y se colgaron carteles para avisar a los ciudadanos que se trataba de un rodaje.

3 comentarios:

José Luis López Recio dijo...

Coincido totalmente con tu apreciación sobre a película, es demasiado fría. No llega al espectador.
Saludos

M. Jordan dijo...

Si llegara al espectador estaríamos diciendo que cómo ha osado humanizar la figura del nazi!!

No hay manera de contentarnos.

Redrum dijo...

Jajaja! Estoy con Jose, Mónica. No es que haya que humanizarlos, es que eran humanos, y algo de sus motivaciones no vendría mal.

Es decir, empieza el film y ves como Cruise se pone en contra del Führer en el 44... y creo yo que mucho antes ya podía haberse hecho una idea de cómo iba la cosa, ¿no?

Después ya es complicado llevar un film donde no te implicas lo más mínimo con los protagonistas.

¡1 saludo y gracias por comentar!