sábado, 23 de febrero de 2008

Hacia rutas salvajes: El iluminado que fracasó


Cierto, no soporto las figuras mesiánicas ni a los que se creen más listos que el resto. En éste caso tenemos joven de familia desestructurada, que si matara personas dirían que tiene un problema mental gordo, pero como le da por irse a vivir con las ardillas y hablar con las manzanas, pues es un amante de la naturaleza.


Sean Penn nos trae el biopic que sobre Christopher McCandless hizo Jon Krakauer en el libro de mismo título, Into the wild. Film muy intimista y arriesgado que concede algo más de prestigio a la faceta de director de Sean Penn después de la magnífica El Juramento.

Christopher es un chico joven con un futuro prometedor. Un buen día, se marcha sin previo aviso y sin dejar rastro. Si bien al principio parece que huye de una vida terrenal y vacía en la ciudad, más tarde veremos que es un trauma familiar lo que no puede superar.

Su camino le llevará en autostop por varios estados hasta llegar a Alaska. Con una fuerte influencia de Tolstoy y ávido lector de novelas, vagará sin dinero y con una idea de vida más que discutible.

En su travesía entablará amistad con varios personajes (Catherine Keener, Vince Vaughn y Hal Holbrook) en los que dejará huella y de los que recibirá ayuda para su viaje a Alaska. Iremos viendo diferentes saltos entre épocas de su aventura, y partes de la vida anterior con su familia, a la vez que su voz y la de su hermana narran la historia alternativamente.

Christopher anotó sus pensamientos en su cuaderno de viaje, siempre a la sombra de los escritores que admira y con una visión parcial de su huida. Visión que esconde el profundo trauma que esconde y que justifica dicho viaje apuntalado con visiones filosóficas sacadas de libros.

Resulta contradictorio que para tal inmersión en la naturaleza renuncie al dinero, pero se arme de víveres y armas para cazar, o se refugie en el "bus mágico" para protegerse del frío con una buena lumbre y durmiendo sobre un colchón.

El personaje provoca sentimientos encontrados, ya que los motivos son nobles pero no carecen de cierta hipocresía, y lo que uno acaba valorando más del films son las localizaciones y la fotografía, junto con la música de Eddie Vedder. Sólo así puede aceptarse un film de 150 minutos centrado exclusivamente en la vida campestre de semejante adolescente.

Pese a todo, no llega a aburrir pero si a acabar pecando de intrascendente, donde se intenta pintarnos como heroe a un iluminado incapaz de aceptar la realidad en la que vive.

Lo mejor: La banda sonora.

Lo peor: Emile Hirsch se hace insoportable desde el principio.

El dato: Basado en la historia real de Christopher McCandless

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