viernes, 8 de febrero de 2008

Sweeney Todd: A medio camino de todo


Basado en el exitoso musical de Stephen Sondheim, a su vez basado en el cuento de Thomas Prest, nos llega la última invención de Tim Burton. Quien espere un musical o un film de terror, mejor se haga a la idea que Burton está por encima de esas cosas.


Sweeney Todd es un cuento de terror cantado, que se acerca por momentos más a la comedia y al deleite visual del imaginario de Burton.

Benjamin Barker (Johnny Depp) es un barbero que es apartado de su mujer e hija al ser culpado de un falso delito por un malvado juez que pretende a su esposa. Quince años después vuelve a Londres a consumar una venganza terrible. Con su esposa muerta y su hija prisionera del malvado juez, trazará un plan para acabar con la vida del Juez Turpin.

En su andadura, topará con la inesperada ayuda de Mrs. Lovett (Helena Bonham Carter), huraña propietaria del antiguo local de Barker, convertido en una especie de restaurante maldito, sin clientela. Rebautizándose como Sweeney Todd, volverá a ejercer de barbero con el propósito de "afeitar" al juez Turpin, interpretado excelentemente por Alan Rickman.

Claro está que sólo con ésto, al film le bastaría media hora de metraje, con lo cual añadimos un joven zagal que acompaña a Todd y que se enamora de su hija desatando la ira del juez Turpin. Ese hecho truncará la única posibilidad de Sweeney de acabar con la vida de su enemigo, desatando la locura del barbero, que decidirá acabar con todo ser viviente que pase por su negocio, y así convertir en materia prima de las tartas de carne de Mrs. Lovett a sus víctimas.

Con varios giros en la historia (previsibles, eso sí) y la esperada puesta en escena de Tim Burton, el film es un bonito cuento de terror, donde puede acabar cansando tanta canción. Es un riesgo aceptable sabiendo lo peculiar del estilo del director, pero el resultado es una película más que correcta.

Si bien, en muchos aspectos no es una novedad en la filmografía de Burton, el hecho de suponer una incursión en el musical, lo hace cercano a un Sleepy Hollow cantado, con la belleza oscura que siempre consigue el director, la comicidad de sus personajes y, en éste caso, un reverso oscuro mucho más elaborado que en anteriores trabajos. Johnny Depp está brillante en el papel, mostrando la frustración, la rabia y la locura de sus quince años de cautiverio.

En definitiva, una película que vale mucho la pena, apta para todos menos para aquellos que detesten un musical.

Lo mejor: Los actores están magníficos, y siempre es un lujo disfrutar de la puesta en escena de Burton.

Lo peor: Cantan, y cantan, y vuelven a cantar.

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