Cada año hay un film modesto, amable y que auna a crítica y público. Buenos ejemplos de ello son Hable con ella, Casi famosos, Olvídate de mi, Little Miss Sunshine, Annie Hall o Lost in Translation, todas ellas ganadoras del Oscar al mejor guión original.
Suele pasar que el presupuesto es inversamente proporcional a la calidad del guión, con lo que muchos films con un gran guión son productos modestos. Y a veces eso juega a su favor, ya que la etiqueta de superproducción pone el listón más alto a la crítica.
Juno MacGuff (Ellen Page) es una joven de 16 años que se queda embarazada del chico más pringado del instituto en una noche tonta. Pero viéndose sola y joven, decide darlo en adopción. Así se nos narra la gestación del bebé de Juno, y de la pareja dispuesta a la adopción.
Vanessa (Jennifer Garner) y Mark (Jason Bateman) forman la pareja perfecta, adinerada y de cuidados modales. Son el contrapunto a Juno y los padres ideales para su bebé. La irrupción de Juno y el futuro bebé dejará al aire la aparente perfección en la pareja.
El reparto está perfectamente elegido y cada actor borda su papel, destacando Ellen Page, que ha logrado una candidatura al Oscar. Y tanto la dirección como la banda sonora están a la altura, pero lo más destacable es el guión de Diablo Cody, donde ni sobra ni falta nada.
El embarazo sirve como motor que nos lleva a la ruptura de una pareja y formación de otra, el viaje a la madurez de una chica que cree ser madura, y los motivos que unen a las personas.
Sin ser nada pretenciosa, deja un agradable sabor agridulce.
Un film de esos entrañables, que aunque genial, no llega a la altura de la espectación que ha creado su éxito en taquilla.
Lo mejor: La llegada de Juno y su padre a la casa de la pareja.
Lo peor: A veces un pelín sensiblona.
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