jueves, 12 de junio de 2008

Una noche para morir: La lámpara, las perchas y Scream


Hoy vamos con una de maníacos-obsesivos, o lo que sea, vamos, como
Scream. Y esta vez el susodicho va a dar la campanada en pleno baile de graduación, que ya sabemos que EEUU es el momento culminante de toda vida humana. El resto ya es un American Beauty improvisado, con lo que Carrie se convierte en el cuerpo piro-ejecutor de la máxima deaniana de "muere joven y deja un bonito cadáver". Agradecidos deberíamos quedarle.


Nelson McCormick nos trae el remake de Prom Night, del 1980 (cuya calidad ya era escasa), y sin embargo más allá del producto final, ha recaudado el doble de lo que costó su producción. Habiéndose curtido su director en series de televisión como Prison Break, Urgencias o Nip/Tuck, ya esperamos un formato concreto en el film que no desentona con su bajo presupuesto.

Donna (Brittany Snow) es una joven estudiante que guarda un profundo trauma relacionado con la obsesión que su ex-profesor siente hacia ella. Éste mató a su familia buscándola a ella, y pasado el tiempo el asesino consigue escapar de prisión para aguarle el baile de graduación.

Donna y sus amigos asistirán al baile en un lujosos hotel, sin saber que el asesino asistirá para acabar su trabajo, que no sé si es matarla, fugarse con ella o yo que sé. Vamos, que tenemos una serie de jóvenes que van a morir, los tios de Donna que la acogieron después del crimen y un asesino que bien puede ser un Terminator porque habla dos veces (como mucho) y no cambia el gesto en todo el film.

Así tenemos el planteamiento del film, que sólo deja espacio a una trama previsible y las ganas de ver caer uno a uno a los jovenzuelos. Una cosa sí cabe destacar, el film se aleja un mínimo suficiente de los estereotipos, y los protagonistas no son lo insultantemente necios ni odiosos que en la mayoría de films con la misma temática. No es que eso salve el film, pero se agradece ese intento de realismo, el mismo que vemos en los movimientos del asesino, que si bien, a veces actua con realística simpleza, otras parece un ilusionista de élite.

Ya sea por las limitaciones del remake o por la mano del guionista (J.S. Cardone) el hecho es que el conjunto resulta muy flojo. Se repiten recursos una y otra vez, el terror no aparece por ningún lado y la historia acaba por ser nula y previsible.

En definitiva, con Una noche para morir puede que te rías con algunas escenas, y hasta puede que pases miedo, pero finalmente sólo queda una sensación de indiferencia enorme. Tanto es así que he tenido que ahcer un esfuerzo titánico para recordarla, habiéndola visto hace 4 días.

Lo mejor: Se agradece la intención de hacerla realista.

Lo peor: Que no prohíban la entrada al cine a esa mente colectiva poli-corporal que entra el cine embutida en cuerpos adolescentes hiper-hormonados. Los pavos tiene la edad del teen moderno.

El dato: Lleva recaudado casi un millón de euros en España, 24.228 sufridos espectadores. Si eres uno de ellos, no dudes en usar los comentarios.

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