miércoles, 24 de diciembre de 2008

My Blueberry Nights: Kamikazes emocionales, puertas abiertas y el cobijo de la noche


Wong Kar Wai es un esteta, y como tal hay que valorarlo. Sus historias nacen de un guión y acaban por diluirse en las imágenes, a la deriva, esperando que el espectador las rescate y las lleve a casa. Insinúa y propone desde historias cercanas, universales, con un lenguaje visual recargado y onírico en un íntimo uso de la cámara.

Con un incomprensible año de retraso nos llega My Blueberry Nights, con un elenco de actores impresionante. Jude Law, Natalie Portman, Rachel Weisz y David Strathairn liderados por una debutante Norah Jones para una historia de desamores, barras de bar y dulce tristeza. Y es que como dice un gran poeta patrio, "es la falta de amor la que llena los bares".

Elizabeth (Norah Jones) descubre que su pareja le está engañando gracias al camarero del bar (Jude Law) donde éste se ha visto con la amante. Buscando un hombro sobre el que llorar pasará varias noches en compañía de Jeremy, el camarero, hasta decidir emprender un viaje hacia el olvido.

En su travesía irá enviado postales a Jeremy, y se cruzará en su camino Arnie (David Strathairn), un alcohólico aún enamorado de su aún mujer (Rachel Weisz). El siguiente paso le llevará a Las Vegas, donde podrá admirar a los jugador de póquer. Allí topará con Leslie, una impulsiva jugadora que le propondrá un interesante trato.

Wong Kar Wai sigue apostando por las mismas historias, por la misma fórmula, sólo que esta vez americanizado. Su mensaje es universal, así como también lo es el ambiente de los bares, la noche y el desamor. Sus personajes son juguetes rotos a disposición de una propuesta estética donde azarosos afrontan su destino en una mano de póquer cerrado.

Su estructura puede emparentarse perfectamente con Vicky Cristina Barcelona, pero si el genio de Nueva York es más cerebral, el chino argumenta menos y decora más. Ambos en un viaje de ida y vuelta donde sólo arranque y cierre están definidos, y el trayecto es un divagar por las emociones de los protagonistas. No esperemos un orden o dirección en un film que trata de gente que no lo tiene, y ese es el principal enemigo de Wong Kar Wai, que no interese lo que narra.

Sorprende que entregue el timón interpretativo a una debutante como Norah Jones, pero no podemos negar su acierto, pese a que ésta tenga sus limitaciones. El resto del reparto está excelente, desde el paciente Jeremy encarnado por Jude Law a la impulsiva Sue Lynne, a la que da vida la eterna adolescente Natalie Portman. Pero sobretodo destacan David Strathairn en su actuación y Rachel Weisz en su presencia, con la historia más interesante del film.

La labor del director es impecable, revistiendo de elegancia el dolor de sus protagonistas, buscando el punto exacto entre la intimidad y el voyeurismo, y llenando de color cada plano. Sin buscar la trascendencia ni con grandes discursos, desgrana frase a frase los intrincados caminos del dolor, la frustración y las esperanzas de sus protagonistas. Todo ello con la excelente fotografía de Darius Khondji y la banda sonora a cargo del mítico Ry Cooder y la propia Norah Jones con guiño a la banda sonora de Deseando amar incluido.

En definitiva, un canto al sufrimiento y la esperanza, un viaje en la montaña rusa de unos personajes rasgados, sangrantes, desesperados, pero desde la elegancia y la lejanía, asumiendo nuestro papel de espectador. Un trayecto que el director quiere que disfrutemos, que lo saboreemos, pero nunca que suframos o nos impliquemos.

Lo mejor: La historia central del film.

Lo peor: Las escenas en Las Vegas.

El dato: El nombre del bar de Jeremy es Klyuch, que significa "llave" en ruso.

4 comentarios:

Mister Lombreeze dijo...

Muy bonita película. La americanización le ha sentado de maravilla al director.

Después de leer su entrada, está claro que el sensiblón es Ud. Muy buen post.

Felices Fiestas a todos.

P.D. Lo peor no son las escenas de Las Vegas, lo peor es que Norah y Natalie no se acaben enrollando.

Redrum dijo...

Le ha sentado de maravilla, pero el vestuario estilizaba muchísimo a las féminas de los films anteriores ;)

Soy un sensiblón, ya lo sabe caballero. Si Tito Clint no ma cambia hoy la idea Jolie mediante, el mejor film de 2008 para mí es Wall·E. Fíjese usted de que pie calzo!

Jajajaja! ¿Pero el lesbianismo que propone no es de Sexo en NY?

¡1 saludo y gracias por comentar!

Anónimo dijo...

Yomás que a las féminas prefiero a Jude Law, por cuestiones de homoerotismo que hoy me atrevo a confesar, jeje. Qué se le va a hacer! Y eso que la mirada de Rachel Weisz pone los pelos de punta...pero me quedo con el rubiales.

Un saludo y excelente reseña!

Redrum dijo...

Jajajaja!!! Gracias Tomás, pero casi debería haber puesto un "lo que diga Tomás" y un link a tu reseña!

Normal que te tire más Jude Law, pero reconoce que es más interesante el papel de Strathairn. Una cosa que me encantó, muy de Wai (del parawai) es la ausencia de sexualidad o contenido subido de tono. Si el film lo hace un yankee, la novia despechada no deja bragueta viva.

¡1 saludo y gracias por comentar!