lunes, 12 de noviembre de 2007

Deliverance: Homo homini lupus


Se dice que el ser humano teme a lo desconocido, pero en sí mismo resulta un gran desconocido.

Es natural que la evolución haya alejado al hombre de sus raíces, hasta el punto de provocar recelo el mirar hacia atrás.

Es tendencia habitual en el cine de terror situar las historias en ambientes rurales, alejados de la sociedad, diferenciando lo que antaño fueron un hábitat natural con un ambiente hostil y extraño ahora. Y a falta de buscar entornos más extraños aún, se añade el llevar al límite actitudes humanas, psicopatías, o todo tipo de entes. Esa exageración la vemos claramente en la saga SAW, por ejemplo.

Pero como dice otro tópico, la realidad siempre supera a la ficción, y las historias más cercanas siempre suelen ser las más escalofriantes.

La construcción de una presa sirve de excusa perfecta a un grupo de cuatro amigos para pasar un día recorriendo el río en canoa, en media de la naturaleza. Sólo uno de ellos se siente agusto en ese ambiente, considerando al resto productos acomodades de la sociedad y arrastrándolos a la aventura.

A partir de aquí, un incidente con los lugareños marcará el devenir de la historia, incidente sin tintes sobrenaturales ni suficientemente macabros. Ése es un gran acierto, la elección del suceso, en toda su magnitud.

Es así como se desata la huida y posterior enfrentamiento con los lugareños, donde cada elemento narrativo está perfectamente elegido, para poner en duda ya no sólo todo un sistema moral, sino político y evolutivo. Es una representación de la máscara de la que se ve privada el hombre moderno en un ambiente sin reglas, sin caminos marcados que nos priven de decidir entre bueno y malo. El terror representado por el hombre mismo.

Hoy en día historias así quedan empequeñecidas por célebre psico-killers, familias perturbadas y un sinfín de personajes llevados al extremo para infundir temor, pero la realidad nos muestra que los auténticos monstruos se disfrazan de personales corrientes.

Lo mejor: Cada pequeño detalle del guión sobre lo que acontece a cada uno de los cuatro protagonistas.

Lo peor: Que la escena del dúo banjo-guitarra es tan mítica que acabó por decepcionarme... pero muy poco...

Una gran película que cumple 25 años y que estuvo nominada al Oscar como mejor película, director y montaje. Imprescindible.

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