No es nada nuevo que la comida rápida no es saludable. Ni nada nuevo la cantidad de productos perjudiciales para la salud que se emplean en su elaboración. Tampoco es nada nuevo saber que vivimos en un mundo regido por las multinacionales, ni que las personas hemos pasado de ser productores a ser productos.
El ritmo de vida actual nos permite ver, pero no pararnos a observar. Sabemos, pero ni conocemos ni nos importa porque suficientes preocupaciones tenemos acumuladas. Así que nos cubrimos de indiferencia y seguimos en linea recta, apartando la mierda del camino. Pero de mancharse no se libra nadie.
Fast Food Nation cuenta tres historias paralelas alrededor de una cadena de comida rápida. Por un lado un responsable de marketing de la cadena, encargado de investigar el caso de una partida de hamburguesas con excrementos. Por otro lado el de la estudiante que busca su sueño mientras trabaja de cajera en un restaurante de la cadena. Y finalmente las dos hermanas mejicanas que cruzan la frontera para trabajar en la principal productora de hamburguesas de la cadena.
De esta manera el film nos muestra tres aspectos del negocio de la comida rápida, pero ni el mérito ni la crítica de la obra de Richard Linklater se encuentra en dicho negocio, sino en una sociedad rendida, abatida, donde nosotros mismos somos ganado.
Los sueños acaban siendo abatidos por la maquinaria, aplastados por una sociedad que nos mide por nuestra productividad, discurso brillantemente resumido en el cameo que hace Bruce Willis, autoparodiando la imagen que de él tenemos.
A modo de metáfora, el negocio de las hamburguesas nos describe como sociedad, como ganado que produce mierda y la consume, como reses incapaces de huir y vivir libres, como personas que hipotecamos sus sueños para sobrevivir, y donde sólo somos números en informes estadísticos.
Una película desesperanzadora, rotunda y necesaria, que nos muestra víctimas de nosotros mismos, y que sin ser ni memorable ni redonda (en DVD sí), sí es brillante en su planteamiento. Recomendada para todos aquellos que creen que el guión de Matrix es genial.
Lo mejor: La charla con Bruce Willis, donde se sintetiza todo el desánimo de un estilo de vida.
Lo peor: Sí, es demasiado utópica, pero menos discursista y moralista que Una Verdad Incómoda o Fahrenheit 9/11.
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