De la mano del director alemán Werner Herzog, nos llega el relato autobiográfico del piloto americano Dieter Dengler, capturado en plena guerra de Vietnam.
Si bien Herzog nos ha regalado varias obras maestras (como Nosferatu), ésta vez se nos queda a medio camino entre Tras la línea enemiga, El Imperio del Sol y Prison Break, entre la broma y el drama.
El comienzo de la película es impresionante, casi calcado al de Apocalypse Now, pero el film carece de la potencia que sí tiene la obra maestra de Coppola. Nuestro protagonista, al sobrevolar Laos en un ataque, acaba cayendo y teniendo que huir hacia la selva. Más tarde es apresado y torturado por vietnamitas, que no se deciden a matarla, hasta que acaba con sus huesos en un pequeño campo de concetración junto con otros reclusos, entre ellos, 2 americanos que llevan 2 años cautivos. El deterioro de los presos es palpable tanto física como psicológicamente, convencidos que en breve serán puestos en libertad. Será entonces cuando el recién llegado idee un plan de escape, teniendo que convencer al resto.
La historia divaga entre el compadreo de los presos, y el drama del cautiverio, sin llegar a convencer en ningún aspecto, ni a sufrir por la vida de los presos.
Si bien la historia personal del protagonista es excepcional, su traducción a la gran pantalla no da para mucho, ya sea por la falta de pasión narrativa o por la austeridad del relato. A modo de ejemplo, la banda sonora suena básicamente al principio y al final del film.
Igual sensación nos deja el final, no sabiendo si pretende criticar el espectáculo en que se convierte su rescate, o precisamente convertir ese rescate en un espectáculo.
Lo mejor: Las interpretaciones de Christian Bale y Jeremy Davies, ya que, pese a que Bale no está al nivel de otros papeles, si lo suple con una gran predisposición al maltrato.
Lo peor: La falta de entusiasmo en la narración.
Si bien Herzog nos ha regalado varias obras maestras (como Nosferatu), ésta vez se nos queda a medio camino entre Tras la línea enemiga, El Imperio del Sol y Prison Break, entre la broma y el drama.
El comienzo de la película es impresionante, casi calcado al de Apocalypse Now, pero el film carece de la potencia que sí tiene la obra maestra de Coppola. Nuestro protagonista, al sobrevolar Laos en un ataque, acaba cayendo y teniendo que huir hacia la selva. Más tarde es apresado y torturado por vietnamitas, que no se deciden a matarla, hasta que acaba con sus huesos en un pequeño campo de concetración junto con otros reclusos, entre ellos, 2 americanos que llevan 2 años cautivos. El deterioro de los presos es palpable tanto física como psicológicamente, convencidos que en breve serán puestos en libertad. Será entonces cuando el recién llegado idee un plan de escape, teniendo que convencer al resto.
La historia divaga entre el compadreo de los presos, y el drama del cautiverio, sin llegar a convencer en ningún aspecto, ni a sufrir por la vida de los presos.
Si bien la historia personal del protagonista es excepcional, su traducción a la gran pantalla no da para mucho, ya sea por la falta de pasión narrativa o por la austeridad del relato. A modo de ejemplo, la banda sonora suena básicamente al principio y al final del film.
Igual sensación nos deja el final, no sabiendo si pretende criticar el espectáculo en que se convierte su rescate, o precisamente convertir ese rescate en un espectáculo.
Lo mejor: Las interpretaciones de Christian Bale y Jeremy Davies, ya que, pese a que Bale no está al nivel de otros papeles, si lo suple con una gran predisposición al maltrato.
Lo peor: La falta de entusiasmo en la narración.
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