El próximo 8 de Febrero llegará a nuestras pantallas la adaptación de la novela gráfica de Steve Niles y Ben Templesmith, 30 days of night. El argumento gira entorno el ataque de un grupo de vampiros a un pueblecito de Alaska en el periodo en que la noche dura 30 días.
Dirigida por David Slade (Hard Candy) y con caras tan conocidas como las de Josh Harnett (La Dalia Negra, Black Hawk Derribado) y Melissa George (La morada del miedo, Turistas), tenemos un film interesante, que demuestra que con un poco de esmero se puede conseguir un producto muy superior a la mayoría de los que el género nos ofrece hoy día.
Un pequeño pueblo de Alaska se prepara para la época más fría del año, los 30 días de oscuridad, que los aislan del resto del mundo y sólo unos pocos se quedan allí. Con la noche llega un grupo de vampiros que han preparado el asedio a conciencia. Son más fuertes, organizados, y solo decapitándolos se puede acabar con ellos. La única opción que le queda al Sheriff y a los habitantes es sobrevivir escondidos los 30 días.
Cierto es que no se dan demasiadas explicaciones sobre el grupo de vampiros ni sobre el funcionamiento del pueblo. La adaptación conlleva eliminar cierto aspectos de la novela y, a mi modo de ver, no son aspectos importantes. Con sólo un diálogo vemos que el grupo ha atacado a otros pueblos anteriormente, sin dejar supervivientes que puedan dar fe de su existencia.
El film es lento y violento, centrado más en el miedo de los protagonistas que no en el exterminio del pueblo. La historia de los personajes nos llega con cuentagotas, pero el director ha buscado más el acercamiento a ellos a través del miedo que sufren, que es universal.
Quien espere espectaculares enfrentamientos se sentirá profundamente decepcionado, ya que éstos se producen menos de lo que es habitual en otras películas, pero por eso ésta es mejor.
En ése sentido gana por puntos el realismo sobre el espectáculo. La crudeza de las escenas en que los vampiros atacan llevan inevitablemente a las de huida por parte de los humanos, sin heroes ni insensatos mártires.
Un film muy recomendable, una visión diferente del género vampírico más sobria que espectacular.
Lo mejor: La cuota de realismo, pese a la temática.
Lo peor: Ciertos bajones de ritmo, que no hunde, pero lastran.
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