miércoles, 9 de enero de 2008

Están vivos: Con gafas y a lo loco


Empiezo mi ciclo de películas de John Carpenter con una de las más queridas (que no mejor valorada), Están vivos es una buena muestra de lo que supone el cine de Carpenter, una gran idea, una historia más que entretenida, cierta parodia y mensajes al aire.


En ésta ocasión nos cuenta la historia de un trabajador que descubre en el lugar de reunión de un grupo antisistema unas gafas con las que descubre que entre nosotros habitan seres alienígenas.
Dicho grupo rebelde sabe de la existencia de tales seres y por ellos luchan contra ellos, intentado que el resto del mundo vean la realidad de lo que son.

Dicho así, el film tiene pinta de ser denso y transcendente, o acción directa y simple. Pues más bien es un intermedio, un film sencillo, casi cómico, pero con un mensaje claro contra el capitalismo. Nuestro protagonista verá mensajes subliminales en los carteles publicitarios (gafas mediante) y a muchos altos cargos no humanos. A partir de aquí una carrera frenética por ser creído, armado con las gafas, hasta topar de nuevo con los rebeldes que le harán saber de una antena emisora de ondas que nos impide verlos como son.

La película (intencionadamente) no rebosa realismo, protagonizada por el ex-luchador de wrestling Roddy Piper (el gaitero), y con situaciones más cómicas que propias de la ciencia-ficción. Pero esa es la idea, entretenernos desde la comedia y la acción metidos en una historia de alienígenas.

Pese a todo, resultan muy inquietantes las escenas en las que vamos descubriendo la presencia de esos seres entre nosotros, como nuestros amigos, y el uso que de nosotros hacen como ganado, explotándonos. Viven la buena vida de los humanos, la mala es para nosotros.
Éste es el mensaje de film, sin más ambicion ni profunidad, sin delirios de grandeza.

Una gran película, honesta y entretenida, brillante desde la sencillez.

Lo mejor: "Éste es tu Dios" en los dólares.

Lo peor: La escena de lucha con el amigo de color, intencionadamente ridícula, rematada con frase para el recuerdo: "Hermano, la vida es una hija de puta: siempre está acechando."

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