Un valor inherente a la tonteria es que, seamos sinceros, entretiene. ¿Quién no ha perdido unos minutos jugando a algún juego flash en internet, como Line Rider? ¿O ha visto alguno de los más de 1000 programas de Crónicas Marcianas? Hechos así avalan ese valor lúdico de lo absurdo.
El problema es que al igual que, en ocasiones, divertido, es simple y aburre a corto plazo. Y pese a todo Ramón García aún trabaja en televisión. Así que si se trata de crear un divertimento vacío envuelto en pirotecnia, mejor hacerlo cortito, antes que del artificio sólo quede el humo.
La historia no cuenta nada, así de claro. Una leyenda absurda sobre dragones y muchachas veinteañeras que se repite cada 500 años. Así se justifican una serie de barbaridades en pro del espectáculo. Pasando por alto todo eso, es entretenido ver Los Ángeles atacado por hordas de animales gigantescos y un ejército tolkieniano enfrentado a la policía.
El resto es un despropósito mayúsculo, la historia de los personajes es disparatada y los toques de humor, sobrantes. Y para rematarlo cualquier aparición humana se hace odiosa, por la naturaleza del producto, por el guión tan chorra y por interpretaciones capaces de hacer valorar el trabajo de Fran Perea en Los Serrano.
Al final, sólo nos quedan las diferentes escenas de lucha entre serpientes enormes, tiroteos y coches volando, que entretienen mientras no te de por pensar. Lloras con las escenas cómicas, y te ries con las escenas serías, y el metraje sobrante vale la pena aunque sólo sea por curiosidad.
Lo mejor: La escena de la abuela intentando atravesar la verja
Lo peor: El cambio de plano del mar a la sopa, cuando el comerciante le cuenta la historia al niño. ¡Qué metáfora!
En España aún no tiene fecha de estreno, y puede que finalmente no llegue a las carteleras.
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