miércoles, 23 de enero de 2008

El espía: Pecador atormentado busca penitencia


Si la figura del falso culpable ha sido fuente de muchas películas, de no menos lo ha sido la del falso inocente. Si bien los primeros llaman la atención por el infortunio ajeno a él, y su devenir, los segundos interesan más por su motivación.


El caso de Robert Hanssen está tomado de la realidad y supuso el caso más grave de espionaje en la historia americana. Aquí teneis un amplio documento sobre su vida y milagros, en los que se basa el film.

Eric O´Neill (Ryan Phillippe) es un agente especialista en informática. A la espera de ser nombrado agente especial, se ve relegado al seguimiento del agente Robert Hanssen. Ambos son asignados a tareas menores y Eric deberá tomar nota de cada movimiento de Hanssen, del que sospechan delitos relacionados con la pronografía.

La relación entre ambos tardará en arrancar. Robert es el perfecto creyente, asiste a misa, reza todos los días, tiene la perfecta família y es un profesional obsesivo con los detalles, patriota y angustiado por la manera en que funciona el servicio secreto. Le quedan dos meses para jubilarse y el agente Eric no ve el mínimo motivo para creer que es un pervertido.

Llegados a ese punto, su superior (Laura Linney) le descubrirá que, aparte de sí ser un pervertido, es un espía que vende información a Rusia y culpable de varias muertes de agentes americanos. A partir de aquí deberá estrechar lazos con Robert a la espera de que cometa un sólo fallo que pueda condenarlo.

Sin duda, el eje del film es el personaje de Robert Hanssen, interpretado por un soberbio Chris Cooper, que convierte en creible un personaje tan complejo. Robert es un hombre obsesivo, angustiado, desconfiado, pero a la vez atormentado por lo que hace, por un país y un sistema que no puede mejorar. Como deja entrever en el final, no sabemos si su motivación viene de intentar demostrar de lo indefenso del sistema, o del ego de saberse mejor que todos aquellos que pretenden descubrirle.

Por supuesto, el personaje del agente Eric se debate entre la admiración y la obligación, ya que de manera muy inteligente, sólo vemos al propio personaje en actividades ilegales en el momento de ser detenido. Toda la motivación que debe llegar a Eric para hacerle ver ese lado oscuro de Robert son documentos o cintas de video, pero la aparición en pantalla de Robert se reserva a demostrar su cristiandad, su profesionalidad y la búsqueda de redención.

De manera sobria, lenta, disfrutamos de ese juego entre ambos, sin necesidad de grandes espectáculos. Nos bastan pequeños detalles para temer que Eric sea descubierto debido al carácter perfeccionista e inestable del espía.

La relación del agente Eric con su esposa se verá afectada a acusa de su trabajo (alto secreto). Aunque esa parte no llegue a hacerse pesada, tampoco es relevante, sólo ayuda a ver que su mujer sí ve rápidamente el pervertido que hay en Hanssen.

En definitiva un film interesante, diferente a lo que ofrece la cartelera hoy día. Una película mucho más de personajes que de historia, que no aburre y basada en hechos reales.

Lo mejor: Chris Cooper y su discurso final.

Lo peor: La sobriedad con que se trata el asunto parece restarle importancia, hasta que vemos toda una sección de defensa trabajando en el caso.

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