miércoles, 30 de enero de 2008

El caso Slevin: remezclando con arte


Como se suele decir, ya está todo inventando, y cuando llevas un buen número de films vistos es inevitable que cualquier novedad te recuerda (al menos en parte) a otra(s) película vista anteriormente.


El caso Slevin es un ejemplo claro, llevado a buen puerto. Un film que pasó sin pena ni gloria por taquilla, pero valorado por la crítica, con guión e interpretaciones más que solventes.

Slevin Kelevra (Josh Harnett) ha tenido un mal día, motivo por el cual un amigo le invita a pasar unos días en su casa. Al llegar conoce a la vecina, y de paso a unos matones que le confunden con su amigo. Desprovisto de documentación se verá metido en una guerra entre dos clanes.

Así pasa la primera mitad del film, como comedia de enredo, al estilo de Snatch, donde el protagonista sufre de ataraxia (ausencia de temor) provocando que le partan la cara contínuamente. Los líderes de ambos clanes (Morgan Freeman, Ben Kingsley) tratarán también en la sombra con Smith (Bruce Willis).

La segunda parte de la película de un giro previsible, pero interesante. A partir de aquí el tono cambia y se hace necesaria la revisión, cosa que ya hace el mismo metraje, dedicado a atar los cabos que quedarán sueltos. Una versión larga y concisa de Sospechosos habituales.
La trama se vuelve más seria, se suceden los asesinatos y se abandona el humor de la primera parte.

Ayuda la puesta en escena tarantiniana y las muy correctas interpretaciones de los protagonistas, incluido el desenfadado papel de Lucy Liu. Ésto dota de ritmo al film, que si peca de algo, es de repetitivo en algún momento.

Un film recomendable, más entretenido que pretencioso.

Lo mejor: El giro argumental que une dos tonos casi opuestos.

Lo peor: La historia es un pelín rocambolesca.

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