jueves, 8 de enero de 2009

¡Qué bello es vivir!: La bondad que dejamos en otros


El tiempo acaba convirtiendo los sueños en necesidades, para finalmente darles forma de felicidad o desdicha. Pocas verdades existen más allá de que el mañana siempre llega, y con él algo más de tiempo para soñar y encaminarnos hacia el futuro que deseamos. Pero muchas veces el camino exige soltar lastre como sacrificio, nos exige egoísmo y nos enseña que elegir es renunciar.


Esa renuncia, esa bondad es el germen que dejamos en quienes nos rodean, nuestra huella. Saltamos de nuestro camino para invadir el de otro y enderezarlo, acompañarlo a buen puerto y deshacer nuestros pasos para empezar de nuevo. Y así transcurre la vida de muchos, siempre al inicio de un camino que cada vez ofrece menos destinos, mientras muchos de nuestros allegados alcanzan grandes metas con un agradecimiento que recibimos como consuelo.

Nochebuena de 1945. George Bailey (James Stewart), un hombre honrado que siempre se ha sacrificado por los demás, mantiene a duras penas una empresa de préstamos con la que ayuda a sus vecinos a crear sus hogares. Abrumado por la repentina desaparición de una importante cantidad de dinero, la empresa al borde de la quiebra y el ambicioso Potter deseoso de adquirirla, Bailey tomará la determinación de suicidarse.

Su seguro de vida salvaría a la empresa familiar, pero Clarence (Henry Travers), un ángel venido a menos y que debe hacer méritos para recuperar sus alas, es enviado a la Tierra con la misión de evitar dicho suicidio. Dicho Ángel hará ver la importancia de George en la vida de quienes le rodean mostrándole un mundo donde su presencia nunca ha existido.

El film de Frank Capra probablemente es uno de los títulos más conocidos y vistos de la historia del cine, y uno de los que mejor lo representa. Con gran habilidad vamos del optimismo al pesimismo, del drama a la comedia, de la magia a la tragedia, y donde cada plano está cuidado, tiene un significado, un propósito y un guiño. Pero es más, ¡Qué bello es vivir! tiene esa facultad inexplicable (
hija del talento y del azar) de trascender la pantalla, de entrar en nuestras vidas para quedarse sin necesidad de dar motivos.

Sin bien los acontecimientos a veces resultan algo precipitados o excesivamente casuales, el tono del relato que se marca en el mismo arranque del film ayuda a que lo entendamos como una fábula. Y es que ¡Qué bello es vivir! arranca en el nudo de la historia, donde sabemos de las intenciones de Bailey y del propósito del ángel que será enviado. Hábil estructuración que nos prepara para un drama de tintes cómicos donde sabemos que el protagonista debe mirar a la muerte a los ojos y Clarence conseguir sus alas.

Todos los actores están perfectos en sus prototípicos personajes, desde el soñador James Stewart, a la sacrificada Dona Reed, que protagoniza un maravilloso momento al susurrar al oído sordo de Bailey que le amará para siempre, siendo aún niños. Igualmente genial es la interpretación de Lionel Barrymore como el malvado Potter, polarizando la visión de Capra sobre el hombre rico e infeliz y el pobre y dichoso. Así es como el desenlace nos trae a Bailey a su misma vida en Bedford Falls, pero valorando todo lo que tiene.

De Capra en la dirección poco que decir que no se sepa, magnífico. Así como también lo es el guión, obra de Capra, Frances Goodrich y Albert Hackett, basado en un relato de Philip Van Doren Stern. Con esos elementos nos regalan infinidad de escenas para el recuerdo, todas ellas bien medidas y donde casi nada resulta intrascendente. Esos mismos hechos se verán revisados en la parte final del film, donde se les da la importancia necesaria y sus implicaciones en una vida que no vivió Bailey.
En definitiva, ¡Qué bello es vivir! es una obra maestra incontestable, un cuento de navidad hermoso capaz de hacerte reír y llorar. Una cinta que nos presenta le temática al arranque para después sumergirnos en un vaivén de emociones durante sus dos horas de duración, y que, como todo gran relato, acaba felizmente.

Lo mejor: Su sencillez, que esconde un amplio discurso e infinidad de detalles y hacen que gane a cada visionado.

Lo peor: Algunas de las precipitadas decisiones de los protagonistas.

El dato: En la escena donde vemos a tío Billy bebido marchándose de la casa de Bailey y un ruido de latas no estaba prevista. Al abandonar el set Thomas Mitchell a un operario se le cayó parte de su equipo y el actor continuó la escena con un "¡Estoy bien! ¡Estoy bien!". A Capra le gustó y decidió dejarla en el montaje final.

7 comentarios:

Mister Lombreeze dijo...

Insisto en que las películas de Capra deberían de ser de obligado visionado en la EGB, la ESO o como se llame ahora.

Algunos siguen viéndolas como mensajes fascistas para convencer a la población económico-deprimida yanki de que es mejor ser pobre, honrado y conformado que cualquier otra cosa.
Yo creo que son una lección de vida.

Buen post.

Redrum dijo...

Gracias, Mr.Lombreeze.

Paranoicos los hay a patadas, pero con echar un vistazo a los humildes orígenes de Capra, se aclara el asunto.

Y sí, igual de obligatorias que deben ser para mí, cosa que estoy subsanando ;)

¡1 saludo y gracias por comentar!

Angel "Verbal" Kint dijo...

Mi película preferida de todos los tiempos!!!
preciosa...
Apúntese ya para ver "El curioso caso de Benjamin Button"...estoy seguro que junto a "Gran torino" son dos de las películas de 2009 sin duda ninguna

Mister Lombreeze dijo...

La siguiente de Capra: "El secreto de vivir". Mi favorita.

Redrum dijo...

Ángel, tomo nota ;) Se me acumula el trabajo, justo cuando usted propone, gana Slumdog Millionaire en los globos de oro.

Espero que el gran arranque de año no acabe por desinflarse! Pero Ángel, mi film favorito de 2009 me da que va a ser... Wall·E! Otra vez!!!

Mr.Lombreeze,¿para recomendación del lector?¿O perla de sabiduría para un inepto caprista como yo?

¡1 saludo y gracias por comentar!

Insanus dijo...

Y es que además, hay momentos muy amargos, como cuando el caradura del hermano de George no sólo no cumple su parte del trato (terminar sus estudios y ayudar a George en la empresa) sino que hasta se casa y acepta curro lejos del pueblo. Y ahí se queda el pobre James Stewart, tragando y sin quejarse.

Me alegro que te gustara, :).

Redrum dijo...

Ciertamente Homo Insanus. No sólo hablamos de la bondad de George, sino del cabronismo de su gente alrededor, que al fin y al cabo no es cruel, es la vida.

Sólo que claro, desde la perspectiva que él le salvó la vida, se ve como un acto egoista.

¡1 saludo y gracias por comentar!