miércoles, 9 de abril de 2008

21 Blackjack: Dinero, ego y pollo para cenar


Madre, yo al oro me humillo,

Él es mi amante y mi amado,
Pues de puro enamorado
Anda continuo amarillo.
Que pues doblón o sencillo
Hace todo cuanto quiero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.

Los conocidos versos de Quevedo fueron, son y serán de una vigencia indudable, ya que a quien posee personalidad de goma le permite comprarse el más caro de los moldes. El dinero fácil es un reclamo que nadie es capaz de rechazar, y menos cuando ese dinero es una necesidad que se convierte en un fin mismo. Basada en el libro de Ben Mezrich y dirigida por Robert Luketic (La madre del novio, Una rubia muy legal), llegará este viernes a nuestras pantallas 21 BlackJack, otra vuelta de tuerca a las películas de casinos.

Ben Campbell es un alumno brillante cuyo sueño es acudir a la facultad de medicina. Necesita acceder a una beca ya que no tiene dinero para pagarse la matrícula. Son muchos y buenos los otros candidatos a dicha beca, así que el necesitará destacar por encima de ellos. Comparte su vida con sus dos amigos, estereotipos del empollón, alejados de las juergas juveniles y las chicas.

La brillantez de Ben llamará la atención de un profesor que le reclutará para jugar al blackjack en Las Vegas junto a 4 de los más brillantes alumnos. Micky Rosa (Kevin Spacey) enseñará a sus alumnos un método infalible para ganar al Blackjack, que les llevará cada fin de semana a los casinos y les reportará unos beneficios enormes. Pero semejante crecida económica pasará factura al joven e inexperto Ben.

Estamos ante un caso ejemplar de cuando el no innovar lastra una historia. Un film no tiene porqué aportar nada nuevo para ser bueno, pero el problema de ser previsible es que puedes aburrir al espectador. Estamos ante una trama clásica del humilde que acaba por triunfar e inmediatamente vuelve al abismo, como si fuera un sueño, pero con el happy ending americano. Seguramente el siempre sabio lector estará haciéndose una idea de cómo evoluciona la trama.

Joven inexperto necesitado de dinero y de vida se le da la oportunidad de forrarse en Las Vegas. Por supuesto es más brillante que cualquiera de sus predecesores y el dinero llega a la par que la diversión. El dinero trae trajes caros, limusinas, fiestas y a la chica que antes ni sabía de la existencia de Ben. Claro está que ese camino sólo lleva a apartarte de tus amigos, a perder el control y al fracaso estrepitoso. Y quien se construye sobre el dinero, se queda sin cimientos una vez desaparece.

Si ésto os lo podíais imaginar, el resto aún más. Ese es su problema, que con 123 minutos de duración sólo hacia el final vemos algún giro interesante. Pero como siempre en estos casos, se hace difícil entender los radicales cambios en el personaje, que de la noche a la mañana llama perdedores a sus amigos del alma y gusta de vestir de etiqueta cuando su sueño era ahorrar para la universidad.

El film propiamente no carece de ritmo, en todo caso sobra la historia de los amigos, pero lo que lastra el film es la excesiva duración. Los actores están correctos, no se les pide más, y el protagonista (Jim Sturgess) junto a Kevin Spacey acaban por resultar muy convincentes. La dirección arriesga poco o nada, y eso se nota en ciertas escenas que acaban por caer en lo cómico (véase la huida final).

Digamos que el film debería navegar entre el thriller y el drama, y sin embargo no abandona la línea cómica cuando ningún momento del film nos hace realmente reír. Un conjunto de tópicos variados, juntos para trazar con coherencia una historia que nos sabemos de memoria. Nada se trata en profundidad así que asumimos que el producto está orientado exclusivamente al público adolescente.

Si ése es el caso, me parece un producto perfecto, film entretenido, ligero y pese a ser largo, las escenas que sobran nos sirven para imaginar qué haríamos nosotros con ese dinero. Si pedimos algo más al film, nos decepcionará profundamente.

En definitiva, un film entretenido, contenido pero desaprovechado y tremendamente previsible. Susceptible de aburrir a quien no guste de repetir historias. Una Cenicienta en Las Vegas cenando pollo y aprendiendo algo que hasta un crío de 7 años sabe: que la vida es más importante.

Lo mejor: Pese a llevarnos sobre raíles por una serie de situaciones vistas tantas veces, no aburre pero agota. Ver a alguien ganar dinero con facilidad entretiene y pone en marcha nuestra máquina consumista. Más sabiendo que libro y film se basan en hechos reales.

Lo peor: La historia del alejamiento con sus amigos y lo prototípico de ambos.

El dato: Como se nos dice en el arranque del film, los afortunados en Las Vegas juegan al grito de "Winner! Winner! Chicken dinner!".

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