Volvemos al género de films modestos. Si hace poco fue Dan in the real life, ahora llega Lars and the real girl. Parece que andan justos para los títulos, y todo es una aproximación a la vida real. De la mano del debutante Craig Gillespie (Cuestión de Pelotas), nos llega la historia de Lars, un joven con bastantes problemas sociales.
Cierto es que la crítica la ha visto con muy buenos ojos, y ha obtenido varios premios y nominaciones, incluyendo la nominación a mejor guión original en los Oscar. Si bien, yo encuentro abusivo insistir en el tarado entrañable, ya que acaba por ser cansino, justificar y maquillar una enfermedad, y crear una tendencia a exagerar las situaciones y patologías.
Lars (Ryan Gosling) es un joven de 27 años con una sociabilidad más que limitada. Su hermano y cuñada intentan que pase más tiempo con ellos, a la vez que una compañera del trabajo insiste en invitarle a salir, a pesar del vacío que él le hace. Su hermano le propondrá venirse a vivir con ellos, y grata es su sorpresa cuando avisa que traerá una amiga a vivir. La alegría se volverá preocupación cuando vean que Bianca, la chica nueva, es una muñeca hinchable a la que Lars trata como una persona.
La doctora del pueblo les aconsejará seguirle la corriente ya que posiblemente sea un estado transitorio, cosa que implicará al resto del pueblo en la locura de tratar a Bianca como una persona. A su vez, el amor hará acto de presencia entre la pareja, pero Bianca es una chica que cuida mucho su imagen, creyente, y más allá del respeto no irá la relación.
Y aquí empieza el gran problema de la película, ya que ni es un drama ni una comedia, es otro film independiente más que intenta ambas cosas y en ninguna funciona. La actitud del pueblo hacia la muñeca más que cómica es inverosímil, y poco se incide en el drama de un chico con un trastorno tan grave.
Recuerda a la historia de Robin Williams en Desmontando a Harry, que al desenfocarse el decide comprar gafas a toda su familia en vez de hacer frente a su problema. Y en éste caso, la actitud del pueblo sobrepasa la exageración y sólo la visión de la muñeca a bordo de la ambulancia, entrando en urgencias como otra persona más llega a producir risa, pero el resto carece de comicidad, cómo si la sola imagen de Bianca en una fiesta debiera provocar risas.
Si algo ayuda al film, es la impresionante interpretación de Ryan Gosling, que carga sobre su espalda hacer creíble tal problema, y mostrar sentimientos hacia una muñeca hinchable, mientras que el resto cumple simplemente. La banda sonora repite la misma canción una y otra vez, y en pocas ocasiones (o nunca) acabamos de sentir a Bianca como un personaje.
Por lo demás, no deja de ser un film entretenido, atrevido en la propuesta, pero difuso en la ejecución, intentando abarcar más de lo que puede y acabando por ser sencillo. La baza que juega consiste en hacernos sentir como cercanos los personajes, pero éstos resultan excesivos y la historia queda en anecdótica y relativamente consistente. Para algunos una gran historia, para otros una patochada sin sentido.
En definitiva, engrosamos la lista de films de bajo presupuesto sobre personas problemáticas que buscan un hueco en el corazón del espectador. Sin embargo, a Lars y una chica de verdad le falta mucho punch y le sobra exageración. Pese a todo, Es breve y ameno.
Lo mejor: La escena de la ambulancia.
Lo peor: El riesgo empieza y acaba en la idea.
El dato: Durante el rodaje, a la muñeca se la trató como en el film por parte del equipo. Se cambiaba en su propia caravana y sólo se salía de ella para rodar.
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