Seré directo, el film basa su potencia en un contundente guión, su banda sonora, el carismático rol de Fresh y la portentosa interpretación del joven debutante Sean Nelson. El resto es carne de televisión de sobremesa. Con ello no quiero menospreciar un film que encuentro interesante, tirando a notable, pero pese a compartir premio a mejor film con Clerks en Sundance, dista de ser una obra maestra incontestable.
La historia pronto nos sitúa en los suburbios de Brooklyn donde el joven Michael, apodado Fresh, vive con su tía y primas hacinados en una pequeña casa. Alterna sus estudios con trabajos de camello que le reportan ingresos para poder escapar de la vida que lleva todo aquel que le rodea. Mientras su padre (Samuel L. Jackson) es un alcohólico al que sólo ve para jugar a ajedrez en el parque, su hermana visita camas que calmen su mono.
Mientras su infancia se ve condicionada por la madurez del trabajo como camello, no puede evitar ser niño, temer a los profesores y enamorarse de jovencitas ingenuas. Y precisamente eso será la chispa que encienda el plan con el que Fresh se lleve por delante a todo aquel que ha escrito su destino por él. Ahí entra en juego la interesante metáfora con el ajedrez, donde vemos como su padre afirma comerse a cualquier en una partida con reloj, pero acaba siendo Fresh el que a partida sin tiempos acaba comiéndose a todos.
Y es que si bien el personaje de Fresh es construido y ejecutado a la perfección, la mayor parte de lo que le rodea cojea en la inverosimilitud y la previsibilidad, añadiendo algún giro demasiado forzado. En ningún momento hemos de cuestionarnos lo que pasa, y sí dejarnos impresionar por hechos que por más reales que puedan ser, no dejan de ser recursos obvios para teñir de drama el film y accionar los mecanismos narrativos necesarios para dar coherencia a la historia.
Pese al buen trabajo de Boaz Yakin en el guión, no puede negarse el repertorio de suertes utilizadas en la resolución de éste en su tramo final, donde Fresh se revela como el más brillante de los estrategas. Sin embargo el magnífico plano final se erige por encima de todo lo visto anteriormente, la última escena donde el protagonista no tiene que abrir la boca para resumir el film.
Y así se cierra un film con luces y sombras, con mejor fondo que forma en un intento de ir algo más allá del cine social que se conforma con mostrar una cierta realidad. Lejos de eso el film se diluye en apuntes interesantes, lecciones de ajedrez y la enorme determinación de un personaje como Fresh, que hace más creíbles los acontecimientos.
En definitiva, Fresh es un film interesante que presenta a dos personajes redondos y mejor interpretados, metidos en una trama prometedora pero que llega a meta exhausto aunque triunfador. Y es que pese a la potente historia, no deja de entreverse cierto desapasionamiento o inseguridad en cómo Yakin nos presenta los hechos, cosa que le hace mejor guionista que director y a Fresh mejor historia que film.
La historia pronto nos sitúa en los suburbios de Brooklyn donde el joven Michael, apodado Fresh, vive con su tía y primas hacinados en una pequeña casa. Alterna sus estudios con trabajos de camello que le reportan ingresos para poder escapar de la vida que lleva todo aquel que le rodea. Mientras su padre (Samuel L. Jackson) es un alcohólico al que sólo ve para jugar a ajedrez en el parque, su hermana visita camas que calmen su mono.
Mientras su infancia se ve condicionada por la madurez del trabajo como camello, no puede evitar ser niño, temer a los profesores y enamorarse de jovencitas ingenuas. Y precisamente eso será la chispa que encienda el plan con el que Fresh se lleve por delante a todo aquel que ha escrito su destino por él. Ahí entra en juego la interesante metáfora con el ajedrez, donde vemos como su padre afirma comerse a cualquier en una partida con reloj, pero acaba siendo Fresh el que a partida sin tiempos acaba comiéndose a todos.
Y es que si bien el personaje de Fresh es construido y ejecutado a la perfección, la mayor parte de lo que le rodea cojea en la inverosimilitud y la previsibilidad, añadiendo algún giro demasiado forzado. En ningún momento hemos de cuestionarnos lo que pasa, y sí dejarnos impresionar por hechos que por más reales que puedan ser, no dejan de ser recursos obvios para teñir de drama el film y accionar los mecanismos narrativos necesarios para dar coherencia a la historia.
Pese al buen trabajo de Boaz Yakin en el guión, no puede negarse el repertorio de suertes utilizadas en la resolución de éste en su tramo final, donde Fresh se revela como el más brillante de los estrategas. Sin embargo el magnífico plano final se erige por encima de todo lo visto anteriormente, la última escena donde el protagonista no tiene que abrir la boca para resumir el film.
Y así se cierra un film con luces y sombras, con mejor fondo que forma en un intento de ir algo más allá del cine social que se conforma con mostrar una cierta realidad. Lejos de eso el film se diluye en apuntes interesantes, lecciones de ajedrez y la enorme determinación de un personaje como Fresh, que hace más creíbles los acontecimientos.
En definitiva, Fresh es un film interesante que presenta a dos personajes redondos y mejor interpretados, metidos en una trama prometedora pero que llega a meta exhausto aunque triunfador. Y es que pese a la potente historia, no deja de entreverse cierto desapasionamiento o inseguridad en cómo Yakin nos presenta los hechos, cosa que le hace mejor guionista que director y a Fresh mejor historia que film.
4 comentarios:
A mi me pareció perfecto. la venganza a través del ajedrez de barrio.
Si la idea me parece perfecta, Marguis, como Dark City. Es el desarrollo el que en ocasiones me parece simplista o forzado, así como hechos bastantes casuales, como el mismo que precipita los hechos.
¡1 saludo y gracias por comentar!
Se olvida ud. de la excelente fotografía y del hermoso comienzo alegórico sobre la degradación física y espiritual de los barrios marginales.
Parece que al sr. redrum, un buen guión, una brillante banda sonora, una emotiva interpretación y un magnífico plano final le saben a poco...
Infancia rota + venganza ajedrecística, amigos. No se la pierdan.
The reader o The wrestler, eso sí son telefilmes.
http://www.youtube.com/watch?v=dyjeaKgLEek&feature=related
Bueno, Mr.Lombreeze, todo es cuestión de entusiasmo, ¿no?
La fotografía no me pareció especialmente reseñable, y el guión me chirrió lo suficiente como para, pese a ser bueno, distraerme.
Totalmente de acuerdo con la breve alegoría, y algo menos con la BSO. Todo ese conjunto me sigue mereciendo un 6 con aspiraciones a un 7, pese a que la idea me sigue pareciendo chanante.
También coincido en que no se la pierdan, no sea que a los lectores les dé por hacerme caso y ya la tenemos montada!
Personalmente, The Reader es un film que me da mucho más que pensar que no Fresh, pero vamos, que algunos aún flipan con TDK.
¡1 saludo y gracias por comentar!
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