domingo, 30 de diciembre de 2007

Habitación sin salida: Terapia matrimonial


Matrimonio con problemas asumiendo los últimos compromisos familiares antes del divorcio. El coche les falla y se ven condenados a pasar la noche en un motel de carretera, a dos kilómetro de donde les ha dejado tirado el coche.

Si inquietante es el director del motel, más aún lo son las cintas que hayan en su habitación, dónde descubren grabaciones de torturas en la misma habitación dónde se alojan. Su noche se convertirá en un intento de huida.

Cuando un film de terror intenta ser excesivamente sofisticado o complejo, suele acabar por ser un fiasco. Los grandes títulos del género siempre han sido sencillos, directos, pero formalmente brillantes. En éste caso volvemos a una apuesta sencilla, un terror más cotidiano (por así decirlo) donde salvarse consiste en huir y no en resolver juegos extraños, puzzles o debates morales.

No encontramos situaciones rocambolescas, sino más bien lógicas, intentos desesperados de huir normalmente a la carrera. Las habitaciones del motel les servirán de (aparente) refugio a la espera de ayuda frente a los torpes psicópatas que hacen negocio con las snuff movies que venden de facturación propia.

Cierto es que resulta risible la reacción del protagonista al revelársele que la habitación que ve en las cintas es la misma en la que se aloja, pero el resto no requiere actuaciones memorables, sino buenas piernas para correr. Añades unos cuantos recursos bastante vistos, y no queda un resultado malo.

No es que sea una gran película, pero sí es mejor que la mayoria que pueblan la cartelera. No es un gran aval, la verdad.

Lo mejor: Duración escasa y sencillez, apuesta breve y humilde.

Lo peor: El drama familiar entre ambos no pinta nada, y desaparece al primer susto.

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