Parece que una plaga similar a la del film ha asolado a la gente y medios que consulto sobre cine, ya que había opinión unánime sobre Invasión: Lamentable. Algún inmune queda, y me alegro de formar parte de ellos.
Ésta vez superamos a Soy Leyenda, ya que de la novela de Jack Finney van cuatro versiones en la gran pantalla. Repetimos premisa: "peor que" no equivale a "mala".
La historia es archiconocida. Virus extraterrestre llega a la tierra y toman poder del cuerpo de las personas, hasta convertirse en una epidemia. Los seres usan nuestro cuerpo, pero carentes de emociones, siendo la fase REM del sueño la que finaliza el proceso mutante.
Si bien antaño la historia era una metáfora del miedo al comunismo, Oliver Hirschbiegel la usa como reflejo de nuestros propios defectos. No es tarea nueva para el director de la magnífica El Hundimiento, que en su haber trató el tema desde otra óptica en El Experimento.
No estamos ante un film de terror, sinó más bien ante un thriller, donde encontramos más suspense que intriga, y se suceden varias situaciones límite donde no vemos salida posible a la protagonista. La trama no consigue, pese a todo, mantener un buen ritmo durante el film, ni la historia mantenernos atentos escena tras escena. Esos bajones restan puntos a una historia interesante, pero explicada con demasiada sencillez.
Con una dirección discreta, sin alardes, pero efectiva, el peso recae casi por completo en Nicole Kidman, que se ayuda de botox para cumplir en escenas inexpresivas. Pero la sorpresa es Daniel Craig, que si bien del resto del reparto sabemos de inmediato si están contaminados o no por la expresión de su cara, de Craig no atinamos, es igualmente inexpresivo.
Si bien no es un film redondo, no es tan mala como la fama que la precede o lo que el cartel publicitario tan cutre anuncia.
Lo mejor: Las escenas de exteriores, rodeados de infectados.
Lo peor: Bastante previsible en muchos momentos.
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