Si bien el cine ha seguido habitualmente la tendencia de mostrarnos a asesinos aterradores o fascinantes, últimamente parecen empeñados en mostrarnos su lado humano, retratando incluso su faceta asesina como una enfermedad. Tanto es así que en el caso del film que hoy tratamos, se nos presenta esa parte malvada como un alter ego existente solo en la mente de Mr. Brooks.
Hay gente que fuma, que colecciona sobres de azúcar o que gusta de masticar grapas, y asesinar es el vicio de Mr. Brooks. Aunque ésta manera de aproximar un personaje al espectador implica una mejor construcción del personaje, y no siempre funciona.

El chantaje del fotografo consistirá en acompañar a Mr. Brooks durante sus asesinatos, como espectador. Ésto sirve para ver restar maldad al personaje, ya que si lo suyo es adicción, lo del fotógrafo es vicio. Un intento simplón de hacernos caer bien Mr.Brooks en contraste con otro personaje detestable, de ahí que los feos tengamos tantos amigos.
La historia se mezcla con la trama paralela de la policía que va tras él, con apenas transcendencia, y la historia de la hija para mostrar el lado más humano y el rechazo su lado asesino.
Finalmente el resultado es un film interesante, pero tal vez poco aprovechado. Pocas veces acaban de funcionar los diálogos entre Mr. Brooks y su alter ego y las historias paralelas más que ayudar, lastran el ritmo del film.
Lo mejor: Kevin Costner.
Lo peor: La historia de la policia que interpreta Demi Moore no aporta nada.
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