Edgar Wright nos sorprendió hace tres años con una desternillante versión de Amanecer de los muertos, a la inglesa. Zombies Party cosechó buenas críticas y premios por ser una gran comedia, muy bien escrita y rodada, huyendo de topicazos y apoyada en una temática alejada de las comedias que pueblan las carteleras.
Su segundo reto después de hacer la primera película de zombies que se hacía en el Reino Unido, era retomar una temática que llevaba 30 años en el olvido británico: ¡policias!
El Sargento Nicholas Angel es un policía excepcional, tanto que deciden trasladarlo al campo para evitar las contínuas humillaciones a las que el cuerpo se ve sometido, eclipsados por al eficiencia del sargento, un hombre que vive por y para hacer cumplir la ley.
Su llegada al ambiente rural alterará profundamente al pueblo, acostumbrados a su propia interpretación de la ley en un pueblo donde todos se conocen.
Se suceden situaciones surrealistas muy bien combinadas, sin caer en chistes fáciles ni abusar de personajes idiotas. El humor requiere trabajo, planificación y coherencia, que navegue entre el realismo y el absurdo, sin exageraciones ni escatología. La risa va sobrada de padres, llegar a ella es relativamente sencillo, pero el camino a la inteligencia suele estar poblado de clichés absurdos.
Un film donde la historia no deja de ser interesante, propiamente policíaca, sobre la que apoyar los gags, y que brillantemente se salta los tópicos para ser resuelta. Aprovechando al máximo sus recursos nos queda una comedia muy agradable, sin llegar a ser infantil ni facilona.
Lo mejor: Las escenas del cisne, sin duda.
Lo peor: Absolutamente nada.
1 comentarios:
Buena critica, pensaba dejar algun comentario sobre el pato...veo que no hace falta.
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