Max Payne: En peores plazas hemos toreado...

Después de hacer acopio de críticas profesionales, amateurs, y juicios de valor de toda clase de personas, he de admitir que auguraba un nefasto resultado para Max Payne. Y claro está el papel que juegan las expectativas para un film que es flojo, pero no inmundo. A ello añadir la escasa duración del film y lo lineal y sencillo de su trama, que la hacen en todo caso aburrida.

Es necesario recordar que Max Payne tiene su origen en un videojuego de estética cercana al cómic, lo que en su traslado a la gran pantalla ha sido un "muy cercana a Sin City". Y en ello se centra lo mejor del film, en su cuidada apuesta visual, un acierto para John Moore (director) y Jonathan Sela (director de fotografía). El resto, una historia que sí tiene pies y cabeza, y nada más.

Max Payne (Mark Wahlberg) es un agente dedicado a casos sin resolver. Uno de ellos es el mismo caso que 3 años antes acabó con la vida de su mujer y su hijo en un asalto a su casa. Desde entonces ha vivido para buscar al culpable, hasta verse involucrado en la muerte de una joven (Olga Kurylenko) que conecta directamente con el caso de su mujer.

Cegado por su búsqueda y con la ayuda de un amigo y ex-jefe de su mujer (Beau Bridges) eludirá a sus propios compañeros de profesión para llegar hasta Jack Lupino (Amaury Nolasco), presunto culpable de la muerte de su familia. El viaje le sumirá en un mundo de drogas y ángeles alados donde redención equivaldrá a venganza.

No es por tirarme flores, pero con una sinopsis como ésta el film debe tener una pinta estupenda. Pues no, ni de broma. Tanto es así que con un párrafo más me sobraría para explicar el film entero. El resto sólo sirve para ver efectos digitales y cierto gusto a la hora de recrear el mundo del videojuego.

No podemos hablar de Max Payne como un despropósito absoluto, porque la cartelera ofrece infinidad de títulos mucho peores. El problema viene cuando el escaso calado de su narración conjuga ciertos giros previsibles y algunos completamente absurdos, cual si el film naciera con un inicio, un final y varias escenas, y el resto sólo haya sido unir los puntos dejando la coherencia a un lado.

Los actores no ayudan a levantar el producto, pese a centrarlo en Mark Wahlberg, que había encadenado varias buenas interpretaciones. En Max Payne limita su registro a dos expresiones, la de vengativo, y la de feliz padre de familia, y listos. El resto de actores se reparten escasa cuota de pantalla, que incluso es beneficioso para el resultado del film. Mención especial a las escasas 3 frases que tiene el papel de Amaury Nolasco, y los cameos del acabadísimo Chris O´Donnell y Nelly Furtado.

Del director, recordar que fue el encargado de los remakes de El vuelo del Fénix y La profecía, así como de Tras la línea enemiga. Con esas credenciales es loable la labor llevada por John Moore en Max Payne, sabiendo llevar gran parte del film con elegancia y cierto ritmo, pero sin ser capaz finalmente de llevar a buen puerto el guión del debutante Beau Thorne. Éste es el mayor problema, un desarrollo relajado que hace aguas completamente en su recta final, sin ritmo, lógica ni sorpresa.

En definitiva, un film flojo, alejado de la propuesta del videojuego y escaso como historia policial. Un quiero y no puedo donde el trabajado formato es incapaz de sostener el artificioso y yermo fondo. Sólo apto para los muy curiosos o muy aburridos.

Lo mejor: La estética.

Lo peor: El guión.

El dato: Algunos han acusado de falta de violencia en el film, debida al recorte que realizó el director para obtener una calificación por edades de PG-13.